Por Jo-Marie Burt
69.280
¿Qué significa este número? Sabemos que representa el número de víctimas del conflicto armado interno, según los estimados de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Significa, en promedio, 3.464 muertes por año, 9.5 muertes por día. Pero sigue siendo una abstracción, y por lo tanto, algo difícil de imaginar, de contemplar.
El artista plástico Mauricio Delgado nos invita a mirar ese número de manera distinta. En un nuevo proyecto, denominado “Un día en la memoria,” Delgado convierte ese número, esa abstracción, en algo real, tangible, algo que cada uno de nosotros podemos tocar, sentir, oler (1).
Delgado selecciona historias reales de las 69,280 víctimas de la violencia política que vivió el Perú entre 1980 y 2000 y cuenta detalles de qué pasó —un día como hoy— en diferentes escenarios locales. Utilizando una mezcla de arte gráfico con breves narraciones, cuenta las historias basadas en las fechas en que ocurrieron durante los años de la violencia. Escoge varios días del calendario para ilustrarnos historias de la violencia política —historias que ha recopilado de diversas fuentes, incluyendo los archivos de la Comisión de la Verdad— y de esa manera nos acerca a una memoria viva de los hechos de los años de barbarie.
La primera entrada en el calendario de la memoria es el 2 de enero. Cuenta la historia de una masacre cometida ese día en 1993 por Sendero Luminoso en dos distritos de Puno contra comuneros y miembros de la policía local. Nos cuenta que un 18 de enero, en 1989, Marco Antonio Huamani García, estudiante de la UNSCH, fue detenido y desaparecido —la misma suerte, nos recuerda Delgado, que corrió 176 estudiantes universitarios en esos años.
El calendario de la memoria de Delgado nos cuenta sobre el asesinato, un 13 de febrero, también de 1989, del dirigente sindical Saúl Cantoral Huamaní y la promotora social Consuelo García —integrante del Centro de Mujeres Filomena Tomaira Pacsi—, por el Comando Rodrigo Franco, un escuadrón de la muerte que operó durante los últimos años del primer gobierno de Alan García. Narra una historia espeluznante, ocurrida un 17 de febrero, de 1983, en la cual la población de Sacsamarca se rebeló contra Sendero Luminoso, que en represalia tomó a 40 comuneros presos. Otros comuneros pidieron auxilio del Ejército, pero al llegar encontraron a la población reunida en la plaza para asistir al juicio popular, disparando indiscriminadamente, matando a 14 personas, algunos miembros de Sendero Luminoso, otros no.
Nos cuenta del asesinato del dirigente minero Seferino Requis de Cerro de Pasco por Sendero Luminoso, y de dos estudiantes de la Universidad Nacional del Centro, por las fuerzas del orden, ambos hechos ocurridos un 2 de marzo, en 1989.
Al llamarnos la atención sobre las fechas de la violencia, Mauricio Delgado pone en relieve historias locales y concretas que se han ido quedando en el olvido. Es una llamada creativa y apasionante a la sociedad peruana a sacudirse de su letargo, a abrir sus ojos y sus corazones para mirar y contemplar las caras de las personas violentadas durante el conflicto armado interno, a recordar su valentía y la pérdida que representa para sus familiares que aún sobreviven. Es una llamada a la sociedad peruana a escuchar su llanto de dolor, su grito de justicia, su clamor de reparación.
En muchos lugares, es común conmemorar ciertas fechas para afirmar la pertenencia a la nación, tal como es el día de la independencia o el día de la bandera. A través de la conmemoración de las fechas, como nos señala la sociologa argentina Elizabeth Jelin, se activan sentimientos y se interrogan sentidos, se construyen y reconstruyen las memorias del pasado (2). Como en muchos lugares donde hubo terrorismo de Estado, como en Argentina o Chile, donde hubo violencia terrorista y terrorismo del Estado, en el Perú, el sentido del pasado sigue en disputa.
A través de su calendario de la memoria, Mauricio Delgado nos proporciona una herramienta, hermosa y dolorosa a la vez, que nos ayude a reconstruir la historia del horror vivido durante el conflicto armado interno en el Perú. De tal manera nos ayuda a conmemorar a las víctimas y a historizar la violencia del pasado. De tal manera, nos convoca a ir más allá de las fechas conmemorativas de la historia “oficial” y nos invita a recordar a las historias —en plural— de quienes sufrieron en carne propia la violencia, de un lado u otro. Pero no sólo busca rescatar el horror de lo vivido durante la época de violencia política. También rescata historias olvidadas de peruanos y peruanas que resistieron la barbarie, que lucharon para la dignidad humana y a favor de los derechos humanos.
Desde los pobladores de Sacsamarca hasta la dirigenta social y política María Elena Moyano, asesinada un 15 de febrero en el año 1992 por Sendero Luminoso, las historias que Mauricio Delgado pone en relieve nos recuerdan que hubo peruanos y peruanas que lucharon por un país mas justo, no desde las armas sino desde sus espacios locales y con la convicción que el Perú podría ser un país de todos los peruanos y peruanas.
El calendario de la memoria de Mauricio Delgado también nos recuerda que la sociedad entera fue víctima de la violencia política, porque infundió miedo, miedo del otro, miedo del vecino, miedo del que tenía un discurso político. Nos invita a recordar los hechos de violencia en concreto porque importa hacerlo. Como decía el poeta polaco Zbigniew Herbert, “Somos, a pesar de todo, los guardianes de nuestros hermanos y hermanas. La ignorancia sobre quienes desaparecieron socava la realidad del mundo.” Mauricio Delgado, con esta importante obra, nos ayuda a reconstruir la realidad del mundo, partida doblemente, primero por la violencia y luego por el olvido —un día a la vez.
Notas:
(2) Elizabeth Jelin, ed. “Introducción,” Las conmemoraciones: Las disputas en las fechas “in- felices” (Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2002).
Publicado por primera vez en NoticiasSER.pe, 2 marzo 2011