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News Reports on Transitional Justice in Peru

APRODEH y CEJIL: Obstaculizan la investigación de la ejecución extrajudicial en el caso Chavín de Huántar

Washington D.C. y Lima, 29 de enero de 2016.- El pasado martes 27 de enero la justicia peruana absolvió al teniente coronel EP (r) Jesús Zamudio Aliaga de toda responsabilidad por la ejecución extrajudicial de Eduardo Nicolás Cruz Sánchez, alias Tito -miembro del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA)-, tras la operación de rescate de la residencia del embajador japonés en 1997, conocida como Chavín de Huántar.

El ComercioEl ComercioZamudio Aliaga, acusado de haber dado la orden de ejecutar a Cruz Sánchez, una vez éste se había entregado al término del operativo, estaba prófugo de la justicia desde el año 2002. El 21 de agosto de 2015, el teniente coronel se entregó a las autoridades y el 14 de septiembre del mismo año comenzó el juicio oral en su contra.

Dicho juicio constituía una oportunidad para que el Estado cumpliera con sus obligaciones internacionales respecto a este caso. En octubre del 2012 y en julio del 2013, la jurisdicción interna peruana determinó que Cruz Sánchez fue víctima de una ejecución extrajudicial y obligaron a realizar una investigación para identificar a los autores de dicha violación. Más adelante, el 29 de junio de 2015, la Corte Interamericana de Derechos Humanos coincidió con las decisiones internas y declaró al Estado peruano responsable por la ejecución extrajudicial de Cruz Sánchez y por la falta de garantías judiciales e investigaciones diligentes. En consecuencia, el Estado tiene la obligación de hacer avanzar las investigaciones y procesos de manera que permitan esclarecer lo ocurrido e identificar a los responsables directos y mediatos de la ejecución extrajudicial.

Sin embargo, el proceso seguido contra Zamudio Aliaga no hizo más que sumar obstáculos procesales, impidiendo una investigación exhaustiva. Así, por ejemplo, pese a que la Suprema Corte de Justicia ya había descartado la autoría mediata como forma de participación en estos hechos, la Tercera Sala Penal Liquidadora no permitió modificar los términos de la acusación. De igual manera, no se le permitió presentar pruebas nuevas ni a la fiscalía ni a la parte civil; se limitaron los interrogatorios, y no se permitió el debate de pruebas solicitado por la fiscalía. Finalmente, en la última audiencia en la que se presentaba la defensa de Zamudio, se modificó el horario de la audiencia sin previo aviso a la parte civil, lo que impidió que ésta pudiera participar.

“Este proceso estuvo condenado al fracaso desde el principio”, dijo Gloria Cano, Directora Ejecutiva de Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH). “Con esta absolución de Zamudio Aliaga se fortalecen los pactos de silencio que impiden una investigación efectiva sobre la ejecución de Cruz Sánchez y se pretende cerrar los caminos a la verdad a través de establecer cosa juzgada”, señaló.

“La Corte Interamericana fue muy clara en su decisión respecto de la obligación del Perú de llevar a cabo una investigación seria y efectiva para identificar, procesar, y sancionar a los responsables de la ejecución extrajudicial de Eduardo Nicolás Cruz Sánchez”, dijo Viviana Krsticevic, Directora Ejecutiva del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL). “Nos preocupa que en los procesos en curso se impida que se conozca la verdad”.

CEJIL litigó el caso ante la Corte Interamericana en conjunto con APRODEH de Perú.

Contacto de Prensa

Alex McAnarney

amcanarney@cejil.org

305 335 5665

 

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Tras la detención del militar Jesús Zamudio Aliaga, Aprodeh exige que se lleve un debido proceso sin interferencia política

Ante la reciente entrega de Jesus Zamudio Aliaga, militar prófugo que enfrenta cargos por la ejecución extrajudicial de Eduardo Cruz Sanchez “Tito”, ocurrida una vez culminado el operativo de rescate Chavín de Huántar, así como por la ejecución de 25 campesinos en la localidad Pichari en el año 1983 cuando éste comandaba la temible patrulla Lince, Aprodeh ha publicado una nota de prensa exigiendo que sea procesado respetando el debido proceso y sin interferencia política. Nos sumamos a la exigencia de Aprodeh.

RightsPeru.net

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Tras la detención del militar Jesús Zamudio Aliaga

Aprodeh exige que se lleve un debido proceso sin interferencia política

© Caretas© CaretasLa Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh) espera que tras la detención de Jesús Zamudio Aliaga, miembro del Ejército Peruano quien estaba siendo buscado por la ejecución extrajudicial de Eduardo Cruz Sanchez “Tito”, ocurrida una vez culminado el operativo de rescate Chavín de Huántar, así como por la ejecución de 25 campesinos en la localidad Pichari en el año 1983 cuando éste comandaba la temible patrulla Lince, los procesos judiciales sean llevados con toda la garantía para el conocimiento de la verdad de los hechos.

También exhorta al Poder Judicial, Ministerio Publico y Ministerio del interior que se preste todas las garantías para que los testigos de ambos casos, en especial, el caso de la ejecución de Eduardo Cruz Sanchez, puedan declarar sin temor de las amenazas vertidas contra testigos claves por el Ministro de Justicia Gustavo Adrianzén.

Cabe recordar que el pasado 29 de junio la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) declaró al Estado peruano responsable por la ejecución extrajudicial de un miembro del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), tras el operativo militar Chavín de Huántar en 1997, así como por la falta de una investigación diligente de estos hechos.

La Corte IDH estableció la responsabilidad internacional de Perú por la muerte de Eduardo Nicolás Cruz Sánchez alias “Tito”, ocurrida luego de que éste quedó fuera de combate, lo que lo convertiría en persona protegida para el Derecho Internacional.

Como se recuerda el 22 de abril de 1997 se realizó la Operación Chavín de Huántar. De acuerdo a la declaraciones de los policías Raúl Robles Reynoso y Marcial Torres Arteaga, tras culminar este operativo, capturaron vivo al emerretista Eduardo Cruz Sánchez (a) “Tito” y lo entregaron a un comando enviado por el teniente coronel EP Jesús Zamudio Arteaga.

Caso Pichari

El 5 de noviembre de 1983, aproximadamente a las once y media de la mañana, un grupo de militares de la base de Pichari fueron emboscados por elementos de la organización terrorista “Sendero Luminoso”, resultando muertos el capitán Juan Enrique Davelouis Salazar y el cabo Manuel Torres Delgadillo, y con heridas de consideración el teniente José Antonio Antezana Soto y el soldado Jorge Brasil Cerrón. Como consecuencia de este ataque subversivo, aproximadamente a las dos de la tarde del mismo día, varios contingentes del Ejército Peruano fuertemente armados de la compañía de reserva y elite denominados “Linces” hicieron su arribo a la Base Militar de Pichari en dos helicópteros provenientes del Cuartel “Los Cabitos” de Ayacucho al mando del capitán “ZAJ” identificado como Jesús Salvador Zamudio Aliaga, quien ordenó realizar una redada en los distritos de Sivia y Hatunrumi, , logrando detener a 25 pobladores entre varones, mujeres y niños entre los que se encontraban Jesús Yauli Valladolid, Gilberto Wiliam Ruiz Gómez, Claudio Mayta Oré, quienes fueron trasladados al interior de la Base Militar de Pichari, donde fueron ultimados con armas de fuego.

Los restos de las víctimas fueron sepultadas en una fosa común que previamente fue excavada con un cargador frontal que se encontraba asignado a la Base Militar de Ingeniería Nº 512 del Ejército Peruano de Pichari. El caso se encuentra en el 3er juzgado supraprovincial de Lima.

Lima, 21 de agosto de 2015
APRODEH

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Trial Reports

Los huesos hablan: Identifican los restos de tres personas desaparecidas en Los Cabitos

Por Jo-Marie Burt y María Rodríguez (*)

Se sabe que, a lo largo de los años del conflicto armado interno, la base militar Los Cabitos —sede del Comando Político-Militar de Ayacucho— fue utilizada como centro de detención, tortura, ejecución y desaparición forzada.

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Puerta de entrada del cuartel Los CabitosPuerta de entrada del cuartel Los CabitosEstá el testimonio del ex agente de inteligencia Jesús Sosa Saavedra, publicado en el libroMuerte en el Pentagonito de Ricardo Uceda, en el cual da cuenta que él mismo desenterró a unos 300 cuerpos de personas que habían sido ejecutadas en Los Cabitos y los incineró, ordenado por sus superiores para destruir las evidencias de las prácticas siniestras de las Fuerzas del Orden.

Está el Informe de la CVR, que da cuenta de testimonios de 138 casos de personas que fueron secuestradas, torturadas, o asesinadas por las Fuerzas del Orden entre 1983 y 1984 en Los Cabitos.

Están los testimonios de los sobrevivientes y familiares que han testificado ante la Sala Penal Nacional en el proceso judicial de Los Cabitos 83, que comenzó en mayo de 2011. Unas quince personas han contado con detalle cómo fueron detenidas, llevadas a Cabitos, sometidas a varios tipos de torturas, entre ellos la violencia sexual, para luego ser liberadas cuando sus interrogadores se dieron cuenta de que “no tenían nada que ver” con Sendero Luminoso. También están los testimonios de los familiares que relataron, también ante el juzgado, como las Fuerzas del Orden llevaron a sus seres queridos a Los Cabitos y nunca más los volvieron a ver con vida.

Están las exhumaciones realizadas por el Instituto de Medicina Legal (IML) en Los Cabitos, en la zona llamada La Hoyada, entre 2005 y 2009, donde desenterraron más de 50 cuerpos enteros, y los restos parciales de unas 50 personas más. En la mayoría de casos, los cuerpos muestran claro signos de haber sido ejecutados a corta distancia, con balas en la cabeza, y con las manos atadas hacia la espalda. Hallaron, además, cuatro hornos —uno de ellos con restos humanos adentro— que habrían servido para la incineración de cadáveres de personas ejecutadas extrajudicialmente, así como los tubos que alimentaban los hornos de energía. Según las proyecciones del IML, podrían superar un millar las víctimas enterradas en Los Cabitos.

Juicio Cabitos - Audiencia en Ayacucho 24 agosto 2012Juicio Cabitos – Audiencia en Ayacucho 24 agosto 2012Ahora tenemos un nuevo elemento para afirmar que Los Cabitos fue un centro de detención, tortura y ejecución: luego de un largo proceso de exhumación y análisis, se ha podido identificar a tres de las personas cuyos restos fueron encontrados en La Hoyada. La noticia fue revelada el miércoles durante el juicio Los Cabitos 83, en el contexto de una audiencia sobre los hallazgos de las exhumaciones realizadas en la base militar.

El tribunal leyó un informe presentado por el Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF) dando cuenta de la identificación. Según la doctora Gloria Cano, abogada y directora ejecutiva de Aprodeh que representa a la parte civil en el juicio, dos de las personas identificadas fueron desaparecidas el año 1984, mientras que la otra, en 1985. Se revelaron los nombres de las tres personas que no reproducimos aquí por respeto a la privacidad de los familiares mientras procesan la información sobre el destino de sus seres queridos.

El juicio oral en proceso sólo comprende casos de 1983, por tanto las víctimas cuyas identidades han sido recuperadas no están dentro del proceso actual. El Ministerio Público solicitó al juzgado que remita el informe al fiscal supraprovincial de Ayacucho que tiene a su cargo la investigación de Cabitos 1984-85.

Sin embargo, la identificación de tres personas desaparecidas en Los Cabitos —las primeras identificaciones de los más de cien cuerpos exhumados del cuartel militar— tiene una relevancia para el caso actual, pues aporta nuevas evidencias materiales de la práctica sistemática de la desaparición por parte de las Fuerzas del Orden, práctica que comenzó en 1983 y se continuó utilizando a lo largo de la década de los 80. Confirma además de que sí es posible identificar a los desaparecidos, a pesar de que ha trascurrido más de dos décadas desde su desaparición. Eso, sin duda, va a generar una expectativa enorme entre los familiares de los más de 15.000 desaparecidos en el Perú.

Exhumaciones en Los Cabitos

Zona de la Hoyada, donde se halló uno de los hornos.Zona de la Hoyada, donde se halló uno de los hornos.Las identificaciones de las tres personas reveladas por el informe de EPAF se realizaron por medio del contraste de las muestras de ADN que fueron recolectando de los familiares de los desaparecidos con los restos óseos exhumados en La Hoyada. El proceso ha sido largo. El IML comenzó las exhumaciones en el 2005, y se tuvo que suspender el trabajo por un tiempo por falta de recursos. De nuevo entre 2007 y 2009 se continuó con el trabajo, con el resultado mencionado arriba: se encontraron los restos completos de más de 50 personas, y restos parciales de otros 50. En total, se habrían encontrado los restos de 109 personas.

En la audiencia del día miércoles, el arqueólogo forense del Equipo Forense del IML Luis Alberto Rueda dio cuenta de estos resultados. Presentó fotografías que ilustraban el trabajo de excavación y fosas halladas en el cuartel Los Cabitos, así como impactantes imágenes de los cuerpos completos de hombres, mujeres, niños y hasta fetos, arrojados en los hoyos o fosas. Casi todos tenía muestras de que habían sido ejecutados extrajudicialmente: orificios de balas en las cabezas, las manos atadas detrás de la espalda. En todas las fosas se hallaron balas o casquillos de balas dentro de los cuerpos o a su alrededor. Según el experto, los restos encontrados pertenecían a los años de 1980 a 1986, pues los objetos asociados que encontraron —monedas de 100 soles de oro— existieron sólo hasta 1986.

En otro sector se hallaron las fosas de los cuerpos incompletos, partes de manos y piernas mezcladas con piedras y cal. Estas eran fosas alteradas por el factor humano, pues en las paredes del entierro figuraban las improntas de instrumentos de labranza, utilizados para remover la tierra.

También se mostró pequeños hoyos de restos óseos expuestos al fuego. El arqueólogo manifestó que estos restos carbonizados estaban mezclados con otros objetos asociados como prótesis, fragmentos de una correa de reloj o el plástico derretido de zapatillas. En total, se registró 30 kilogramos de este material. Estos restos también se hallaron en el barranco ubicado al lado izquierdo de la trocha carrozable del penal Yanamilla, que une el cuartel Los Cabitos.

Rueda destacó el hallazgo de una fosa donde el cuerpo de la víctima yacía entre dos camas de leña, y encima una estructura de cemento. Los restos tenían evidencia de haber sido carbonizados, pero no se había logrado incinerar en su totalidad. Para el arqueólogo, fue un intento de incinerar al individuo dentro de la fosa, sin éxito. Probablemente, fue uno de los primeros intentos en la búsqueda del mejor método de desaparición de restos humanos en el cuartel.

Otra fotografía registró las cuatro estructuras de ladrillos —los hornos utilizados para incinerar los cadáveres— con ductos de tuberías de metal y un sistema eléctrico. Uno de los hornos mostró gran cantidad de cenizas y se hallaron restos humanos en estado de calcinación, aunque fue imposible determinar el número. Según Rueda, hubo evidencias del colapso intencional del horno, porque en la quebrada hallaron el arrojo de desmonte y ladrillos asociados, y en la trocha, un proceso de arrastre que los llevó a concluir que objetivo fue destruir el horno.

La urgencia de mayor investigación

Lo que hace evidente el trabajo de exhumación realizada por el IML y las identificaciones realizadas por EPAF es que se requiere mayor investigación para poder identificar a las 15,000 personas que fueron desaparecidas durante el conflicto armado interno. A vísperas de los diez años de la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, según EPAF, se ha podido identificar menos del 1% de los desaparecidos durante el conflicto armado interno, lo cual demuestra lo poco que se ha avanzado en esta tarea.

Falta exhumar en otras bases militares que formaron parte del circuito de represión, como los cuarteles de Totos, Churcapampa, Pampa Cangallo, entre otros. Las autoridades deberían declarar a todas las bases militares como zonas intangibles para prevenir la destrucción de evidencias, como ya ocurrió con La Casa Rosada, que fue el sede de Inteligencia Militar y el cuartel Los Cabitos, centro de reclusión, tortura y ejecución, que fue demolido y ahora hay una nueva construcción en su lugar. También se ha denunciado anteriormente que elementos desconocidos estaban promoviendo la invasión de la zona llamada La Hoyada para la construcción de viviendas. Por ello, y en vías de crear un espacio de conmemoración para las víctimas de Los Cabitos, la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (ANFASEP) y el movimiento de derechos humanos han solicitado que La Hoyada sea declarada un santuario de memoria. También se requiere ampliar el trabajo de recolección y análisis de ADN de los familiares para tener un punto de contraste con los restos óseos encontrados.

La deuda pendiente con los familiares de los desaparecidos

El Estado peruano tiene una deuda con los 15,000 desaparecidos que no termina de saldar. La CVR recomendó que el Estado diseñe e implemente un Plan Nacional de Búsqueda de los Desaparecidos. No ha ocurrido. Las identificaciones reveladas en estos días de tres víctimas de la desaparición forzada en el cuartel militar Los Cabitos resalta la urgencia de que el Estado tome acción de manera urgente para resarcir el daño causado. Los familiares de las víctimas tienen derecho a conocer la verdad y enterrar a sus seres queridos, y la sociedad tiene derecho a saber plenamente qué pasó durante los años oscuros del conflicto.

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Para más información sobre el juicio por el caso Los Cabitos 1983, vea los siguientes reportajes:

 

* Jo-Marie Burt es profesora de ciencia política en la Universidad de George Mason y asesora principal de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA). Es autora del libro “Violencia y autoritarismo en el Perú: bajo la sombra de Sendero y la dictadura de Fujimori” (IEP, SER, EPAF; 2009, 2011). (^^^)

* María Rodríguez Jaime es licenciada en Historia por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Como parte de un proyecto de investigación sobre el proceso de justicia por crímenes de lesa humanidad en el Perú, están monitoreando varios juicios, entre ellos Los Cabitos 1983. Se puede acceder a información sobre el proyecto en la página web, Peru Human Rights Trials Project. (^^^)

Publicado originalmente en Noticias SER el 22 de marzo de 2013

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Poder Judicial niega búsqueda de los restos de las víctimas de “la Cantuta”

  • Pese a Opinión favorable del Ministerio Público

Mediante la Resolución del 12 de octubre de 2012, el Primer Juzgado Liquidador Transitorio resolvió que no tiene facultades para disponer investigación o impulsar la búsqueda de los restos mortales de las víctimas del Caso La Cantuta, pese a una opinión favorable del Ministerio Público y la ejecución de la Sentencia dictada por la Primera Sala Penal Anticorrupción que condeno a Julio Salazar Monroe e integrantes del Grupo Colina el 8 de abril de 2008, para que se realicen las diligencias para ubicar los restos de las víctimas de “La Cantuta”. Este pedido lo hizo la defensa legal de los familiares del Caso.

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La Cantuta © Diario 16La Cantuta © Diario 16Cabe recodar que en el año 2006, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó al Estado peruano a realizar la búsqueda y localización de los restos de las víctimas, Hugo Muñoz Sánchez, Dora Oyague, Marcelino Rosales, Richard Amaro, Robert Teodoro, Heráclides Pablo, Juan Mariños y Felipe Flores.

La Dra. Gloria Cano, Directora de la Asociación Pro Derechos Humanos – APRODEH y abogada de las víctimas del caso, señaló que “A más de 20 años de la desaparición de las víctimas, el Estado peruano, a través del Poder Judicial, en reiteradas ocasiones, se negó a realizar las acciones pertinentes para ubicar los restos de las víctimas, afectándose de esta forma el derecho a la verdad de los familiares del caso”.

Anteriormente, la Primera Sala Penal Anticorrupción dispuso la exhumación de los restos que fueron ubicados en 1993. Como resultado del análisis realizado, solo se identificaron 5 de las 10 víctimas del Grupo Colina, quedando pendiente la ubicación de los otros cuerpos. Por ello los familiares de las victimas solicitaron a la Segunda Sala Penal Liquidadora quien tenía en giro uno de los proceso concernientes al caso cantuta. Sin embargo, el 2 de noviembre de 2011, esta Sala señaló que la búsqueda de los cuerpos es una medida de la reparación civil por lo que no le correspondía a la Sala.

Posteriormente, se solicitó al Primer Juzgado Penal Liquidador que tiene a su cargo la ejecución de la sentencia dictada por la Primera Sala Penal Especial, hoy Liquidadora, la búsqueda los cuerpos, sin embargo pese a contar con la opinión favorable del ministerio publico resuelve no realizar dicha diligencia.

Gisela Ortiz, familiar de una de las victimas señalo que “después de 20 años de ocurridos los hechos, los familiares exigimos la búsqueda y restitución de todos los cuerpos del caso. Sabemos que faltan 5, pero también faltan completar los demás.

No es posible hablar siquiera de indultos, perdones, gracias cuando no se han encontrado a nuestros familiares. Exigimos que los responsables y sus cómplices, digan donde los enterraron”.

La Dra. Cano indicó que dicha resolución será apelada y será puesta en conocimiento de la Corte Interamericana.

 

Publicado en APRODEH, el 24 de Octubre de 2012

 

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APRODEH denuncia que nuevo fiscal de casos de DDHH es esposa de abogado de militares

La Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH) ha denunciado que acaban de nombrar como fiscal de casos de derechos humanos en Ayacucho a Luisa Genoveva Palomina Bonilla, esposa de Arturo Conga Soto, abogado de varios militares actualmente acusados de graves violaciones de derechos humanos. Conga representa a tres de los acusados por el caso Los Cabitos, actualmente en juicio oral por la Sala Penal Nacional.

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Aquí la denuncia de APRODEH:

Designan como fiscal de casos de violaciones de DDHH a esposa de abogado de los militares acusados en dichos procesos

Juicio oral por el caso Los Cabitos en Huamanga, agosto de 2012. Arturo Conga está sentado a la extrema derecha de la foto en la mesa de los representantes de los acusados. Las dos personas sentadas de espalda son los imputados Edgar Paz Avendaño y Humberto Orbegozo Talavera, representados por el Sr. Conga (Foto de J. Burt)Juicio oral por el caso Los Cabitos en Huamanga, agosto de 2012. Arturo Conga está sentado a la extrema derecha de la foto en la mesa de los representantes de los acusados. Las dos personas sentadas de espalda son los imputados Edgar Paz Avendaño y Humberto Orbegozo Talavera, representados por el Sr. Conga (Foto de J. Burt)21 de setiembre de 2012

Por existir un conflicto de interés, la Asociación Pro Derechos Humanos – APRODEH, expresa su preocupación ante la designación de la señora Luisa Genoveva Palomino Bonilla a la Fiscalía Supraprovincial de Huancavelica con sede en Ayacucho, quien es esposa de Arturo Conga Soto, abogado de varios miembros y ex miembros del Ejército Peruano involucrados en denuncias y procesos judiciales contra los derechos humanos.

Palomino Bonilla, quien fue designada en reemplazo del doctor Juan Manuel Borja Roa, estaría encargada de varios casos de graves violaciones a los derechos humanos cuyos presuntos autores y/o partícipes son miembros de las fuerzas armadas, especialmente del Ejército del Perú, causas tan emblemáticas como Cabitos 84 entre otros.

APRODEH considera que existiría un conflicto de intereses entre la función del Ministerio Público, encargado de llevar a cabo una investigación adecuada e imparcial, y la representación legal de su cónyuge conforme lo citado. Cabe recordar el abogado Conga Soto, participó en las audiencias del Caso Cabitos 83 realizadas en la ciudad de Huamanga en junio y agosto del 2012 ordenadas por la Sala Penal Nacional (Expediente 35-2006) representando a tres de los acusados (Humberto Orbegozo Talavera, Edgar Paz Avendaño y Arturo Moreno Alcántara).

APRODEH solicitó al Fiscal de la Nación, José Peláez, que se tome en cuenta lo expresado y se realicen las acciones pertinentes para garantizar que las investigaciones por estos graves hechos sean llevadas de la manera más adecuada, imparcial e idónea.

APRODEH