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Los huérfanos del fujimorato

Por Ernesto Chávez Alvarez

Por qué ocultan su cadáver? reclaman hijas del periodista Pedro Yauri al ex dictador mientras Ricarda Ventocilla exige esclarecer la verdad.

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Por Ernesto Chávez Alvarez

Por qué ocultan su cadáver? reclaman hijas del periodista Pedro Yauri al ex dictador mientras Ricarda Ventocilla exige esclarecer la verdad.

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© ANP© ANPHan pasado más de diecisiete años buscando la tumba de su padre, el periodista huachano Pedro Yauri, pero los verdugos del ex dictador, Alberto Fujimori, y Vladimiro Montesinos, guardan silencio sin conmoverse ante la angustia de las hijas que desean dar cristiana sepultura a los restos del ser que les dio la vida.

Es el otro drama que atraviesan también los hijos de los miembros de la familia Ventocilla que fueron torturados y asesinados a escasas horas del asesinato de Yauri, en una de los capítulos más horrorosos protagonizados por el grupo Colina y el ex presidente , quien ahora debe responder por sus crímenes ante la justicia.

El domingo 24 de junio de 1992, Pedro Yauri pasó la tarde con sus hijas, viendo televisión y comiendo frutas. En la noche se despidió de ellas con un “nos vemos luego”. Iba al pequeño local que había alquilado en la calle Sáenz Peña, al costado del Casino de Huacho y donde guardaba el equipo radial que utilizaba en sus emisiones diarias. Allí lo esperaba su padre, don Anastasio, que lo ayudaba con la vigilancia.

Los huérfanos del fujimoratoA las 2 de la madrugada las hijas se despertaron por los golpes a la puerta de don Anastasio que tenía las manos amarradas y la desesperación en el rostro. Con voz quebrada les dijo que siete sujetos vestidos como comandos ingresaron al local “armados y alterados”. Luego de golpearlo y atarlo le cubrieron la cabeza con una frazada. Después se llevaron al periodista.

A la mañana siguiente, los cadáveres de seis miembros de la familia Ventocilla fueron encontrados en el caserío de Balconcillo, a 8 kilómetros de la carretera Huaura-Sayán. Pero el cadáver de Yauri nunca apareció.

¿Dónde está mi padre?

Después de diecisiete largos años , Jacqueline y Jessica Yauri siguen acudiendo a la playa Hornillos, donde el Grupo Colina asesinó a su padre, para rezar por su alma y sin perder la esperanza de hallar los restos mortales darles sepultura.

“Siento que mi padre no está tranquilo, quiere que lo encontremos y demos cristiana sepultura”, declara Jessica en una entrevista a la revista Caretas.

Cuando se perpetró el salvaje asesinato ella y su hermana Jacqueline tenían 12 y 9 años, respectivamente y recién se enteraron de lo que ocurrió con el inicio del megajuicio oral al Grupo Colina y luego de oír los testimonios que brindaron ex agentes y colaboradores eficaces de ese mismo destacamento en el proceso a Fujimori.

-Nunca me voy a sentir satisfecha así los condenen de por vida (a Martin Rivas y a Colina) porque nadie me va a devolver a mi padre.Sólo queremos que nos digan dónde está su cuerpo- le dijo Jessica a la periodista Patricia Caycho.

Lo buscamos pero nada

“Hemos buscado en Andahuasi, Atahuampa, Ingenio; así como en Pacchotingo, Humaya, y el Malecón de Huacho… pero nada. Los Colina saben dónde lo han enterrado, pero hasta ahora no dicen dónde. Por lo menos deben darme ese anhelo que tenemos de encontrarlo”, sostuvo su progenitor, Anastasio Yauri Leandro, entre sollozos.

Los huérfanos del fujimoratoDesde entonces han transcurrido muchos años pero la búsqueda no cesa para los deudos que, en su dolor irreparable, ansían encontrar el cadáver del periodista asesinado para darle cristiana sepultura.

Después de tantos silencios y maniobras dilatorias, los deudos no pierden la esperanza de ubicar los restos de Pedro Yauri.

Esperan que en el proceso al ex dictador, Alberto Fujimori, y su perverso asesor, Vladimiro Montesinos, encuentren indicios sobre la tumba del periodista.

En su Informe N° 56/99, del 13 de abril de 1999, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos mencionó entre otros casos, la desaparición de Pedro Yauri recomendando al Estado peruano iniciar una investigación seria, imparcial y efectiva, con el objeto de establecer su paradero, así como dejar sin efecto toda medida interna, legislativa o de cualquier otra naturaleza que tienda a impedir la investigación, procesamiento y sanción de los responsables de su detención y desaparición.

Recomendó también otorgar una indemnización a los familiares de la víctima, incluyendo una reparación compensatoria por el sufrimiento derivado de no haberse conocido su destino.

Fujimori, el que se alucina héroe de su “pacificación nacional” guardó silencio. Los asesinos siguieron su ejemplo, con la esperanza imposible de volver a ser amnistiados..

Que se sepa la verdad

Ante la Comisión de la Verdad y Reconciliación, Ricarda Ventocilla prestó un dramático testimonio que revela el otro drama de los deudos. A continuación reproducimos textualmente algunos párrafos de su extensa declaración:

Mi padre se llamó Rafael Ventocilla Rojas, mi hermano mayor Alejandro Ventocilla Castillo, mi otro hermano Simón Ventocilla Castillo, mi otro hermano Paulino Ventocilla Castillo, mi tío Mario Ventocilla Rojas, mi sobrino menor de edad de diecisiete años, estudiante del Colegio Técnico Agropecuario # 15, también fue sacados de mi casa, asesinados.

Los huérfanos del fujimoratoMis dos hermanos profesores, que eran miembros del sindicato del Sutep.

Yo, la verdad pido que se esclarezca y que los culpables tengan una sanción, porque yo sé que la vida de ellos no los voy a, a retomar nuevamente o me lo van a entregar vivos, porque ellos están muertos, señores. La verdad que yo pido es eso, justicia más que nada.

La verdad, ¿cómo hemos quedado nosotros?, ¿cuántos huérfanos?, más que nada, sin estudios, sin educación para sacarlos adelante. Mi madre enferma.

Lo que yo pido señores es que me hagan justicia más que nada y que paguen los culpables o que tengan una sanción para ellos.

Y yo quisiera saber ¿por qué les mataron?, ¿qué culpa tenían ellos para quedar cuántos huérfanos que hemos quedado?, no sólo yo, mis sobrinos, señor.

Lo que pido es justicia. Lo que yo pido es que se exija más que nada ¿no?, que se sepa la verdad señores, ¿por qué?, ahora yo sé por el caso de mi familia, agradezco a la Comisión Interamericana, gracias a ellos se está reabriendo este caso de la familia Ventocilla. Porque fuimos a denunciar nosotros, nuevamente que se sepa la verdad, yo pido eso, justicia señores.

Publicado por ANP, el 26 de junio de 2015