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Demandan al gobierno que apruebe Ley de Búsqueda de Personas Desaparecidas

Guisela Ortiz, directivo del Equipo Peruano de Antropología Forense, demandó al ministro de Justicia, Gustavo Adrianzén, que cumpla con el compromiso de revisar el proyecto de Ley de Búsqueda de Personas Desaparecidas, a fin de que sea discutido y aprobado por el Consejo de Ministros.

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Guisela Ortíz pide atender a familiares de víctimas © La República
Guisela Ortíz pide atender a familiares de víctimas © La República
Guisela Ortíz pide atender a familiares de víctimas
© La República
Dicho proyecto de ley, elaborado por representantes del Ejecutivo y de organizaciones de la sociedad civil, plantea una estrategia humanitaria y un plan nacional de búsqueda, identificación y la devolución de los restos. El documento está en poder del sector Justicia desde el año pasado.

Según cifras de la Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional, durante el periodo de mayor violencia política (1980-2000) en nuestro país habrían desaparecido unas 16 mil personas. De acuerdo con fuentes del Ministerio Público, del 2002 al 2015 se han recuperado unos 3.202 cuerpos, identificado unos 1.833 y entregado a sus parientes 1.644.

Ortiz sostuvo que el compromiso del Ministerio de Justicia con las organizaciones civiles fue aprobar cuanto antes el proyecto de ley. Incluso el ministro Adrianzén hizo pública esta obligación indicando que la norma sería discutida y aprobada por el Ejecutivo antes de fin de año y enviada al Congreso para su promulgación.

“Tenemos un texto terminado, lo estamos revisando. Es un tema delicado, pero de todas maneras este año lo tendremos listo”, ha asegurado Adrianzén.

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Publicado por La República, el 7 de septiembre de 2015

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Trial Reports

Morir Buscando (Gisela Ortíz)

Por Gisela Ortiz

Conocimos a la familia Ucharima en junio del 2013 cuando en el distrito de Hualla, provincia de Víctor Fajardo, Ayacucho, conmemorábamos el de la memoria como un acto simbólico de recuerdo a cada una de las víctimas del distrito asesinadas, desaparecidas, torturadas o violadas durante el conflicto armado Interno que sufriera nuestro país.

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Como parte del Equipo Peruano de Antropología Forense –EPAF, trabajamos en Hualla desde el año 2010, recogiendo testimonios de las víctimas, ubicando sitios de entierro, reconstruyendo casos, algunos de los cuales han sido presentados ante la Fiscalía para su exhumación. Es necesario recordar que, en nuestro país, la única manera de buscar a un desaparecido, de desenterrarlo de su fosa del olvido, de devolverle a su familia, es a través de una denuncia penal que no necesariamente busca al desaparecido sino que se centra en los hechos y las responsabilidades. Esta búsqueda, por tanto, no tiene un carácter humanitario, no prioriza los derechos de los familiares ni la dignidad del propio ser humano a un entierro digno.

© Percy Rojas

La familia Ucharima nos contó lo ocurrido, militares de la base de Chimpampa, llegaron hasta su estancia ubicada 3, 800msnm en el paraje conocido como Wecheccpata acompañados de dos informantes del pueblo, señalando que en esa casa se alimentaba y acogía a los senderistas. Esta acusación fue suficiente prueba para acabar con la vida de 7 personas: 3 adultos y 4 niños y enterrarlos de manera clandestina en medio de la nada.

Después de presentado el caso a la Fiscalía el año pasado, se programó la diligencia de exhumación de los cuerpos. El fiscal acompañado de los peritos del Instituto de Medicina Legal llegaron hasta Hualla para realizar esta diligencia. Desde Lurín, al sur de Lima viajaron los familiares preocupados, ansiosos por encontrar a sus seres queridos después de 30 años.

La dligencia estuvo programada desde el martes 05 de mayo hasta el viernes 08; cuando las autoridades llegaron a Hualla el martes 05 fue solo para informar que descansarían en Huancapi y que al día siguiente, miércoles06 y jueves 07 de mayo se realizarían las exhumaciones en el lugar donde los testigos señalaron haber enterrado los cuerpos, Llegar hasta las fosas toma una hora en carro desde Hualla hasta sus alturas sobre los 4,400 msnm y más de una hora bajar los cerros caminando. En el lugar señalado no se encontró nada. La exigencia de los familiares fue que se siga buscando, que los cuerpos tienen que estar por ahí. Los visitantes se negaron con el argumento que ellos habían ido a exhumar no a buscar. que los familiares los sigan buscando y cuando los encuentren, avisen a las autoridades.

Cuando pensamos en el tiempo que ha tomado para que los familiares denuncien este crimen, la demora en llegar al lugar por lo inaccesible, los recursos económicos que significan al Estado y, por encima de ello, el derecho de los familiares; duele reconocer que somos incapaces de ir más allá, de hacer un poco más, de pensar en el dolor del otro, en su derecho. Nos autolimitamos y apuramos porque salimos de nuestro medio de confort y queremos regresar lo más pronto posible. Y no pensamos. Y no sentimos. No respetamos.

© Percy Rojas
© Percy Rojas

La búsqueda de los desaparecidos en nuestro país es una tarea abnegada, permanente de sus propios familiares. Lo mucho o poco que se ha hecho hasta hoy, es porque los familiares así lo han impulsado. La señora Saturnina Ucharima hija de una de las víctimas fue al encuentro del padre de quien no pudo despedirse. Viajó cargada de sueños, quizás pesadillas, de recordar lo que se vivió en su pueblo: la muerte de sus familiares, el desplazamiento forzado. Ser testigo de esta búsqueda infructuosa, inútil le costó la vida. Se puso mal al regresar a Hualla, fue atendida de emergencia en Cangallo y así enferma partió para Lima acompañada de su esposo Cayo Uzcata para pasar el día de la madre con sus 5 hijos. Ayer, en Pisco, camino a Lima, la muerte se interpuso entre sus sueños y se la llevó sin poder encontrar a su padre, sin poder enterrarlo; pensando en que la justicia para ella, para su familia, para su pueblo simplemente no existe.

¿Quién se hace responsable de esta nueva tragedia para la familia Ucharima Uzcata? ¿Por qué hasta ahora no brindamos acompañamiento sicosocial y médico a los familiares en cada una de las etapas de la intervención forense? ¿Por qué no podemos trabajar desde la utópica justicia, en respetar el derecho de los familiares?

Yo no sé si hay instituciones que “pueden dormir tranquilos” confiando en el trabajo que realizada la fiscalía en general y el Instituto de Medicina Legal en particular, cuando nadie está buscando a los desaparecidos. Lo que se hace es ir a exhumar, levantar cuerpos. No hay estrategia de búsqueda, no nos damos tiempo para ello. Quizá sea injusto buscar culpables por esta muerte pero tiene que ser el momento de preguntarnos si estamos haciendo lo correcto, lo suficiente.

La búsqueda del familiar desaparecido, asesinado injustamente cobra la vida de un familiar. No encuentro palabras para compartir esta impotencia y dolor que me embarga pero que destruye mucho más los sueños de justicia de la familia Ucharima. Qué más debe pasar para que en nuestro país dejemos de lado nuestros egoísmos y pensemos en el derecho a encontrar a sus seres queridos a través de una política pública impulsada desde el Estado con la participación de la sociedad civil y poniendo como prioridad el derecho de los familiares.

© Percy Rojas

La guerra contra los invisibles de siempre que desatara sendero luminoso y que tuvo respuestas crueles también por parte del estado, no ha terminado para muchos. Hoy se enfrentan a un Estado todavía indiferente y a la complicidad de muchas instituciones. Hoy cuesta también que te escuchen, que te respeten, que no te mate el dolor en ese esfuerzo por exigir tus derechos.

Que la muerte de la señora Saturnina Ucharima pese en nuestras conciencias para ser capaces de comprometernos con la vida, de darle sentido al sufrimiento de los demás. Que estas batallas contra el olvido no acaben con la voluntad de los familiares pero tampoco con la obligación de las autoridades.

FOTOS: PERCY ROJAS

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Gisela Ortiz Perea, defensora de derechos humanos del Perú, lidera protesta latinoamericana contra desaparición en estudiantes en México

Por RightsPeru

Nota:

Desde mas de 20 años Gisela Ortiz Perea no descansa en buscar a su hermano, Luis Enrique, quien junto a 8 estudiantes mas y un profesor de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle “La Cantuta”, fue víctima de desaparición forzada a manos de un comando del ejército peruano conocido como el Grupo Colina. Ella fue uno de los activistas más visibles de los familiares de La Cantuta, quienes no descansaron hasta lograr la extradición, enjuiciamiento, y sentencia al ex presidente Alberto Fujimori, quien fue condenado en 2009 por la justicia peruana como el responsable máximo de estos crímenes.

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Ahora, lidera una protesta latinoamericana para llamar la atención sobre la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa en México. Ha realizado plantones pidiendo justicia para los estudiantes y los demás desaparecidos frente a la Embajada de México en Lima, y prepara una serie de actividades de solidaridad con las familias de los jóvenes mexicanos. Aquí un reportaje de La Vanguardia sobre la solidaridad internacional que ha despertado la desaparición forzada de los 43 estudiantes, una práctica que se tornó una práctica común de las dictaduras latinoamericanas y lamentable persiste hoy en día, y el impacto que tiene sobre la vida de los familiares de la víctima y sobre la comunidad en general.

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Gisela Ortiz Perea: “Las desapariciones forzadas buscan sembrar el miedo en la gente”

  • Gisela Ortiz Perea lucha por encontrar a su hermano secuestrado y ejecutado por militares hace más de 20 años. Hoy narra el difícil camino que deben afrontar las familias tras sufrir desapariciones forzadas como las de México

Gisela Ortiz Perea no titubeó ni un segundo para sumarse a las protestas internacionales contra la desaparición forzada de los 45 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa (México). Desde Lima, esta defensora de los Derechos Humanos exige justicia frente a la Embajada de México, y prepara una serie de actividades de solidaridad con las familias de los jóvenes mexicanos.

Ella ha vivido en carne propia la pesadilla de la desaparición forzada que recién ensombrece a las familias de los jóvenes de Ayotzinapa. Y es que Gisela Ortiz perdió a su hermano Luis Enrique durante la madrugada del 18 de julio de 1992, cuando un comando del ejército secuestró a un grupo de nueve estudiantes y un profesor de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle que desaparecieron.

Este comando militar recibió órdenes del entonces presidente Alberto Fujimori, quien ha sido sentenciado a 25 años de cárcel tras comprobarse que fue autor mediato del asesinato de este grupo universitario.

Pero esta sentencia no ha significado el punto final para el viacrucis de sus familiares, quienes hasta ahora desconocen dónde fueron enterrados los cuerpos, debido a que los militares implicados procedieron a desenterrarlos de la primera fosa común, para incinerarlos y trasladarlos a nuevas fosas clandestinas.

En esta lucha de dos décadas ha estado firme Gisela Ortiz en primera fila, convirtiéndose en una de las defensoras más activas en América latina. Ortiz analiza el difícil camino contra la impunidad que desde el pasado 26 de septiembre han sido obligadas a emprender las familias de los 45 estudiantes en México.

– Frente al Caso Iguala, ¿Qué lectura hace de este tipo de hechos?

El nivel de violencia que se está viviendo en México ya desborda cualquier control del Estado, siento que hay una inacción frente a las desapariciones diarias y frente a los asesinatos. La situación de violaciones a los derechos humanos se “normaliza” y hace que la impunidad vaya quedando como política de Estado y la indiferencia en la gente se vaya sembrando y no reaccione frente a los crímenes; como si fuera normal amanecer con personas asesinadas y colgadas cada día.

En el caso de la desaparición de Ayotzinapa, es responsabilidad de la policía, del gobernador, del Presidente de la República que nunca salió a pronunciarse en contra de estos hechos o manda buscar a los desaparecidos para dar respuesta a sus familiares y a toda la comunidad internacional que está preguntando ¿Dónde están?; entonces tenemos a ciudadanos desprotegidos frente al crimen organizado, las mafias o cárteles y también frente a agentes del Estado que también cometen los mismos crímenes y, lo que es peor, no sienten la presión para responder por ellos.

– ¿Qué falla para que sigan ocurriendo este tipo de violaciones?

Todo el sistema democrático debe estar cimentado en el respeto a la vida. El sistema de protección de los derechos humanos que no sólo está contemplado en la legislación mexicana sino en el sistema interamericano, del cual México es parte y el sistema universal como la ONU. Eso a nivel legal. Si el Estado o los tribunales internacionales no están condenando estos crímenes, se deja carta abierta para que se sigan cometiendo, el mensaje es: no importa que maten, que desaparezcan, acá no pasa nada.

Por último, el miedo. Son crímenes que tienen un mensaje social, el sembrar el miedo en la gente: “No te metas, no digas nada, no hagas nada”. Y ese miedo paraliza a las mayorías y nos vuelve indiferentes.

– ¿Cómo evalúa la respuesta de la comunidad internacional?

En este caso en particular creo que ha sido inmediata, oportuna, de salir, denunciar, exigir respuestas al estado mexicano. Ayotzinapa puede significar un antes y un después en la reacción de la comunidad internacional frente a las desapariciones forzadas últimas que se han estado dando.

– ¿Y la del estado mexicano?

Nula. Si bien se apuraron en exhumar unas fosas que fueron denunciadas como “posibles sitios de entierro” de los estudiantes desaparecidos; en ese lugar no se encontraron a estas víctimas sino a otras, lo que es peor aún porque significa que México puede estar lleno de sitios de entierro ¿desde cuándo? ¿quiénes son esas víctimas? ¿por qué no se hizo nada antes? Y lo principal ¿dónde están los normalistas?

– Usted es una de las defensoras de derechos humanos más activas de Perú. Un camino que emprendió tras la desaparición de su hermano. ¿Qué ha implicado este hecho para usted y para su familia?

Un crimen de esta naturaleza te marca de por vida; no sólo por el daño emocional que significa la ausencia del ser querido sino porque la impunidad que persiste por meses, años, va haciendo que te dediques a esta lucha dejando de lado tus proyectos personales como estudios, trabajos, tener hijos y desgasta también la relación con la familia, que muchas veces no entiende la terquedad de la lucha. También significa cambiar totalmente de planes, yo no pensé ser activista de derechos humanos y aquí me tienes pensando y participando en las acciones por los estudiantes de Ayotzinapa.

Es que uno sabe lo que significa tener a un hermano desaparecido; el dolor de perderlo, la indignación de la injusticia, la rabia frente a la indiferencia y la complicidad de nuestros estados que no nos defienden, sino defienden a los criminales. Y después de eso no puedes quedar paralizado. Tienes que hacer algo, mucho mejor si son acciones legales utilizando todas las herramientas que te da la democracia.

– ¿Cuántos desaparecidos existen en su país?

Aunque no hay estadísticas claras sobre el número de desaparecidos que nos dejó el conflicto armado interno, se calcula que son entre 12.000 y 15.000 peruanos. La mayoría de ellos, campesinos, quechuahablantes invisibles para nuestros políticos.

– ¿Qué obstáculos existen en el Perú para que tras tantos años aún como familia vivan este largo viacrucis?

Varios. Por un lado, no hay una política de búsqueda de personas desaparecidas que plantee una estrategia para saber cuántos desaparecidos son y cómo hay que buscarlos. Por otro lado, un sistema judicial débil para encontrar información, investigar, juzgar y sancionar.

– En México exigen que se publiquen los nombres de las 22.300 personas desaparecidas en los últimos años. ¿Qué importancia tiene la memoria y la lucha activa en casos de las desapariciones?

Es importante que los desaparecidos dejen de ser cifras o estadísticas, tienen un nombre y hay que conocerlo; tienen familias y hay que saber de su dolor y de sus dramas, tienen historias y hay que compartirlas; tienen rostros y hay que mostrarlos porque son como nosotros.

La memoria es nuestra mejor herramienta en la lucha contra las desapariciones forzadas, porque habrán desaparecido físicamente a quienes amábamos pero no pueden quitarnos sus recuerdos, lo vivido y compartido. Ese es nuestro mejor tesoro y no podrán arrebatarnos.

Quienes los tenemos siempre presentes en nuestras acciones, sabemos que ellos se multiplican en cada uno de quienes se suman solidariamente, sabemos que ganamos el cariño de otros hermanos. Y ese debe ser el peor castigo para los criminales, saber que nunca podrán borrarlos como ellos quisieron.

– Usted trabaja en una de las zonas del Perú – como es Ayacucho – donde se reportaron el mayor número de desaparecidos. Y tras varias décadas ahora presencia las reparaciones, a madres que pueden enterrar a sus hijos. ¿Esto es suficiente?

Si bien se entregan los cuerpos, hasta ahora hay que buscar de qué manera otras instituciones apoyan para asumir los otros gastos: traslado de los familiares (muchos viven en comunidades o se han desplazado a ciudades de la costa y las restituciones se hacen en Ayacucho); quién apoya con los gastos de alimentación, alojamiento; quién construye los nichos para los entierros, etc.

Además de estos gastos, hay una gran afectación emocional en los familiares, que no reciben ningún tipo de ayuda por parte del Estado, desde el acompañamiento necesario hasta atención más especializada. Así mismo, muchos son padres ancianos que este tipo de diligencias les terminan enfermando y tampoco reciben una atención adecuada.

– En Perú se han solidarizado con el caso mexicano. ¿Qué tipo de acciones/protestas están realizado?

Hemos realizado un plantón frente a la embajada de México en Lima, convocado por la Coordinadora contra la Impunidad, que es un colectivo de jóvenes universitarios y de algunos familiares de víctimas que trabaja en temas de derechos humanos de manera voluntaria. Nos hemos comprometido a realizar otros plantones frente a la casa del embajador porque a partir de las cinco de la tarde ya no hay nadie en la embajada, y nuestro objetivo es que nos vean y nos escuchen los representantes del Estado mexicano. Estamos convocando a federaciones de estudiantes de universidades para que hagan acciones dentro de sus propias universidades en solidaridad con los estudiantes; espero que haya capacidad para hacerlo.

– Una tarea ardua frente a estas realidades. ¿Cuál ha sido su clave para mantenerse tan firme en este largo camino?

¡La solidaridad! Esa ha sido y sigue siendo la clave. Una palabra de aliento, un abrazo, personas marchando a tu lado con la misma indignación; ver a otros jóvenes sumándose, dando de su tiempo para reclamar por personas que no conocen, que no son su familia pero que se indignan frente a la injusticia y salen; eso me llena de esperanza de que es posible seguir luchando para cambiar esta situación de injusticia e impunidad que todavía vivimos.

Publicado por La Vanguardia, el 9 de noviebre de 2014

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“La memoria es, quizás, la única forma de justicia que tenemos las víctimas”

  • Discurso de Gisela Ortiz durante la inauguración del Museo de la Memoria de Huancayo, en la región Junín.

Por Dany Valdez

Yalpana Wasi – Wiñay Yalpanapa o casa de la Memoria Para Recordar Eternamente, es el nombre del Museo de la Memoria que fue inaugurado el lunes 2 de junio en Huancayo, un espacio que tiene como propósito que la ciudadanía conozca los acontecimientos de violencia política que vivió el Perú entre los años 1980-2000.

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foto: Facebook de Gisela OrtizFoto: Facebook de Gisela OrtizEn el acto inaugurativo participó Gisela Ortiz, directora de Operaciones del Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF) y familiar de una de las víctimas del caso La Cantuta, quien pronunció el siguiente discurso:

Agradezco el gesto de mi hermano Vladimir Cerrón Rojas, Presidente Regional de Junín por permitirme ser parte de esta historia de memorias, desde la puesta de la primera piedra en octubre del 2012 hasta ver hoy concretada este compromiso político de la construcción de la memoria histórica.

En un país como el nuestro, donde persiste la impunidad, donde la justicia le da la espalda a las víctimas , exculpando a los responsables, donde hay ausencia del derecho; la memoria es quizás, la única forma de justicia que tenemos las víctimas. Es lo único que nos queda y atesoramos de nuestros familiares y que no podrán arrebatarnos.

Es importante asegurar los derechos humanos de todos y todas, eso nos exige el presente, pero para ello hay que revisar y aprender del pasado. En nuestro país hay más 15 mil desaparecidos, peruanos que nos hacen falta a todos, es incongruente hablar de desarrollo, de crecimiento económico cuando tenemos esta deuda con nuestro pasado.

La inauguración de este Museo de la Memoria es una reparación simbólica para todas las víctimas, es dignificar sus memorias, es valorar la lucha y dedicación de sus familiares. Por décadas hemos luchado contra el olvido, contra esa política de enterrar los hechos, de desconocer a las víctimas; de aquella falsa reconciliación que viene con olvido. Estas batallas por la memoria, no son del pasado sino que están presentes, abriéndose paso ante la indiferencia; esas memorias solo serán posibles si nosotros, ciudadanos y ciudadanas permitimos generar estos espacios para re encontrarnos con nuestro pasado y mirar hacia el futuro.

Hoy estamos aquí para dignificar a cada uno de quienes ya no están, aquí estamos de pie quienes creemos en la importancia de respetarnos, de incluirnos, quienes entendemos que abrir nuestros corazones para escuchar a las víctimas es una forma de entender la política, la tolerancia y el derecho del otro. Aquí estamos sintiéndonos parte de esta historia que ahora la escribe el gobierno regional de Junín y la muestra al país como ejemplo de que hacer memoria es posible.

La memoria ha llegado a la región Junín, ha llegado para quedarse en este distrito de Chilca, entre nosotros, para que nunca más se repita la barbarie entre los peruanos.

Fotos de las instalaciones de Yalpana Wasi – Wiñay Yalpanapa (tomadas del Facebook de Gisela Ortiz)

 MUSEO DE LA MEMORIA UBICADO EN EL DISTRITO DE CHILCAMUSEO DE LA MEMORIA UBICADO EN EL DISTRITO DE CHILCA

caída de agua recorre los 5 pisos del Museo y en tres pisos va mostrando fotos de las víctimascaída de agua recorre los 5 pisos del Museo y en tres pisos va mostrando fotos de las víctimas

Fotografías de algunas de las más de 2500 víctimas de la violencia armada que tiene junínFotografías de algunas de las más de 2500 víctimas de la violencia armada que tiene junín

sala circular donde el público puede ver y escuchar los testimonios de los familiares de las víctimas que se reproducen al centro de la salasala circular donde el público puede ver y escuchar los testimonios de los familiares de
las víctimas que se reproducen al centro de la sala

sala donde se habla de las víctimas de educaciónsala donde se habla de las víctimas de educación

Te recomendamos leer: La memoria de Huancayo ya tiene un lugar

Publicado en La Mula.pe, el 4 de mayo de 2014


 

 

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Y ¿CÓMO ES LA JUSTICIA? Los sinsabores de un juicio contra violadores de derechos humanos

RightsPeru, 1 de abril de 2013 – Hace poco se dio inicio a un nuevo proceso penal para el caso de la desaparición forzada de nuevo estudiantes y un profesor de la Universidad La Cantuta. Gisela Ortíz Perea, familiar de Enrique Ortíz, uno de los nueve estudiantes, y representante de los familiares del caso La Cantuta, participó en las primeras audiencias y nos ofrece esta reflexión.*

Por Gisela Ortíz Perea

El día jueves 21 de marzo se realizó la segunda audiencia de un nuevo proceso en el caso La Cantuta[1], en las salas habilitadas del Penal Castro Castro en San Juan de Lurigancho. El colegiado de la Sala Penal Nacional es presidido por David Loli Bonilla e integrado por el Dr. Carcausto y Dra. María Vidal La Rosa, quien hace de Directora de Debates.

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Gisela Ortíz PereaGisela Ortíz PereaPese a la distancia, asistí como familiar del caso para acompañar este nuevo proceso contra cuatro miembros del grupo Colina, tres de ellos presentes —Juan Vargas Ochochoque, Ángel Arturo Pino Diaz, y Cesar Alvarado Salinas— uno, Pedro Santillán Galdós, ausente, y otro, Albert Velásquez Asensio, con orden de captura. Las partes del proceso: Fiscal Superior 3ª Fiscalía Superior Nacional, el Dr. Jesús Prado León; abogada de la parte civil, Gisela Astocondor de la Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH), quienes nos representan; abogados de la Defensa y el Procurador del Ministerio de Defensa. Ese día presentaron nuevos elementos de prueba que pudieran demostrar la participación y/o responsabilidad de los acusados en el crimen cometido el 18 de julio de 1992 contra nuestros familiares, un profesor y 9 estudiantes de la universidad conocida como La Cantuta.

Siendo el Estado tercero civilmente responsable, es parte del proceso el procurador del Ministerio de Defensa, abogado Francisco Coria. En la audiencia, solicitó que la Sala oficie a la DIRCOTE pidiéndole información sobre la vinculación de las víctimas con algún grupo alzado en armas o terroristas, porque si ellos fueron parte beligerante en la guerra de los 1980 al 2000, se justifica el accionar de los agentes del Estado (agentes de inteligencia, miembros del grupo Colina) para lograr la pacificación.

Escuchar a un representante del Estado, a quien todos los peruanos le pagamos su sueldo con nuestros impuestos, incluyendo los familiares, buscar “nuevas pruebas” de la vinculación de nuestros familiares con Sendero o el MRTA, sólo para “justificar” los crímenes cometidos por estos agentes de inteligencia, me revuelve el estómago de la pura preocupación.

¿Cómo es posible, que dentro del Estado, haya funcionarios que siguen culpando a las víctimas de Cantuta por su muerte? ¿Cómo puede ser permitido que sigan buscando respuestas no en la actitud criminal de estos malos agentes liderados por Santiago Martin Rivas o en un servicio de inteligencia que estuvo atento a los deseos de Fujimori y Montesinos sino en lo que hicieron o dejaron de hacer nuestros familiares?

El Estado peruano reconoció su responsabilidad en el crimen de Cantuta ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos el 29 de setiembre del 2006 durante el gobierno de Alan García cuando el embajador, presente en la Audiencia, leyó la siguiente nota enviada por el entonces Presidente de la República:

El Estado Peruano lamenta profundamente la suerte que corrieron este grupo de peruanos, nueve estudiantes y un profesor, y, al reiterar su pesar por el dolor causado a sus familias, también desea ratificar su compromiso de cumplir con sus obligaciones internacionales.

El Estado peruano reconoció su responsabilidad en este crimen cuando en el acto público de reconocimiento de responsabilidad ordenado por la sentencia de la Corte Interamericana, el 25 de octubre del 2007, la entonces Ministra de Justicia María Zavala, pidió “disculpas por los crímenes cometidos”. En ese mismo acto, el secretario general del Ministerio de Defensa, Renzo Chiri, también pidió disculpas.

¿Por qué 20 años después, el ahora procurador del Ministerio de Defensa piensa que defender al estado es echar barro sobre las víctimas, olvidándose de la responsabilidad que tiene el estado?[2]

La Sala, después de consultar su opinión al Fiscal quien se opuso a este pedido así como la abogada de los familiares, negó este pedido vergonzoso del procurador.

Para no dejarle con la duda al procurador Francisco Coria, le recuerdo que en el juicio seguido en la Primera Sala Penal Especial en la Base Naval del Callao contra algunos de los miembros del Grupo Colina, entre el 2003 y el 2008, ya presentaron documentos de la DINCOTE, ninguno de los cuales vinculan a nuestros familiares con grupo subversivo alguno, y que demuestran que ninguno tenía antecedentes. En el mismo juicio, asistieron al juicio oral en calidad de testigos los ex jefes de la DINCOTE, Coronel Benedicto Jiménez, Héctor Jhon Caro y Marco Miyashiro, y tampoco ofrecieron prueba alguna que vincule nuestros familiares con grupos subversivos.

Así mismo, en el juicio seguido por la Sala Penal Especial de la Corte Suprema contra el dictador Alberto Fujiimori, se hizo lo propio y así consta en la sentencia (2009):

Es suficiente, sin embargo, a estos efectos, y como consecuencia de la declaración de hechos probados, afirmar que no existe evidencia alguna, más allá de la insinuación –sin aval indiciario que la justifique– formulada por alguno de los participantes en los hechos, que siquiera remotamente pueda llevar a sospechar que las víctimas estarían vinculadas al PCP–SL e involucradas en determinados atentados con propósito terrorista. (p. 697).

Ambas sentencias han sido ratificadas por la Corte Suprema de nuestro país, quedando como “verdades jurídicas” si cabe el adjetivo.

Sería bueno que el Estado Peruano se ponga de acuerdo para determinar quiénes son las víctimas: si las víctimas son el profesor Hugo Muñoz y los nueve estudiantes de la Universidad Nacional de Educación, La Cantuta, quienes fueron secuestrados, asesinados, enterrados clandestinamente y calcinados o si lo son los agentes del grupo Colina quienes participaron en estos delitos protegidos por el régimen corrupto de entonces. Tal vez esa confusión hace que hasta ahora, 20 años después de ocurridos los hechos y con varias sentencias a nuestro favor, el Estado siga sin reconocer las obligaciones que tiene de reparar el daño causado. Una buena manera de hacerlo, sería orientando las palabras de sus funcionarios para que aprendan a tratar con respeto a quienes convirtieron en víctimas.

También es oportuno recordarle al Estado la orden de captura pendiente para juzgarlos por homicidio calificado y desaparición forzada a: Carlos Ernesto Zegarra Ballón, Enrique Oswaldo Oliveros Pérez, y Haydeé Magda Terrazas Arroyo desde el año 2003, evidenciada en la sentencia del 2008 (p. 227). ¿Cómo es posible que después de 12 años no se pueda capturar a estos delincuentes siendo todos ellos ex agentes del Estado? ¿Quién los protege, dónde se esconden?

¿Para cuándo los jueces que tienen el proceso contra el general Juan Nolberto Rivero Lazo, coronel Federico Navarro Pérez, mayor Santiago Enrique Martin Rivas, mayor Carlos Eliseo Pichilingue Guevara, técnicos Nelson Rogelio Carbajal García, Jesús Antonio Sosa Saavedra y Julio Chuqui Aguirre se animarán a continuar con el proceso, denunciándolos tal como ordena la sentencia de 2008?[3] ¿A qué le tienen miedo? ¿Por qué después de toda la verdad avanzada, de las responsabilidades determinadas, del papel que cada quien cumplió, no se apresuran las investigaciones? ¿Cuántos años más faltan? La sentencia contra Salazar Monroe y otros de abril de 2008 establece que la sentencia del fuero militar que los protegía carece de efectos jurídicos por la manipulación con la que fue realizada el proceso durante la época de Fujimori.[4]

¿Cuándo se dará inicio al juicio oral contra el general Luis Pérez Documet quien fuera denunciado por los familiares y APRODEH el 1°de febrero del 2001 por su responsabilidad como cómplice, pues bajo sus órdenes estaba la protección de las universidades, y él habría dado luz verde para el ingreso del Grupo Colina a La Cantuta?[5] ¿Para cuándo el juicio contra Vladimiro Montesinos Torres, Nicolás Hermoza Ríos, quienes fueron denunciados por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos el 17 de noviembre del 2000[6] y que fueron encubiertos por el Fuero Militar en 1994 sobreseyendo la causa en favor de estos asesinos?[7]

¿Y cómo es la justicia en nuestro país? No respeta sentencias de la Corte Interamericana en favor de las víctimas, no respeta sentencias de tribunales nacionales ratificadas por la Corte Suprema, fallos del tribunal Constitucional que “ha construido una jurisprudencia contra la impunidad en materia de violaciones de los derechos humanos”?[8]

¿Hasta cuándo tendremos que esperar para que algún operador de justicia, rompiendo el miedo y la inacción, busque a nuestros familiares desaparecidos, como mandó la Corte Interamericana?[9] El encubrimiento también es delito cuando no se hace nada por corregirlo “…si bien el asesinato, las lesiones graves o el secuestro cometidos en un contexto de poder (estatal) constituyen delitos (comunes) que implican graves violaciones a los derechos humanos, también lo constituyen los actos de encubrimiento personal o real cometidos por agentes del Estado, especialmente funcionarios jurisdiccionales, en contextos de poder, más aún cuando tales actos fueron considerados como parte de una práctica reiterada y sistemática…”[10]

Así estamos, 20 años después de un hecho lamentable que marcó nuestras vidas y destruyó a nuestras familias, con nuestros padres cada vez más ancianos, enfermos y cansados de tantos procesos que empezaron, por denuncia o presión, y que no terminan NUNCA.

 

* Nota de RightsPeru: Hasta la fecha, han habido diferentes procesos penales en el caso La Cantuta. Hubo dos sentencias en 2008; en una de ellas, 11 militares fueron condenados (habían tres reos ausentes), y en otra, un militar fue condenado mientras otro fue absuelto. La Corte Suprema anuló la absolución y ordenó un nuevo juicio, pero fue nuevamente absuelto en 2010. En 2009, el ex presidente Alberto Fujimori fue condenado a 25 años por La Cantuta, Barrios Altos, y dos secuestros. El proceso actual comprende los cinco acusados mencionados en la nota. El Ministerio Público aún no formula acusación contra varios otros miembros del Grupo Colina que tuvieron responsabilidad el el caso La Cantuta, entre ellos Vladimiro Montesinos, el ex jefe de las Fuerzas Armadas Nicolás Hermoza Ríos, entre otros. (^^^)

 

  1. Expediente 36-12. (^^^)
  2. Ver numeral 51 de ‘Cuestiones Procesales’ de la Sentencia Julio Rolando Salazar Monroe y otros, Expediente 03-2003-1° SEP/CSJLI, Corte Superior de Justicia de Lima, Primera Sala Penal Especial, Lima, 8 de abril de 2009 [de aquí en adelante, Sentencia Caso Cantuta 2008]. (^^^)
  3. Sentencia La Cantuta 2008, Numeral 256, p. 215. (^^^)
  4. Idem. (^^^)
  5. Introducción a la causa numeral 80.69 Sentencia de la Corte interamericana de Derechos Humanos Caso La Cantuta vs. Perú, 29 de noviembre del 2006 [de aquí en adelante Sentencia CtIDH La Cantuta]. (^^^)
  6. Introducción a la causa numeral 80.68, Sentencia CtIDH La Cantuta. (^^^)
  7. Introducción a la causa numeral 80.71, Sentencia CtIDH La Cantuta. (^^^)
  8. Huerta Guerrero, Luis, “La aplicación de jurisprudencia constitucional para el juzgamiento de violaciones de derechos humanos,” en Macedo, Francisco (coord.), Los caminos de la justicia penal y los derechos humanos (Lima: IDEHPUCP, 2007), p. 109. (^^^)
  9. Punto Resolutivo 10, Sentencia CtIDH La Cantuta. (^^^)
  10. Numeral 213, Sentencia Caso Cantuta 2008, p. 179. (^^^)
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Participación de los organismos de DD.HH de Perú en las audiencias sobre fortalecimiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos

Washington, D.C., 01 de noviembre de 2012 – La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) convocó a audiencias sobre el proceso de fortalecimiento del sistema interamericano de derechos humanos, que se celebraron el día de ayer en la sede de la Organización de los Estados Americanos (OEA) ubicada en Washington D.C., en el marco del 146º Período ordinario de Sesiones de la Comisión.

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El Perú estuvo representado por personajes importantes en la defensa de los derechos humanos: David Lovatón, en representación de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, Gloria Cano y Francisco Soberón de APRODEH, y Gisela Ortiz, como representante Familiares caso la Cantuta- Perú.

A continuación les dejamos las intervenciones de Gisela Ortiz, Gloria Cano y COMISEDH, presentadas el día 31 de octubre en la sesión referida.

Discurso de Gisela Ortiz

Sesión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con a Sociedad Civil Para El Proceso De Fortalecimiento Del Sistema Interamericano De Derechos Humanos

Washington 31 de Octubre del 2012

Señor Presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
Señoras Comisionadas
Señores Comisionados

Gisela Ortíz © Jo-Marie BurtGisela Ortíz © Jo-Marie BurtQuiero agradecer a la Coalición Internacional por los Derechos Humanos para las Américas por invitarme a participar en este espacio de diálogo sobre el fortalecimiento del sistema. Vengo en representación de los familiares del caso La Cantuta de Perú.

Durante años, 20 o 30 años, los familiares hemos luchado por alcanzar justicia. En nuestros países haciéndole frente a la impunidad instaurada, a la indiferencia frente al dolor del otro y respetando nuestros propios sistemas de justicia. Cuando en nuestros países se nos negó ese derecho, recurrimos e hicimos uso del Sistema Interamericano de protección de los Derechos Humanos, llegando a la Comisión y luego a la Corte Interamericana.

Para nosotros, como familiares, tener la posibilidad de alcanzar justicia usando el Sistema Interamericano, no significó sino recuperar la ESPERANZA; esperanza de ser escuchados, esperanza de ser respetados. El sistema nos devolvió la confianza de que la justicia era posible y ahí radica la importancia que tiene para nosotros, familiares, estas instancias independientes de nuestros gobiernos.

Todo sistema tiene que ser perfectible, qué duda cabe, pero en esta revisión, consulta, análisis para su mejoramiento y fortalecimiento se tiene que ser inclusivos y convocar a todos los usuarios del sistema. Con mis palabras no quiero quitar representatividad a los organismos de derechos humanos que nos defienden, pero las víctimas deberíamos tener una voz natural en este proceso porque al final de las reformas quien se beneficie o perjudique directamente, siempre seremos las víctimas.

Durante este proceso no se nos ha convocado, no nos han escuchado, no nos han preguntado qué pensamos del acceso al sistema, de sus plazos eternos, de la eficiencia de sus medidas. Esta apuesta por el fortalecimiento de nuestro sistema interamericano de derechos humanos tiene que incluir una mejor supervisión del cumplimiento de las medidas que se implementan.

¿Por qué se tienen que demorar 15 años en implementar las soluciones amistosas?

¿Por qué no se buscan a nuestros familiares desaparecidos?

¿Por qué no se investigan las violaciones a nuestros derechos?

¿Por qué las sentencias de la Corte que con tanto sacrificio alcanzamos y cuyos plazos de cumplimiento se vencieron hace años, nuestros Estados no la cumplen?

¿Cuántos años más tenemos que esperar?

¿Por qué seguir burlándose de los derechos de las víctimas?

La justicia no tiene que ver sólo con leyes o temas jurídicos sino con derechos y con toda la humanidad para atenderlos. Hoy traigo la voz de los familiares pero también de mi hermano, la víctima; para defender nuestro derecho a la justicia y a vivir con dignidad como lo hago desde hace 20 años. Los familiares estamos cansado, Señor Presidente, de parecer mendigos de nuestros derechos.

Todos queremos volver a casa con un peso menos en el alma, yo lo hago sabiendo que hice todo lo posible por defender los derechos de mi familia; porque sé que aporté a la construcción de mi país sin impunidad. Es ahora responsabilidad de nuestros Estados de garantizar esa justicia y el respeto de nuestros derechos y de Ustedes señoras y señores Comisionados de vigilar que así se haga.

Muchas gracias.

Gisela Ortiz Perea
Representante Familiares caso la Cantuta- Perú

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Discurso de Gloria Cano

Audiencia de fortalecimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos

Washington, 31 de octubre de 2012.

Gloria Cano © Jo-Marie BurtGloria Cano © Jo-Marie BurtMuchas gracias señor Presidente

Como representante de la Asociación Pro Derechos Humanos del Perú y miembro de la coalición agradezco la oportunidad de dirigirme a ustedes.

La Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos tienen un papel fundamental en la protección y promoción de los derechos humanos. Las violaciones a los derechos humanos, se han concentrado y se concentran en las poblaciones con menos recursos y sectores vulnerables de la sociedad, el sistema interamericano de protección, ha jugado un papel histórico en nuestras sociedades. Este sistema ha producido informes y sentencias que han hecho visibles situaciones de graves violaciones en sectores vulnerables en cada país, teniendo como efecto no solo justicia para las víctimas, sino de implementación de medidas de no repetición favoreciendo con ello no solo a la víctima directa, sino a la sociedad. Una de esas situaciones fue lo ocurrido con las auto amnistías. El sistema interamericano termino con décadas de impunidad como efectos de estas medidas en casos de violación a los derechos humanos, al señalar que éstas no tienen efecto jurídico.

No nos oponemos a que en los procesos de casos concretos se dé impulso a soluciones amistosas, por el contrario, como organización que acciona ante el sistema, valoramos esta herramienta que comprende un reconocimiento del estado de sus violaciones y acciones inmediatas a favor de la víctima.

Sin embargo, creemos que la adopción de este mecanismo no puede cancelar el derecho de las víctimas de acudir ante la Corte Interamericana al ser publicado el acuerdo, sin previo examen de cumplimiento y de consulta con la víctima.

Como representante de víctimas ante el sistema interamericano, esta situación preocupa sobre manera, porque somos testigos de cómo últimamente se ve un constante incumplimiento por parte de algunos estados de las disposiciones emitidas por la Corte y de la Comisión, incluso de los acuerdos suscritos en vías de solución amistosa.

Las prorrogas señaladas por la CIDH en su documento a fin que los estados emitan Informes sobre la medidas internas adoptadas o cuando de estos se evidencia la inacción para el cumplimento de las decisiones, nos parece contraproducente, injustificada y dejando en desamparo a las víctimas, más aún si no se prevé una consulta a éstas.

Por otro lado, nos preocupa la ausencia de propuestas de parte del grupo de trabajo para mejorar el cumplimiento de los estados de los fallos y decisiones del sistema.

La comisión y los estados no pueden perder de vista el objeto final del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, que es garantizar la protección efectiva de los derechos humanos, de la dignidad humana y de proveer de justicia a las víctimas cuando en sus países no han encontrado respuestas efectivas.

El sistema interamericano puede y debe formular observaciones a los estados que no garanticen mecanismos internos o estos sean ineficaces para el cumplimiento de goce de los derechos y el cumplimiento de las decisiones. Por ello creemos que no se debe permitir cualquier intento de debilitar el sistema. Solicitamos a la Comisión Interamericana y a los estados prestar atención al documento que como coalición hemos presentado ante la Comisión Interamericana y al Concejo Permanente.

Muchas gracias
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Discurso de COMISEDH

A través del presente documento se resume la posición de la Comisión de Derechos Humanos (COMISEDH) de Perú sobre Medidas Cautelares y Elección del Secretario Ejecutivo, expuesta en la audiencia pública sobre “Fortalecimiento del Sistema Interamericano” llevada a cabo el día 31 de Octubre de 2012.

MEDIDAS CAUTELARES

Como es reconocido y resulta plenamente demostrable, las Medidas Cautelares son indispensables en los procedimientos en que se discute derechos o intereses legítimos de las personas, pues se muestra como necesidad el preservar un razonable estado de cosas durante el trámite para evitar que se consumen de manera irreparable las violaciones a dichos derechos e intereses.

No obstante, se aduce que en el ámbito interamericano y particularmente en relación a la CIDH dichas Medidas no tienen base convencional, implicándose que –como ha dicho un alto funcionario de la OEA- pueden no ser relevantes jurídicamente, cuestionándose así su pertinencia y la necesidad de su acatamiento. Estos criterios, sin embargo, carecen de fundamento jurídico.

En efecto, recuérdese que la Corte Internacional de Justicia a través de su Opinión Consultiva de 11 de abril de 1949[1] referente a la ONU y su Carta constitutiva, sostuvo que aun cuando esta última, la Carta, no sea explícita en algunas materias relativas a las atribuciones de aquella Organización, dichas atribuciones deben entenderse que sí, inequívocamente existen y son jurídicamente válidas, pues en tanto supongan –y aquí cito literalmente- “facultades [,] esenciales para el ejercicio de las funciones de la

Organización, son una consecuencia necesaria de la Carta.”[2]. Existe pues desde hace más de 63 años este criterio que se ha venido en denominar Teoría de los Poderes Implícitos, sustentada en el criterio lógico y asimismo racional de que todos los organismos internacionales poseen los poderes (atribuciones) necesarios para cumplir con los objetivos para los que tales organismos fueron creados, pues resultaría absurdo crear organizaciones asignándoles objetivos que no puedan cumplirse por no admitirse los medios (o medidas) para ello.

En nuestro hemisferio no debe olvidarse que el art. 106 de la Carta de la OEA asigna a la CIDH la función “principal (..) de promover la observancia y la defensa de los derechos humanos”, y que numerosos otros instrumentos vinculantes, declaraciones y resoluciones sobre los objetivos de la CIDH son coincidente. Siendo entonces que este organismo ha sido creado para la protección de los derechos fundamentales se sigue que no puede carecer de un instrumento tan esencial para tamaño cometido, como son las Medidas Cautelares. Quienes hoy pretenden desconocer la legitimidad y vigor jurídico de las mismas no han podido refutar, creemos, el criterio formulado por la Corte Internacional de Justicia ni podrían explicar, en Derecho, como lo han recordado las organizaciones de la sociedad civil, por qué por ejemplo el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha reafirmado el carácter vinculante de sus medidas cautelares, desarrolladas en la práctica del órgano sin encontrarse previstas en el texto del Convenio que la rige. Es incomprensible así que se objete similares atribuciones y medidas en lo tocante a la CIDH.

Por otro lado, debe tenerse presente el tema de la costumbre internacional que, como es indisputado, resulta una de las fuentes principales del Derecho Internacional. Ella, según es sabido, se constituye en regla exigible cuando a lo largo del tiempo los Estados desarrollan una conducta, sea de acatamiento o sea de no rechazo en relación a una determinado aspecto que se considera jurídicamente aceptable y razonable.

En el caso de las Medidas Cautelares la gran mayoría de Estados partes en la Convención Americana y en la Carta de la OEA, han venido admitiendo en lo concreto la existencia y pertinencia de aquellas, suscitando una práctica internacional que además cumple la exigencia de la opinio iuris sive necessitatis porque se las ha admitido y cumplido sin –obviamente- estimárselas de ilegítimas o infractoras de la Convención u otros Tratados Internacionales ; lejos de ello, en algunos países como Ecuador se ha establecido a la acción constitucional de incumplimiento como mecanismo para la ejecución de medidas de la CIDH, como los son las Medidas en referencia, o Colombia donde se las considera expresa e indubitablemente vinculantes según se desprende de la Sentencia de su honorable Corte Constitucional T-435 de 2 de julio de 2009.

Miramos con seria preocupación el hecho de que pretenda imponerse a la CIDH un retroceso en cuanto al dictado de Medidas Cautelares, tanto porque según lo dicho esa pretensión carece de fundamento jurídico cuanto, aun más importante por cierto, porque ellas resultan un medio de primera importancia para que la CIDH cumpla una misión que le corresponde y que debería interesarle a todos, el íntegro de los Estados partes de la OEA y también al Secretario General de la misma, como es la protección de los derechos humanos.

ELECCION DEL SECRETARIO EJECUTIVO

El proceso de elección del Secretario Ejecutivo de la CIDH ha sido uno de los factores que al parecer suscitó el inicio del llamado proceso de “Fortalecimiento del Sistema Interamericano”. La controversia sobre el tema se ha centrado en cuál debe ser el rol del Secretario General de la OEA en la designación del Secretario Ejecutivo.

Sobre esto, la historia de no pocos años atrás muestra la ya, a estas alturas, inveterada costumbre de que la CIDH goce de plena autonomía para seleccionar a su Secretario Ejecutivo aun cuando su designación formal se cumpla a través del Secretario General de la OEA.

Lamentablemente ha sido dicho funcionario, el Sr. José Miguel Insulza, quien ha cuestionado la costumbre consolidada aduciendo que la designación constituye su entera, exclusiva y excluyente discrecionalidad, llegando últimamente a señalar, en el marco de una reciente modificación del reglamento de la CIDH: “Voy a respetar las propuestas que me haga la CIDH [Comisión Interamericana de Derechos Humanos] porque creo en su autonomía, pero no voy a dejar que ello se haga saltando por encima del Estatuto ni de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.”

Quizá de este modo quiera sugerirse o deslizarse que el Secretario General admite solo por cortesía la propuesta de los Comisionados sobre designación del Secretario Ejecutivo de la CIDH, pero que en verdad legalmente sigue siendo su discrecional y soberana atribución el hacerlo. Consideramos que esto NO es así y que la propia aseveración del Señor Insulza resulta, aunque equivocada en su sentido general, sugestiva sobre cómo deben interpretarse las reglas sobre el tema.

En efecto, afirma él que admitirá lo planteado por la CIDH por cuanto cree en la autonomía de dicho órgano. Mas esta materia no se agota en un tema de fe o creencia, sino que concierne a la determinación de si se respeta o no la autonomía como también la independencia de la Comisión. Autonomía e independencia resultan consustanciales a todo órgano de Derechos Humanos que merezca el nombre de tal, a riesgo, en caso contrario, de perder legitimidad y toda credibilidad.

En la afirmación de esto la práctica de los Estados y la opinio iuris han sido consistentes, como puede verse de innumerables pronunciamientos, resoluciones y discursos de las representaciones diplomáticas y políticas ante la OEA. Y se han sumado, valga recordarlo, no pocas expresiones del propio Señor Insulza.

La problemática entonces es si se perjudica y desnaturaliza la autonomía e independencia de la CIDH admitiéndose que la autoridad política por excelencia de la OEA, como es su Secretario General tenga la decisión, por sí y ante sí solamente, del Secretario Ejecutivo de la CIDH cuyo papel es –entre otros- clave para el funcionamiento de este órgano. Cierto es que el art. 40 de la Convención Americana indica que el Secretario Ejecutivo de la CIDH forma parte de la Secretaría General de la OEA y que es designado por el Jefe de aquella, que es el Secretario General, “en consulta” con la Comisión. Se muestra entonces como punto focal a determinar, si estas normas imponen irremisiblemente que el Secretario Ejecutivo, que resulta uno de los actores claves para el funcionamiento autónomo e independiente de la CIDH, puede ser elegido prescindiéndose de ella, solo por el funcionario político por excelencia de la OEA que es el Secretario General.

COMISEDH considera claramente que NO, salvo que se eche por la borda la autonomía e independencia proclamadas y asimismo respetadas a lo largo de los años. Proponemos en consecuencia conciliar estas exigencias indispensables, configuradas de una costumbre ya asumida, con el texto formal de la Convención Americana y el Estatuto de la CIDH mediante el reconocimiento oficial y expreso –incluso mediante una nueva modificatoria del Reglamento de la CIDH – de que el Secretario General de la OEA sea en efecto quien designe al Secretario Ejecutivo de la CIDH pero en base y en el marco de una terna de candidatos propuesta por la Comisión.

Creemos que esta puede ser una vía que no trasgreda norma formal alguna ni, sobre todo, desnaturalice las primordiales exigencias de autonomía, independencia y por tanto credibilidad de un órgano de Derechos Humanos. Finalmente, esta propuesta no resulta antitética con la costumbre establecida de obrar respetando tales exigencias.

Área Legal de Comisedh

[1] Véase por ejemplo (además de una extensísima doctrina) Naciones Unidas: “Resúmenes de los fallos, opiniones consultivas y providencias de la Corte Internacional de Justicia 1948-1991”. Doc. ST/LEG/SER.F/1; Nueva York; 1992 (^^^)

[2] Op. cit.: págs. 10 y 11 (^^^)

 

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Poder Judicial niega búsqueda de los restos de las víctimas de “la Cantuta”

  • Pese a Opinión favorable del Ministerio Público

Mediante la Resolución del 12 de octubre de 2012, el Primer Juzgado Liquidador Transitorio resolvió que no tiene facultades para disponer investigación o impulsar la búsqueda de los restos mortales de las víctimas del Caso La Cantuta, pese a una opinión favorable del Ministerio Público y la ejecución de la Sentencia dictada por la Primera Sala Penal Anticorrupción que condeno a Julio Salazar Monroe e integrantes del Grupo Colina el 8 de abril de 2008, para que se realicen las diligencias para ubicar los restos de las víctimas de “La Cantuta”. Este pedido lo hizo la defensa legal de los familiares del Caso.

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La Cantuta © Diario 16La Cantuta © Diario 16Cabe recodar que en el año 2006, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó al Estado peruano a realizar la búsqueda y localización de los restos de las víctimas, Hugo Muñoz Sánchez, Dora Oyague, Marcelino Rosales, Richard Amaro, Robert Teodoro, Heráclides Pablo, Juan Mariños y Felipe Flores.

La Dra. Gloria Cano, Directora de la Asociación Pro Derechos Humanos – APRODEH y abogada de las víctimas del caso, señaló que “A más de 20 años de la desaparición de las víctimas, el Estado peruano, a través del Poder Judicial, en reiteradas ocasiones, se negó a realizar las acciones pertinentes para ubicar los restos de las víctimas, afectándose de esta forma el derecho a la verdad de los familiares del caso”.

Anteriormente, la Primera Sala Penal Anticorrupción dispuso la exhumación de los restos que fueron ubicados en 1993. Como resultado del análisis realizado, solo se identificaron 5 de las 10 víctimas del Grupo Colina, quedando pendiente la ubicación de los otros cuerpos. Por ello los familiares de las victimas solicitaron a la Segunda Sala Penal Liquidadora quien tenía en giro uno de los proceso concernientes al caso cantuta. Sin embargo, el 2 de noviembre de 2011, esta Sala señaló que la búsqueda de los cuerpos es una medida de la reparación civil por lo que no le correspondía a la Sala.

Posteriormente, se solicitó al Primer Juzgado Penal Liquidador que tiene a su cargo la ejecución de la sentencia dictada por la Primera Sala Penal Especial, hoy Liquidadora, la búsqueda los cuerpos, sin embargo pese a contar con la opinión favorable del ministerio publico resuelve no realizar dicha diligencia.

Gisela Ortiz, familiar de una de las victimas señalo que “después de 20 años de ocurridos los hechos, los familiares exigimos la búsqueda y restitución de todos los cuerpos del caso. Sabemos que faltan 5, pero también faltan completar los demás.

No es posible hablar siquiera de indultos, perdones, gracias cuando no se han encontrado a nuestros familiares. Exigimos que los responsables y sus cómplices, digan donde los enterraron”.

La Dra. Cano indicó que dicha resolución será apelada y será puesta en conocimiento de la Corte Interamericana.

 

Publicado en APRODEH, el 24 de Octubre de 2012

 

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La voz de los familiares de las víctimas

“Ex dictador siempre fue indolente con el dolor ajeno”

Se pronunciaron así Gisela Ortiz, hermana de Luis Ortiz, víctima de La Cantuta; Raida Cóndor, madre de Armando Amaro Cóndor, otra de las víctimas de esta matanza, así como Rosa Rojas, madre del niño de 8 años asesinado junto a su padre Manuel Ríos, en Barrios Altos.

Los deudos de las víctimas de la matanza pidieron al presidente Ollanta Humala que recuerde que él también es padre y no otorgue dicha gracia presidencial al reo de la Diroes.

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NUNCA HA RECONOCIDO SUS ACTOS

© La Mula© La MulaEn diálogo con LA PRIMERA, Gisela Ortiz sostuvo que primero debe esperarse cuáles son los fundamentos que esgrimirán para tal petición.

Precisó que en el caso de Fujimori, se habla de un indulto humanitario y dijo que esta gracia exige que el reo afronte un estado de salud grave. En ese sentido, hizo hincapié que desde su sentencia en el 2007, ya se afirmaba que el exdictador estaba sumamente enfermo y, sin embargo, dijo, hasta ahora tiene una salud estable, como lo ha admitido en su comentada carta.

Manifestó que el gobierno debe tener mucho cuidado para evitar que el tema sea una nueva burla, como sucedió con el empresario José Enrique Crousillat y de otros exfuncionarios del Fujimorismo.

Sobre la foto propalada en algunos medios del dorso de Fujimori, comentó que es normal que los ciudadanos de avanzada edad pierdan masa muscular y que en todo caso su estado deberá será evaluado por un equipo médico

En tono pausado pero seguro, Ortiz recuerda que en todos estos años jamás Alberto Fujimori y el Fujimorismo han reconocido sus actos y la forma criminal con que actuaron, como en el caso del asesinato de nueve estudiantes y un profesor de la Universidad La Cantuta.

SERIA DOLOROSO Y PELIGROSO

Ortiz enfatizó que sería doloroso para los deudos, de las atrocidades de la dictadura, un eventual indulto a Fujimori y dijo que ello demostraría que el gobierno no actuó en función de las víctimas.

Sostuvo que el país quedaría aún más polarizado y enfrentado al agregar que quienes votaron por el mandatario, como ella, y serían defraudados y que primaría la impunidad.

Consideró peligroso un eventual indulto a Fujimori, sentenciado por violador de los derechos humanos y actos de corrupción, pues, dijo, que ello podría dar el mensaje al país de que uno puede matar y robar.

Preguntó: ¿qué otras cosas podría hacer el exdictador si ahora desde su “cárcel dorada” realiza vida política como quedó manifestado en la campaña electoral?

YO NO PUDE ENTERRAR A MI HIJO

“Aunque me digan mala, yo no estoy de acuerdo que indulten a ese asesino que no está arrepentido”, dijo Raida Cóndor, quien recuerda que hasta ahora no ha pedido sepultar a su hijo, cruelmente asesinado por el Grupo Colina.

Sostuvo que en ningún momento la excandidata presidencial Keiko Fujimori, a pesar de ser madre, ha manifestado alguna muestra de humanidad hacia ella y el resto de madres que perdieron a sus hijos a manos de estos asesinos.

Asimismo, increpó a la parlamentaria Fujimorista Luz Salgado por seguir llamando terroristas a su hijo y al resto de víctimas de la masacre de La Cantuta. “Quisiera tenerla frente para que me lo diga, acaso ella andaba con ellos para saber que lo eran. Cuando el más grande terrorista fue su presidente”, indicó.

La señora Cóndor invocó al Presidente que no le otorgue el indulte a Fujimori y dijo que caso contrario se sentiría decepcionada de él. “Yo sé que es su decisión, pero que piense en sus hijos y que no está obligado a dárselo”, enfatizó.

Fujimori NO TUVO HUMANIDAD

En este mismo tono se manifestó Rosa Rojas al recordar que en el año 95 vio a Fujimori cerca a su casa en Barrios Altos y le pidió justicia y humanidad para su caso, pero al año siguiente no tuvo reparos en amnistiar a los criminales del Grupo Colina con Santiago Martin Rivas a la cabeza.

“Estamos indignados”, afirmó Rojas al recalcar que Fujimori es un preso con muchos privilegios y que continúa con la misma soberbia de siempre.

Sostuvo que la posibilidad de que Fujimori sea indultado, abre más las heridas de los deudos que llevan largos años luchando por la justicia y la verdad

Instó al presidente Ollanta a no concederle la gracia presidencial apelando a su condición de padre. “Sé que eso no me devolverá a mi hijo y a mi esposo, a los que nunca he podido olvidar. No deseo a ninguna madre que pase por lo que yo pasé, pues hasta hoy veo a mi hijo como ese día”, agregó.

 

Publicado en Diario La Primera, 01 de octubre de 2012

 

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Deudo de Barrios Altos: “El presidente Humala no debe indultar a Fujimori”

Barrios Altos © La RepúblicaBarrios Altos © La RepúblicaVeintitrés años después de haber visto cómo el grupo Colina asesinó a balazos a su hermana Nelly Rubina Arquiñigo en una casa del jirón Huanta, en Barrios Altos, la señora Sonia siente que nuevamente se le abre esa herida, la misma que parece condenada a nunca cicatrizar.

El viernes escuchó que la familia Fujimori anunciaba el pedido de indulto humanitario para el hoy condenado ex presidente, y fue entonces que pensó en la hermana asesinada de tan solo 18 años de edad.

“Me indigné cuando escuché el pedido para Fujimori. Él no tiene cáncer ni sufre de alguna enfermedad terminal, solo tiene una herida y se atiende en buenas clínicas. Tiene todas esas facilidades mientras que otros presos están abandonados”, dijo la señora Arquiñigo.

Por esos motivos, la hermana de la asesinada Nelly Rubina pidió al presidente de la República, Ollanta Humala, que no le conceda la gracia del indulto a Alberto Fujimori.

“Después de todo el sufrimiento que hemos pasado nosotros, todos los deudos, ¡cómo va a ser justo que a ese señor le den indulto, no lo merece!”, expresó.

La señora Sonia señaló que el próximo mes de noviembre se cumplirán 21 años de la masacre de Barrios Altos, que acabó no solo con la vida de su hermana sino con las de otras 14 personas, entre ellas la de un menor de edad.

“Desde que sucedió la masacre, el gobierno de Fujimori nunca hizo algo por nosotros. Nunca se disculpó, decían que nuestros familiares fueron terroristas, pero eran gente inocente. Mataron a todos, hasta a un niño que estaba en el lugar”, recordó.

Para la señora Sonia, la real intención de la familia Fujimori sería que se conceda la gracia del indulto humanitario para que el ex presidente continúe con sus actividades políticas y, posiblemente, postule nuevamente a la presidencia en el año 2016.

 

Publicado en Diario La República, 30 de setiembre de 2012