En la actualidad, en el Perú existen aproximadamente 16.000 personas desaparecidas durante el periodo de 1980 al 2000. Según fuentes del Ministerio Público, de 2002 a 2015, solo se han recuperado 3.202 cuerpos, identificado 1.833 y entregado a sus familiares 1.644.
La ANFASEP ha reportado entre sus socias a 33 madres que fallecieron sin conocer el paradero de sus hijos, esposos y demás familiares. Por su parte las viudas y familiares de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional han señalado que no existe un registro de sus familiares desaparecidos en combate, y en muchos casos luego de tres años se han cerrado las investigaciones y la posibilidad de recuperar sus cuerpos.
Los familiares denuncian que desde hace décadas, la única opción que tienen para recuperar los restos de sus familiares es la vía judicial. Lo cual requiere presentar testigos e inicia un largo proceso judicial. El Ministerio Público no se da abasto, ni cuenta con suficiente presupuesto.
No es la primera vez que el Ministerio de Justicia se compromete a gestionar la aprobación de la norma: en 2014, el ex ministro de Justicia, Daniel Figallo, presentó ante el Primer Consejo de Ministros el proyecto de Ley de Búsqueda de Personas Desaparecidas; el pasado 25 de junio, el actual ministro, Gustavo Adrianzén se comprometió a gestionar la aprobación de la norma y remitirla al Congreso de La República. Los familiares esperan que este 28 de julio el presidente de La República anuncie la aprobación de la norma y acabe con los 30 años de incertidumbre y espera.
Nota: a las 9:00 a.m. los familiares se concentrarán en la Mesa de partes de Palacio de Gobierno; luego acudirán a los medios de prensa y al Ministerio de Justicia para hallar respuesta a su pedido.
La Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos, Desaparecidos del Perú (Anfasep), conserva réplicas idénticas de las acciones de Sendero Luminoso y de las Fuerzas Armadas, ocurridas durante los años de la violencia que dejó aproximadamente 70 mil entre muertos y desaparecidos, según el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).
Las réplicas son conservadas en el museo de la Memoria de Anfasep en la ciudad de Ayacucho. Isabel Cletona, guía de dicha exposición, señala que las armas, personas y otros artículos sólo plasman la realidad de los hechos que ocurrieron que dejó madres viudas, huérfanos y familias desamparadas. Entre las réplicas se encuentra una sala de tortura, que es un pequeño espacio donde se realizaban los interrogatorios a los detenidos.
En otro espacio, se encuentra el de color verde que representa a los militares y los de color rojo a senderistas. En el espacio de los militares aparecen varios cuadros de réplicas en cerámica vejámenes que cometían los militares con las mujeres, asesinatos, calabozo con detenidos donde el militar armado vigila, otro cuadro muestra asesinato de un campesino desde un helicóptero.
“En los últimos días algunos congresistas se pronunciaron sin conocer la realidad sobre una réplica que tenemos en el museo donde un militar detiene a un poblador y su esposa e hijo tratan de impedir que se lo lleven, pero ellos los congresistas interpretan otra cosa” agrega Isabel Cletona.
Cabe indicar que el Museo de la Memoria se construyó en el 2005, con apoyo de la embajada Alemania, Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, DED, GTZ y el Ministerio de la Mujer Desarrollo Social, hace 10 años.
Por su parte, Adelina García actual presidente de Anfasep, señaló que harán a invitación de los congresistas que cuestionan sobre las réplicas existentes para que puedan visitar el museo. “Nosotros continuaremos con nuestras muestras que solo representan los hechos que ocurrieron los años de la violencia”, dijo.
Ayacucho, mar. 22. El presidente de Alemania, Joachim Gauck, se reunió hoy en la región Ayacucho con miembros de la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (Anfasep).
Según informó la Deutsche Welle, durante su visita Gauck se reunió con los representantes de esta asociación, de quienes escuchó sus demandas por conocer la verdad de lo ocurrido en el Perú durante la guerra contra el terrorismo, y por obtener justicia.
El presidente Gauck, añade la información, quedó profundamente impresionado por la lucha de las mujeres que forman parte de la Anfasep.
En el marco de sus actividades oficiales, el alto dignatario alemán visitó ayer en Lima el Lugar de la Memoria, recinto que impulsa la toma de conciencia en el Perú sobre la guerra contra la subversión, con la finalidad de tener presente el pasado y evitar cometer los mismos errores en el futuro.
“Algún día este casa (El lugar de la Memoria) será un lugar de enseñanza, de civilización en el sentido más amplio, un lugar de enseñanza para una política que no debe conocer solo la perspectiva de los gobernantes, sino que también debe integrar de forma constante la perspectivas de los reprimidos o víctimas de la sociedad”, dijo en su discurso en el Lugar de la Memoria.
La memoria es un tema de preocupación constante para Gauck, como lo demuestra el discurso pronunciado ante el Parlamento de su país con motivo del 70 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, en el cual advirtió la necesidad de no poner punto final nunca a la historia nazi de Alemania, a la cual calificó como el capítulo más oscuro de la historia peruana.
“No hay identidad alemana alguna sin Auschwitz”, afirmó en esa oportunidad.
Se informó que Gauck visitará mañana la ciudad del Cusco y también Machu Picchu.
Por Percy Rojas y Gisela Ortiz Equipo Peruano de Antropología Forense
Doña Elena y doña Áurea, han llegado a Huamanga el domingo 30 de noviembre, después de un largo viaje de 7 horas desde Tantarpata. Con ellas también han venido la sra. Frida y Wilber Susaya familiares de las cuatro víctimas cuyos restos se entregarán en el Ministerio Público el día lunes.
Desde Lima han llegado algunas autoridades para presidir la ceremonia de restitución de cuerpos. “Hay que pedir perdón a los familiares por lo que ha ocurrido pero también por la larga espera y agradecerles por su paciencia” dice el fiscal Víctor Cubas Villanueva, Fiscal Superior Coordinador de las fiscalías supra provinciales que ven los casos de derechos humanos. “Lo que hemos avanzado (cerca de 3,000 exhumaciones) es casi el 20% de todo lo que nos falta. Todos quisiéramos que ésta fuera la última ceremonia de entrega de restos pero aún falta mucho por hacer y tenemos que seguir trabajando por la familias que siguen esperando”.
El Monseñor de Ayacucho, Salvador Piñeiro, comprometido con estos temas y que acompaña cada una de estas ceremonias señaló: “No hay palabra humana de consuelo […] La Iglesia despide a sus hijos agradeciendo lo bueno que han hecho pero también es ocasión para seguir comprometiéndose”.
Muy temprano, el martes 02 de diciembre, salimos hacia el distrito de Chungui, ubicado en la provincia de La Mar, al noreste de la región Ayacucho. La geografía de la zona es muy variada, cuenta con diversos pisos ecológicos que van desde los 800 msnm hasta los 4800 msnm. Tantarpata es uno de los anexos de Chungui. Fue en esta comunidad donde, en las primeras horas de la mañana del mes de abril de 1989, incursionan miembros de Sendero Luminoso, algunos de ellos vestían uniforme militar, y convocan a la población a una reunión. Una vez reunidos seleccionan a algunas personas quienes son ingresados al local comunal. Ese día asesinaron a 10 personas y dejaron un herido de bala. Las víctimas fueron enterradas por sus familiares apresuradamente.
No todas las víctimas fueron exhumadas, algunos cuerpos fueron difíciles de encontrar en el cementerio y de otros, sus familiares ya no viven en la comunidad, se desplazaron a Lima. Esta ceremonia de restitución es de víctimas que estaban enterradas en el cementerio de la comunidad y que fueron exhumadas para ratificar su identidad y entregarles el certificado de defunción que permita sanear la situación legal de las víctimas pero también de sus familiares: que las viudas o viudos puedan volver a casarse, que se tramiten herencias, que se vendan propiedades conyugales. Quizás por ello, porque los familiares siempre los tuvieron cerca, la angustia no es tan grande como en los casos de desaparición forzada, aunque el dolor siga siendo el mismo ante la muerte del esposo, del padre, del hermano y siga dejando secuelas.
Hoy en Tantarpata, hay que pedir perdón a Áurea, a Elena, a Frida, a Wilder y a los comuneros e hijos de esta comunidad por el horror que vivieron, por la insania de sendero luminoso pero también por la injusticia.
¿Qué le pide Usted al Estado? Le preguntamos a doña Elena: “Con tanto sacrificio, con faenas comunales hemos construido la posta médica y la escuela, hasta ahora no tenemos enfermeras y no funciona la posta. En la escuela nos faltan profesores”. Esa es la realidad que viven los peruanos de Tantarpata después de sobrevivir y enfrentar a sendero. El Estado, que somos todos y todas, tenemos una deuda con Tantarpata, porque cuando la muerte acechaba a diario no tuvieron tiempo para despedirse de sus seres queridos, no pudieron vivir su duelo ni consolarse entre ellos. Hoy se despiden de ellos, los entierran dignamente pero aún quedan pendientes obligaciones que atender.
Les pedimos perdón por el pasado que sigue siendo un presente. Por el abandono. Lo hacemos por ellos pero también por nosotros mismos.
PARA RECORDAR:
Según el Ministerio Público las cifras de desaparecidos en nuestro país, producto del conflicto armado interno serían 15,000.
El Equipo Peruano de Antropología Forense –EPAF, es una organización sin fines de lucro que fue creada el año 2003. Trabaja en la búsqueda de personas desaparecidas, análisis de las víctimas e identificación; en recojo de memorias individuales y colectivas y en capacitación en temas de antropología forense.
Desde su fundación ha recuperado 179 víctimas; analizado 486 individuos e identificado a 219 víctimas.
Hemos recogido cerca de 4,000 Fichas Antemortem, principalmente en Ayacucho; 924 muestras de referencias de los familiares y 534 muestras óseas de las víctimas.
Todo este trabajo realizado se hacen con fondos de la cooperación internacional sin que le cueste nada al Estado y que coadyuva en el derecho a saber de los familiares.
El Equipo Forense Especializado del Instituto de Medicina Legal del Ministerio Público desde el año 2006 hasta julio del 2014, han exhumado 2,925 cuerpos. Identificado 1,689 y entregado a sus familiares (restituido) 1,485.
La Comisión de la Verdad y Reconciliación-CVR recogió un total de 294 testimonios de las comunidades de Chungui.
SUMILLA DE FOTOGRAFÍAS:
Foto I: Familiares de Tantarpata, del distrito de Chungui, recogen los restos y documentos de sus familiares asesinados por Sendero Luminoso en el Ministerio Público de Huamanga, Ayacucho.
Foto II: Tantarpata está ubicado a 233 kilómetros de Huamanga, en la margen izquierda del río Pampas.
Foto III: Las señoras Elena Castro y Aurea Palomino trasladan a su familiar para ser velado en su domicilio.
Foto IV: Familiares abren el ataúd para despedirse de su ser querido.
Foto V: Preparando el lugar donde será enterrado don Rafael Ramos Salas.
Foto VI: La señora Aurea Palomino acompaña los restos de su esposo camino al cementerio.
Foto VII: Ahora sí don Rafael Salas es enterrado dignamente despedido por su esposa y su sobrina.
Foto VIII: Aurea Palomino recuerda que en aquella fecha no tuvieron tiempo de enterrarlo dignamente, no había gente para ayudar en el entierro. “A todas las mujeres nos rodearon los senderistas y solo había un espacio por donde logramos escapar algunas mujeres. Yo creo que Dios me ayudó a escapar. Cuando los senderistas se retiraron yo me acerqué a la casa comunal a buscar a mi esposo, él estaba muerto, le habían disparado dos veces.” Nos dice.
Entregan 28 restos óseos de víctimas del conflicto armado en Ayacucho
Por Amanda Meza Fotos: Katherine Valenzuela
Los ataúdes en fila sobre una tarima, blancos, como la inocencia en la que se encontraban cuando fueron asesinados por terroristas o militares, son imágenes que ya comienzan a hacer constantes, pero cuyo dolor no pasa. Cada vez que los restos óseos de las víctimas se entregan a los deudos, es un nuevo dolor que aflora y en el que se juntan sensaciones de vacío, de angustia, preguntas alrededor de su vida pero también de su muerte, una muerte arrebatada.
Ayer en Ayacucho se restituyeron los restos óseos de 28 víctimas de desaparición forzada de los distritos de Sivia, Huanta, San Miguel, Anco, Chungui y Cangallo,casos registrados hace 25, 28 y 30 años.
La Primera, Segunda y Tercera Fiscalía Supraprovincial de Ayacucho, además de la Comisión Multisectorial de Alto Nivel(CMAN),brindaron los ataúdes para los inscritos en el Registro Único de Víctimas,también el velatorio y acompañamiento a los respectivos distritos. Porque las familias llevan a sus muertos hasta el lugar donde nacieron. La tierra que los vio nacer y que otros invadieron para traerles muerte.
El Gobierno Regional de Ayacucho concede ataúdes para no inscritos. El Comité Internacional de la Cruz Roja pone los pasajes para los deudos que llegan a la ciudad desde las localidades mencionadas, a varias horas de camino.
Algunas organizaciones de derechos humanos brindan a las familias acompañamiento psicológico. ¿Cómose ha sobrevivido con el ‘no saber’ durante tres décadas? Hay una herida que no cierra y que tenemos que admitir. Hay hermanos peruanos que aún sufren, que aún buscan y esperan. De eso no debemos olvidarnos, hay que aprender a no ser cómplices.
En mayo de 1980, en la sierra sur del país, la organización marxista-leninista Sendero Luminoso inició una guerra contra el Estado peruano quemando material electoral en la víspera de los comicios del retorno a la democracia. Aquellas llamas prendieron y marcaron el inicio de 20 años de violencia que dejaron más de 69.000 víctimas mortales y casi 16.000 desaparecidos. Producto de las exhumaciones, el Ministerio Público de Perú ha identificado los restos de 1.689 personas y ha devuelto 1.485 para que sean enterrados. Sin embargo, miles no tienen todavía dónde cumplir los rituales del Día de Muertos, de modo que tres instituciones organizaron, por primera vez, un acto masivo en su honor en la Plaza de Armas de Ayacucho (en la provincia de Huamanga), el departamento más afectado por el conflicto.
Una mujer adorna con flores la tumba de un familiar rodrigo abd (AP)La ceremonia se inició con un recorrido desde el cementerio de Huamanga, abarrotado de familias, hasta la Plaza de Armas. Bajo la lluvia, una banda de músicos acompañaba el paso de los representantes de la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (ANFASEP) —la organización de víctimas de la violencia más antigua en Perú—, y personal y directivos del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) que portaban arreglos florales. En la Plaza de Armas, el artista Lalo Quiroz había diseñado alfombras de piedras pintadas y un camino que el grupo recorrería al llegar —en referencia a la difícil búsqueda de los cuerpos de los desaparecidos—, pero la lluvia obligó al grupo a protegerse.
Según la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), que indagó en 2002 y 2003 los crímenes cometidos de 1980 a 2000, Sendero Luminoso fue responsable del 54% de las víctimas mortales y los agentes estatales del 37%. El porcentaje restante se debió a los comités de autodefensa. “No son 1.000, no son 2.000, son muchos más. Seguimos buscando a nuestros familiares, ¿qué ha pasado con ellos? Los sacaron de nuestras casas cuando estaban durmiendo. ¿Por qué no nos los pueden entregar para dar cristiana sepultura?”, exigió Adelina García, presidenta de ANFASEP, en el escenario levantado para la ceremonia. El presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Salvador Piñeiro, y el obispo de la Iglesia Metodista, Samuel Aguilar, destacaron la necesidad de apoyar los esfuerzos de búsqueda de los desaparecidos.
Medio centenar de ataúdes vacíos, de color blanco, flores y mesas con ofrendas de maíz tostado, frutas y wawas (los panes del Día de Muertos), presidían el escenario. Cuando oscureció, las socias de ANFASEP se acercaron a las mesas para encender unas velas de colores. Elena Gonzales Chinquillo prendió tres, y sujetaba hacia el pecho tres portarretratos con las fotos de quienes perdió en el tiempo de la violencia. “Martín Arcadio Gonzales, papá; Julia Chinquillo Miranda, mamá; Santiago Gonzales, mi hermano. Se los llevaron el 27 de octubre de 1983 a la base militar de Totos. No los encuentro, sigo buscando”, relató. Totos fue uno de los centros de detención ilegal y tortura, en la provincia de Cangallo. Otra de las personas que lloraba a sus seres queridos, Adelina García, recordaba que sus familiares y ella iban juntos al cementerio a realizar ofrendas como la que en esos momentos hacía. “Quizá con esta actividad de difusión podamos encontrar a nuestros seres queridos, hoy estamos recordando a todos los desaparecidos”, decía. La ceremonia se llamó Yuyariwayku (Recuérdanos, en quechua).
El presidente de la Coordinadora Regional de Afectados por la Violencia de Ayacucho, Felimón Salvatierra, reiteró la petición al Ministerio de Justicia para que presente al Congreso el proyecto de ley de búsqueda de desaparecidos. Su padre, ganadero y comerciante, está desaparecido desde febrero de 1983. “Dicen que los policías de investigación, que entraron encapuchados al pueblo, se lo llevaron junto con otras tres o cuatro personas. Nunca fui a poner flores o a prender una vela hasta hoy, porque mi hermana ha muerto hace pocos días. Y no solo el Día de Muertos es un día triste, sino también el cumpleaños de mi padre y el día que se lo llevaron”, expresaba emocionado.
“Con esta ceremonia, queremos ofrecer una alternativa a quienes hoy no pudieron poner flores en el cementerio. Una oportunidad para que le lleven a su padre o madre la comida preferida. Ojalá en un futuro cercano no sean necesarias estas alternativas”, expresó Carole Pittet, delegada de Protección de la Cruz Roja en Perú. En Ayacucho sí había lugar para las flores.
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El conflicto a través de la pantalla
Hasta 2010, la cinematografía peruana dedicó 15 largometrajes a los años de la violencia, pero en los dos últimos la cantidad de cortometrajes y documentales sobre el tema se ha incrementado notablemente, y algunos directores son víctimas directas, como Heeder Soto, hijo de desaparecido y autor del documental Caminantes de la Memoria.
“En Perú se han producido más de 100 obras audiovisuales referidas al conflicto armado interno y su impacto en los derechos humanos”, indica Rodrigo Portales, investigador y crítico cinematográfico. Con la asociación ImaginAcción, organiza muestras para difundir estas producciones.
“Damos a entender que la violencia ha dejado huella. Queremos que los más jóvenes sepan cómo ha sido”, añade Vanesa López, del colectivo de arte Resurgimiento Ayacucho. La semana pasada, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos —la más antigua del país— se celebraron dos conferencias sobre el conflicto armado interno. Una de las moderadoras, la politóloga Carmen Ilizarbe, comentó que los más jóvenes sienten “la responsabilidad de afirmar la idea del nunca más, y de impulsar la justicia y la democracia”.
Huesos y prendas de hombres, mujeres y niños asesinados entre 1984 y 1991 por terroristas e inescrupulosos militares y policías fueron recuperados de fosas clandestinas y entregados a sus familiares por el Ministerio Público.
Texto y fotos: Miguel Mejía Castro – Desde Huamanga
Restos óseos de 65 personas, la mayor parte campesinos victimados en la región de Ayacucho en los años 80 y 90, fueron entregados por funcionarios del Ministerio Público a los familiares de aquellos en la ciudad de Huamanga.
Las 28 investigaciones fiscales realizadas han determinado que 51 víctimas fueron asesinadas por Sendero Luminoso y 29 por las fuerzas del orden. (Miguel Mejía Castro)En los ataúdes, de un poco más de un metro de largo, fueron colocados los huesos, además de las prendas de vestir y los objetos que portaban los comuneros en el momento que fueron ejecutados.
La madera de los ataúdes pintada de blanco resplandecía con el fuerte sol de la mañana, como las lágrimas que dejaban caer los parientes que llegaron a la capital de la región desde 25 comunidades de las serranías de Ayacucho. La tristeza que embargaba a los presentes era tan intensa que parecía que las víctimas hubieran muerto ayer y no hace más de dos décadas.
Angélica Cusi Díaz, de 75 años, cuyo esposo, hija y nieta fueron asesinados por Sendero Luminoso en 1984, tiene grabado el momento que le quitaron a su familia.
“Mi hija Lucía Cuadros tenía 14 años cuando fue llevada a la fuerza por el senderista Mario Flores Zevallos y la hizo su pareja; en aquellos años mi esposo era teniente gobernador de Belén Chapi y los terroristas lo mataron, por ello mi Lucila intenta escapar de los terroristas pero fue capturada y asesinada por el mismo Mario Flores que aún sigue vivo”, lo dice entre lágrimas la señora Angélica.
Con Lucila también murió el bebé de meses que llevaba en el vientre. La anciana llegó a Huamanga el domingo pasado, tras dos días de viaje desde el distrito de Belén Chapi. Ese día, en el local del Instituto de Medicina Legal, fue testigo del traspaso de los restos de su hija y su nieta, guardados en cajas por los forenses, a un ataúd. Antes de que sellen el féretro, un llanto incontenible se apoderó de la mujer, quien se arrodilló y tocó los restos óseos de lo que había sido su hija en vida.
DESENTERRANDO
Los cuerpos entregados ayer fueron exhumados el 2011 y 2013 de fosas comunes clandestinas. Los titulares de la primera y segunda fiscalía de Ayacucho, a cargo de las investigaciones, han determinado, basados en testimonios de los sobrevivientes, que los asesinatos fueron cometidos por policías, militares y miembros de Sendero Luminoso.
El equipo Forense Especializado del Ministerio Público (EFE) estuvo dedicado a la labor de identificación de las víctimas estos años. “Los 65 restos humanos y elementos asociados fueron identificados por métodos forenses antropológicos, odontológicos y pruebas de ADN, luego de un proceso de investigación interdisciplinaria que duró 4 años (2011-2014)”, afirma Luis Rueda, jefe del EFE en Ayacucho.
Según Rueda, los casos vinculados a esta entrega de restos humanos están relacionados con 28 investigaciones de las Fiscalías Penales Supraprovinciales de Ayacucho y Huancavelica y guardan relación con la violación de los derechos humanos. “Entre las víctimas tenemos hombres, mujeres y niños y la causa de muerte de gran parte de ellos ha sido por traumatismo craneal múltiple severo, por proyectil de arma de fuego, traumatismo torácico ocasionado por un agente duro (piedra) o traumatismo torácico por arma blanca”, agrega el forense.
La ceremonia de entrega de cuerpos en el local del Ministerio Público de Ayacucho duró tres horas y culminó al mediodía. Aquí se congregaron alrededor de 200 familiares de las víctimas y contó con la presencia del fiscal de la Nación, Carlos Ramos Heredia, el jefe nacional del Instituto de Medicina y los fiscales a cargo de las investigaciones de las matanzas en Ayacucho y Huancavelica.
“Tenemos una tarea bien dura que cumplir, sabemos que hay muchas fosas por descubrir y de manera efectiva se debe incrementar también los médicos forenses y fiscales especializados en derechos humanos para que intervengan en estos casos”, dijo el Fiscal de la Nación.
Luego del acto oficial los féretros fueron trasladados en vehículos hasta la plaza de armas de Huamanga, donde se realizó una procesión antes de ser trasladados al atrio del Templo de la Compañía de Jesús, en el que se celebró una misa al final de la cual algunos de los familiares emprendieron el camino de vuelta a sus poblados con los ataúdes.
LE QUITARON A SU FAMILIA
Otro campesino que llegó a Huamanga para recoger los restos de sus familiares fue Julio Quispe Moisés (48), quien perdió casi a todos. En 1985 efectivos de una patrulla militar ingresaron violentamente a Bellavista, un poblado del distrito de Vischongo; encerraron a los pobladores en una vivienda acusándolos de ser aliados de Sendero. Al día siguiente, los sacaron para ir matándolos en el trayecto a la comunidad de Umaru, relata el comunero.
“Antes de que rodeen el pueblo pude escapar con mi hermano y nos escondimos en una quebrada, ahí pasamos todo el día y cuando salimos por la noche vimos que los habían matado a todos, entre ellos estaban mi mamá, mi papá, mi hermana, mi esposa, mi hija, mi tía y mi prima, y a todas las enterramos en la oscuridad”, relata el hombre que solo se llevará los restos encontrados de las cuatro últimas.
En este caso, la información de la fiscalía sostiene que los militares asesinaron a 59 personas en los linderos de cuatro comunidades del distrito de Vischongo, provincia de Vilcashuamán, a fines de agosto de 1984: Umaru, Bella Vista, Machaypunco y Ccaccahuayqo.
1689 VÍCTIMAS YA IDENTIFICADAS
Las estadísticas del Equipo Forense indican que desde que empezó el programa de exhumaciones en el 2006, hasta julio del 2014, en todo el país se recuperaron 2925 cuerpos, se identificaron a 1689 y se han entregado a sus familiares 1485.
Estas cifras son pequeñas comparadas con las proporcionadas el 2003 en el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, que fija en 15 mil los desaparecidos por la guerra interna.
“Es una satisfacción darles cristiana sepultura a los seres queridos después de muchos años, otros tenemos aún el corazón adolorido por no encontrarlos y no lograr que los culpables sean castigados”, dice Adelina García, presidenta de la Asociación de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú. Ella aún busca a su esposo, desaparecido en el cuartel Los Cabitos en Ayacucho en 1983.
Adelina García, presidenta de Anfasep, informó que victimas de 14 regiones del país arribaron a Lima para participar en las actividades por el décimo aniversario del Informe Final de la CVR.
Responsables deben ser condenados
Ideeleradio.- Adelina García Mendoza, presidenta de la Asociación Nacional de Familiares Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (Anafsep), cuestionó que el Poder Judicial esté optando por la impunidad y el archivamiento de los casos de derechos humanos.
Fue al referirse a la situación procesal de los más de 50 casos que ya están judicializados y al exigir que se señale la responsabilidad penal de los responsables de la violencia entre 1980 y el 2000.
“Igualmente en Lima se han judicializado más de 50 casos, pero esos también se están archivando. No se llega a la sentencia. Las personas que han cometido violación de derechos humanos tienen que pagar su culpa, tienen que ser sentenciados. En eso estamos preocupados como organización”, advirtió en el programa No Hay Derecho de Ideeleradio.
“Además, en el tema de las reparaciones simbólicas nada. De parte del Estado no da esta reparación simbólica, nosotros en Ayacucho reclamamos el santuario de la memoria en La Hoyada ni eso se preocupan las autoridades. Eso sería para nosotros una de las reparaciones simbólicas para todos los afectados”, agregó.
Finalmente, García Mendoza indicó que victimas de 14 regiones del país arribaron a la ciudad de Lima para participar en las actividades por el décimo aniversario del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, donde además exigirán a las autoridades cumplir con las reparaciones económicas y simbólicas.
Ideeleradio.- El expresidente Alan García y la primera dama Nadine Heredia utilizaron a las víctimas de la violencia durante la campaña electoral porque ofrecieron tener una política de “puertas abiertas” para atender sus reclamos, pero finalmente incumplieron, denunció Adelina García Mendoza, presidenta de la Asociación Nacional de Familiares Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (Anfasep).
Anfasep“[Sus demandas sobre el Decreto Supremo 051-2011, ¿tienen una respuesta?] No todavía, hasta hoy día nada. Nosotros cuántas veces hemos mandado documentos, pero estas autoridades siempre nos utilizan en sus campañas políticas. Por ejemplo, Alan García en su campaña vino a Ayacucho y conversó con [Mamá] Angélica y dijo que cuando ingresara al poder iba a tener las puertas abiertas para dialogar con ellos, pero nada”, expresó en el programa No Hay Derecho de Ideeleradio.
Muchos casos se están archivando
“De igual forma la primera dama [Nadine Heredia] en la campaña del presidente Humala vino a nuestra organización y dijo que si entraban al poder tendríamos puertas abiertas para conversar, pero ahora cuando enviamos un documento para una entrevista no nos reciben. Nos dicen que ya está llena su agenda y que no nos pueden recibir, de esa forma nos contestan. No puede ser que hasta hoy se siga discriminando a las personas quechua hablantes”, declaró.García Mendoza exhortó a las autoridades a reflexionar sobre las demandas de la Asociación Nacional de Familiares Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú, y en general de todos los afectados. Asimismo, expresó su preocupación porque varios casos están siendo archivados en la región Ayacucho.
“Las mamás muchas veces hemos sufrido, por eso hago un llamado para que reflexionen las autoridades y que vean por todas las víctimas, eso es lo que pedimos nosotros. En esta marcha vamos a pedir todos nuestros derechos. Además, en tema de justicia estamos preocupados porque muchos casos se están archivando, por ejemplo nos piden [los nombres reales de] testigos claves”, refirió.
“En ese tiempo no había testigos claves porque entraban de noche y se los llevaban a las víctimas. Entonces, por qué el ministro de Defensa e Interior no pueden entregar las listas de ese tiempo para saber quiénes eran los altos mandos. Yo sé que ellos saben dónde lo llevaron, eso no quieren dar al Poder Judicial, por eso se están archivando los casos”, acotó.
El Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF) escribe:“La base de Cabitos, en la ciudad de Huamanga, fue el centro de muchas desapariciones; muchas personas fueron traidas desde diversos puntos de Ayacucho, Huancavelica y Apurimac y nunca más se los volvió a ver. El día de ayer fueron presentadas las prendas de los cuerpos que ya han sido exhumadas en dicha base militar que aún sigue funcionando como base militar. Los familiares de todos los desaparecidos tienen el deseo de convertir el lugar como un Lugar de Memoria, porque muchos de ellos saben que nunca más volverán a ver a sus seres queridos. El día de hoy (12 de abril) llegan 50 personas procedentes de Hualla, distrito ubicado a 6 horas al sur de Huamanga, lugar donde existen más de 60 personas desaparecidas para poder intentar reconocer las alguna prenda de su familiar.”
Presentan prendas de víctimas del caso “Los Cabitos”
La Primera Fiscalía Especializada en Derechos Humanos presentó las prendas de vestir y otros objetos personales encontrados en los restos de 58 cuerpos enteros que se exhumaron en la zona conocida como “La Hoyada”, comprendidos en el caso “Los Cabitos”.
En el primer día de la diligencia, tres personas habrían sido reconocidas por sus familiares. En este caso los hermanos de una de las víctimas lo identificaron a través de su pantalón, el cual fue confeccionado a mano; para comprobar su veracidad, llevaron otro pantalón con las mismas medidas del tiro, detalle que el desaparecido solicitaba para la confección de sus pantalones.
En un segundo caso, la madre de dos desaparecidos habría reconocido las prendas de sus hijos, ambos pintores, quienes fueron detenidos cuando se encontraban realizando trabajos de pintado en Ayacucho; las prendas de estas dos víctimas fueron identificadas por su progenitora. Por tratarse de una diligencia judicial, la reserva de la investigación continúa con referencia a la identidad de las víctimas.
De otro lado, uno de los primeros grupos en ingresar a la exposición de prendas fueron las miembros de la Asociación de Familiares de Desaparecidos y Secuestrados del Perú (ANFASEP), las madres de esta agrupación tienen la certeza de que sus desaparecidos fueron ejecutados en Los Cabitos.
El Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF) viene realizando las fichas Ante Mortem con la finalidad de corroborar la similitud entre los testimonios de los familiares y lo encontrado en las fosas.
Asimismo, trabajadores del Ministerio de Salud-MINSA vienen apoyando a los familiares en el aspecto psicológico y médico ante la emotividad de los hechos.
Por su parte, El Comité Internacional de la Cruz Roja viene apoyando a los familiares que radican lejos de Ayacucho, para que puedan trasladarse y colaborar para que el proceso sea transparente.