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Gustavo Gorriti: “La misericordia se puede discutir… la mentira, jamás”

Entrevista a Gustavo Gorriti por Paola Ugaz

  • Desde el Medio Oriente, y ante la posibilidad de que se evalúe un indulto al ex dictador Alberto Fujimori, el periodista relata que tras ser secuestrado el 5 de abril de 1992 ni él ni su familia esperaban que regrese.

– ¿Cómo fue su detención?

Fue realizada con gran movilización de gente armada, con metralletas HK con silenciador y un despliegue tal, que de mi casa a dos manzanas a la redonda estaban llenas de soldados, reos de combate sacados por lo menos en dos portatropas que se presentaron con actitud amenazante y violenta. Luego, fui llevado por ese grupo al sótano del Pentagonito. Para todo propósito práctico, estaba desaparecido: no se registró mi nombre ni nada y nadie sabía dónde estaba.

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Entrevista a Gustavo Gorriti por Paola Ugaz

  • Desde el Medio Oriente, y ante la posibilidad de que se evalúe un indulto al ex dictador Alberto Fujimori, el periodista relata que tras ser secuestrado el 5 de abril de 1992 ni él ni su familia esperaban que regrese.

– ¿Cómo fue su detención?

Fue realizada con gran movilización de gente armada, con metralletas HK con silenciador y un despliegue tal, que de mi casa a dos manzanas a la redonda estaban llenas de soldados, reos de combate sacados por lo menos en dos portatropas que se presentaron con actitud amenazante y violenta. Luego, fui llevado por ese grupo al sótano del Pentagonito. Para todo propósito práctico, estaba desaparecido: no se registró mi nombre ni nada y nadie sabía dónde estaba.

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– ¿Cómo fueron los días que pasó en el SIE?

Gustavo Gorriti © La RepúblicaGustavo Gorriti © La RepúblicaEn el SIE estuve completamente incomunicado, en el sótano, en un calabozo cerrado con candado y con un centinela armado en la puerta. Las pocas ocasiones en que se me habló, era para pedirme la clave de mi computadora, y también se mencionó el uso de otros métodos –que tiendo a suponer no era el método cartesiano–. No se me negó la comida, pero no ingerí bocado porque me declaré en huelga de hambre. Tampoco se me sometió a violencia física o maltrato.

– ¿Por qué considera que fue liberado?

En las circunstancias en que me encontraba, temía el peor desenlace, y si me liberaron no fue porque ellos quisieron, sino porque el operativo les salió de lo peor, y porque la reacción internacional desde el principio fue abrumadora. El entonces embajador de España en Perú, Nabor García, exigió al gobierno que se conociera mi paradero por instrucciones del entonces Canciller de España ante el ministro de Defensa. García y el embajador estadounidense ejercieron tal presión que mostró al gobierno que habían metido la pata más allá de toda proyección; sobre todo cuando Montesinos se esforzó en procesarme por delito de complicidad con el terrorismo. Si me soltaron los golpistas es porque fueron lo suficientemente estúpidos para hacer un escándalo internacional que les hizo saber que esa patente ilegalidad iba a reventarles en la cara y no había posibilidad de que no se sepa que ellos fueron los autores.

– ¿El congresista Kenji Fujimori ha negado que su secuestro sea del tipo agravado?

Lo que dice el congresista “Puñete” es que no fui al calabozo del SIE, sino que básicamente fui a un spa; algo así como “usted está muy estresado, señor Gorriti, por su trabajo y vamos a ponerlo aquí para que descanse. Comuníquese con su familia, acá esta el teléfono, le mandamos a un abogado, al señor Montesinos si quiere. Acá tenemos un jacuzzi…”. Cuando el mejor amigo de “Puñete” sostiene que yo no estuve secuestrado sino que para todo propósito práctico estuve en un spa, el pobre hombre miente de la A a la Z… si no se pierde en el camino. En una palabra, se trata de estupideces; son, básicamente, babosadas.

– El abogado César Nakazaki dice que no fue un secuestro sino una detención ilegal, ¿usted qué opina?

Por supuesto que fue una detención ilegal, como lo es un secuestro, con un grupo militar con ropa de civil que está armado, con el ‘escuadrón pollada’ que tiene una potencia de fuego suficiente para tomar un nido de ametralladoras. Hacer ese despliegue de llevarme a un sitio oculto, sin declaración alguna, que no se informe mi paradero… El hecho de que no hubo tortura, que no la hubo, es lo único que ellos indican, pero de que hubo secuestro, lo hubo sin duda; que hubo secuestro con el propósito de detenerme y desaparecerme, y en la medida de lo posible de provocar una lucha en mi casa que les diera la excusa de disparar, no tengo duda alguna.

– Usted sostuvo una entrevista con el entonces jefe del Ejército, Nicolás de Bari Hermoza, ya en la cárcel, quien le dijo que tanto Fujimori como Montesinos conocieron los detalles previos a su detención. ¿Cómo fue ese encuentro?

Cuando entrevisté años después en el Penal de San Jorge a Nicolás Hermoza, con grabación de por medio, le pregunté cómo había firmado una orden de detención tan irregular; y él me dijo que recibió la orden de Fujimori y Montesinos, y que al pedirles la orden firmada, Fujimori no quiso hacerlo y Vladimiro le pidió a Hermoza que firme y así lo hizo.

– ¿Qué opina del pedido de indulto de los Fujimori para su padre Alberto?

Pienso que si buscan ahora que lo indulten indicando que se trata de un anciano, que tiene enfermedades irreversibles y que es por una cuestión de humanidad, es una cosa; si buscan el indulto sobre la base de mentir, como lo hicieron sistemáticamente en su gobierno, es otra cosa. La misericordia se puede discutir y considerar y ponderar; la mentira, jamás.

 

Publicado en La República, Martes, 02 de octubre de 2012