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News Reports on Transitional Justice in Peru

Alan García será llamado a testificar en caso Rodrigo Franco

Redacción: Henry Campos

  • “No está descartado que expresidente García sea procesado cuando concluya juicio”, sostiene abogada de los deudos Gloria Cano.

El expresidente Alan García será llamado a testificar en el juicio del caso Rodrigo Franco para responder sobre la supuesta protección que brindó, como exjefe supremo de las Fuerzas Armadas del primer gobierno aprista, al referido comando paramilitar acusado de los crímenes del dirigente minero Saúl Cantoral, su compañera Consuelo García y tres estudiantes.

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DETALLE

Alan García
Alan García
Alan GarcíaEl fiscal superior Luis Landa se adhirió al pedido de Cano de convocar a García a juicio y la defensa de los procesados no expresó oposición alguna a la solicitud, por lo que García será llamado a juicio en las próximas semanas.

La solicitud, presentada por la abogada de los deudos Gloria Cano, fue acogida por el colegiado A de la Sala Penal Nacional que procesa al exministro del Interior Agustín Mantilla.

“El comando Rodrigo Franco no pudo haber actuado sin anuencia del Ejecutivo. Para nosotros lo que hacía Rodrigo Franco provenía de García. Los de Rodrigo Franco reivindicaban sus crímenes y queremos saber las supuestas disposiciones que tomó García para desactivar ese grupo paramilitar. Es importante que García venga a explicarle a la sala cuáles fueron las decisiones de su gobierno”, dijo Cano a LA PRIMERA.

Para Cano no existió una decisión política de García y su gobierno para enjuiciar a los integrantes de Rodrigo Franco sino que, por el contrario, fueron protegidos bajo un manto de impunidad.

“Hubo un manto de impunidad, no solo no se investigó sino que se protegió a determinadas personas vinculadas al comando Rodrigo Franco. Queremos saber si la protección provenía del Ejecutivo o si vino a través de Mantilla”, expresó.

Por tanto, la abogada de la parte civil no descartó que García pueda ser procesado por los crímenes del comando paraestatal, en caso al final del juicio se confirmase su conocimiento o participación sobre las actividades de este grupo.

“Si hay algún indicio de que García conocía sobre estos hechos o que prestó su anuencia para la realización y la activación de Rodrigo Franco, tendrá que ser denunciado”, indicó.

LERNER FEBRES A JUICIO

Otro que también será llamado a concurrir a audiencia será Salomón Lerner Febres, expresidente de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, cuyo informe sirvió para iniciar el proceso.

“Lerner Febres debe explicar las conclusiones del informe de la Comisión de la Verdad, sobre la existencia y actividades del comando Rodrigo Franco”, refirió Cano.

Los dirigentes mineros Cantoral, Víctor Taipe, Raquel Luna y Alfredo Aquino, testificarán también sobre las constantes amenazas que recibía su compañero Cantoral del grupo Rodrigo Franco, antes de ser asesinado.

El hermano del dirigente ajusticiado, Ulises Cantoral, y la viuda Pelagia Contreras de Cantoral, así como los familiares de Consuelo García, y de los estudiantes Sócrates Porta y Miguel Pasache serán asimismo citados a juicio, así como los distintos peritos que estuvieron a cargo de sus muertes.

Publicado en La Primera el 2 de julio de 2013

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Trial Reports

CASO ACCOMARCA: Hoy testifican Javier Diez Canseco y Javier Valle Riestra

Por Jo-Marie Burt & María Rodríguez

Lunes, 10 de diciembre de 2012

El día de hoy es un momento importante para el juicio sobre el caso de la masacre de Accomarca, donde murieron 69 campesinos el 14 de agosto de 1985 luego de la incursión de patrullas del Ejército peruano.

Hoy se presentarán a testimoniar 3 testigos fundamentales del caso, los congresistas que formaron parte de la Comisión Investigadora de Derechos Humanos del Senado de la República, Javier Valle Riestra como Presidente, y Javier Diez Canseco y César Rojas Huaroto como miembros. Ellos fueron las primeras autoridades que acudieron al lugar de los hechos e interrogaron a los militares implicados en la masacre en septiembre de 1985.

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La audiencia se realizará en la sala del Penal Castro Castro, desde las 10 de la mañana hasta las 5 de la tarde.

Reproducimos el texto de un artículo que en actual congresista Javier Diez Canseco publicó en el año 2008 en referencia al caso, así como links a las notas de RightsPeru sobre el juicio por el caso Accomarca.

De Accomarca a Fujimori

Por Javier Diez Canseco

Accomarca © La RepúblicaAccomarca © La RepúblicaCerca de las 6 am del 14/8/85, el subteniente Telmo Hurtado, a la cabeza de la patrulla Lince 7, cumplía con su tarea en el operativo planificado en el Comando Político Militar de Huamanga sobre la quebrada de Huancayocc: tomar control de un paraje (Llocllapampa) del distrito ayacuchano de Accomarca. Allí, según el Servicio de Inteligencia del Ejército, operaba un batallón de SL (40 hombres y 20 mujeres), una escuela militar y había depósitos de armas. Pocas horas después –según indicios, con intervención de la patrulla Lince 6 del subtnte. Rivera Rondón– no se encontró ni armamento ni batallón, apenas una escuela infantil con pocas carpetas y unas pizarras. Pero no vacilaron en meter en dos viviendas a decenas mujeres, niños y ancianos, quechuahablantes y desarmados (69 según la denuncia), ametrallarlos a sangre fría y rematarlos con granadas de mano.

Habían pasado apenas 17 días desde la juramentación de Alan García. La matanza se denunció en el Congreso. El Senado formó una comisión investigadora, a pedido nuestro, que –con la activa labor de diputados de IU y del joven Fernando Olivera que ubicaron la fosa y hasta 5 nuevos asesinados post masacre– hizo que el Comando Militar admita lo que sistemáticamente había negado. García, por única vez, relevó del mando al Gral. Sinesio Jarama, jefe de la II Región Militar y al coronel Wilfredo Mori Orso, jefe del Comando Político Militar de Huamanga. Nunca más reaccionaría así, siendo que en su gobierno murieron o desaparecieron 8,173 personas según la CVR (casi 300 más que con FBT).

Por primera –y única– vez conocimos partes operativos de las patrullas del ejército que daban cuenta de cómo –en camino a sus objetivos– baleaban y mataban a campesinos que avistaban en la ruta y no se detenían o corrían por miedo. Bastaba calificarlos, sin identificación alguna, como DDTT (delincuentes terroristas) en el parte presentado al Comando y todo quedaba en orden. Solo en este operativo, en el que intervinieron 4 patrullas, dan cuenta de 10 muertos, fuera de los asesinados en Llocllapampa. También escuchamos, de boca de Telmo Hurtado al interrogarlo en el Cuartel Los Cabitos, que los niños eran adoctrinados y peligrosos desde los 2 años, que las mujeres eran las más sanguinarias, y que los ancianos… Dijo que su reglamento le permitía tomar ese tipo de decisiones y que lo hacía en defensa de la democracia.

En el interrogatorio, el mayor Raúl Talledo operó como su abogado. Diez años después –el 95, con Fujimori– será coronel y fiscal del caso La Cantuta ante el CSJM. El 97 irá a la Corte Interamericana de DDHH como abogado del Estado en la matanza de La Cantuta y será luego miembro del CSJM, por mérito. Otro personaje, el coronel Mori Orso, reaparecerá como administrador del Congreso intervenido en el golpe del 5 de abril. Entonces desapareció el archivo de la Comisión Investigadora de la Masacre de Barrios Altos que yo integraba. Allí, ya entonces, estaba la primera lista de nombres del grupo Colina que yo había recibido de un ex oficial de inteligencia: Pichilingüe, Martin Rivas y los otros de esa gavilla. Varios de ellos estaban en la carta del presidente Fujimori, que hicimos pública el 91 en el Senado, recomendando el ascenso de los Colina y de Huamán Azcurra (del espionaje telefónico).

Hurtado fue “sancionado” con 10 días de arresto rigor. Luego lo juzgó el fuero militar, no el civil. Después de 7 años, el 29/2/92, fue sentenciado a 6 años por “abuso de autoridad”, desechándose los cargos de homicidio calificado (y genocidio, que argumentó entonces Javier Valle Riestra y la Comisión de DDHH). Debió pagar S/. 500 soles de reparación civil por… 69 indios muertos. El CSJM ratificó este fallo el 93. Ningún oficial general fue procesado y todos los demás fueron exculpados en 1989.

El 19/7/95 Hurtado se acogió a la ley de amnistía de Martha Chávez, Rafael Rey y Fujimori (que la CIDH declaró nula el 2002). Fujimori no se acuerda de eso, ni de su pacto con el Plan Verde y los mandos militares desde 1990. Tampoco de que, a pesar de las 69 personas asesinadas, Hurtado siguió en las FFAA y siguió ascendiendo: con Alan García a Teniente y con Fujimori a Capitán y Mayor. El IDL, investigando denuncias de violaciones en Jaén, Chachapoyas y San Ignacio, lo identifica en enero de 1999 (Mayor EP Ricardo Hurtado Hurtado) en la 6ta Región Militar El Milagro. Su comando: el Gral. Juan Yanqui Cervantes, ex jefe de la DINTE con el Grupo Colina. Anterior jefe de esa base había sido Pérez Documet, jefe de la DIFE y procesado por desaparición de estudiantes en Huancayo. Luego Hurtado fugó –con evidente apoyo institucional– a los EEUU.

Hoy espera el proceso de extradición y encara un proceso civil por una demanda de los familiares de las víctimas de Accomarca. En pocos días presentaré testimonio en ese juicio. Esto solo demuestra que los métodos y políticas (forjadas en la Escuela de las Américas de la FFAA de EEUU, en Panamá) que venimos escuchando de los Colina en el juicio a Fujimori y la impunidad con que operaron vienen de tiempo atrás. Tanto el “amnésico” Fujimori como el mismo Alan García (que aún debe responder por los penales, Cayara y otros graves hechos) necesitan memorex. Aquí va un poco.

Publicado originalmente en La Mula el 04 de febrero de 2008

Links sobre el caso Accomarca publicados por Rightsperu:

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“Olía como chicharrón”. Testigos de la muerte: La masacre de Accomarca

Por Jo-Marie Burt y María Rodríguez*

“¡Reunión! ¡Asamblea!” gritaron los militares, relata Teófila Ochoa Lizarbe ante el tribunal. Sintió la voz de su madre temblar cuando vio a decenas de militares encapuchados y fuertemente armados, bajar por la ladera hacia Lloqllapampa, un poblado en el distrito de Accomarca. Entre los gritos, algunos militares dispararon al aire. Otros comenzaron a pasar casa por casa, instando a los comuneros a asistir a la supuesta reunión.

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© IPS Noticias© IPS NoticiasEra la mañana del día 14 de agosto de 1985. Después de ese día, la vida en Accomarca no sería la misma.

Silvestra Lizarbe, la mamá de Teófila, se puso a su hijo Edwin, de un año, en la espalda y se fue a la reunión con sus demás hijos, Víctor, Ernestina y Celestino, de8, 6 y 4 años respectivamente. Junto con su hermano Gerardo, de 11 años, Teófila, quien tenía 12, se quedó en la casa cuidando que los animales no ingresen, como le dijo su mama.

Desde allí, escondida para que los soldados no se percaten de ella, Teófila pudo observar lo que aconteció ese día: el cruel asesinato de más de 50 personas realizado por los comandos militares en el distrito de Accomarca.

Accomarca: La consecuencia de una estrategia constrasubversiva equivocada

A pesar del negacionismo del momento, ha sido ampliamente documentado que, sobre todo durante los primeros años del conflicto armado interno, las fuerzas armadas no supieron distinguir entre los militantes de los grupos subversivos y la población local, tendiendo a confundirlos. Eso llevó a una estrategia contrasubversiva que, buscando “quitarle el agua” (la población) “al pez” (los grupos subversivos), arrasaba con todo. Por ello, como registran los informes de organismos nacionales e internacionales de derechos humanos, estudios académicos y el Informe Final de la CVR, el mayor número de muertos en los años tempranos del periodo de violencia, 1983 a 1985, se produjo en su mayoría por masacres, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas cometidas por las fuerzas armadas en un intento de erradicar los grupos subversivos. Sólo años después las mismas fuerzas armadas se darían cuenta de que esa estrategia era errada, que infundía miedo en la población, pero no necesariamente erradicaba la subversión.

Es imprescindible tener eso en cuenta, pues sino no se puede entender el horror que se vivió en Accomarca aquel día de agosto, hace 27 años, donde murieron por los menos 62 personas, 26 de ellos niños y muchas mujeres y ancianos.(1)

En 1985, Accomarca era considerada por el Ejército peruano como ‘zona roja’. Colindaba con las provincias de Fajardo y Cangallo, provincias que Sendero Luminoso consideraba como su “comité principal”. A su vez, en base a información proporcionada por un supuesto miembro de Sendero Luminoso capturado a inicios de agosto luego de un enfrentamiento, el servicio de inteligencia del Ejército peruano creía que existía una ‘Compañía Accomarca’ de Sendero Luminoso y que en la Quebrada de Huancayoc, ubicada en la parte alta de Lloqllapampa, funcionaba una Escuela Popular. De acuerdo a estas informaciones, se elaboró el Plan Operativo Huancayoc, donde se ordenaba “capturar y/o destruir a los elementos terroristas existentes en la Quebrada de Huancayoc” (2). Esta operación estuvo al mando del General de Brigada EP Wilfredo Mori Orzo e incluyó al Estado Mayor Operativo de la Segunda División de Infantería del Ejército (3) y al Teniente Coronel de Infantería Ricardo Sotero Navarro como Jefe Político Militar de las provincias de Vilcashuamán, Cangallo y Víctor Fajardo. El plan fue ejecutado por cuatro patrullas del Ejército, dos de las cuales llegaron a la zona de los hechos el día 14 de agosto de 1985, las patrullas Lince 6 y Lince 7, jefaturadas por el Teniente de Artillería Juan Manuel Elías Rivera Rondón y el Subteniente Telmo Hurtado respectivamente. Todos ellos están siendo procesados por la masacre de Accomarca. (4)

Relatos del horror, desde los ojos de dos niñas

Los testigos de la masacre de Accomarca son en su mayoría personas que eran niños y niñas que lograron escapar o se escondieron de los militares, y presenciaron la matanza de sus familiares. Sin embargo no todos los que presenciaron los hechos van a testificar; para algunos, los recuerdos son muy dolorosos, otros aún tienen miedo. A pesar del miedo y el dolor, van a las audiencias, semana tras semana —el juicio comenzó hace dos años, en noviembre de 2010—. Muchos de ellos ahora viven en Lima, pues para salvar sus vidas tuvieron que huir de Ayacucho, pero no pueden huir del recuerdo de aquel día.

Esta crónica relata el testimonio de los dos primeros sobrevivientes que narraron sus historias al tribunal a cargo del caso, Teófila Ochoa Lizarbe y Cirila Pulido. (5)

Cirila, al igual que Teófila, tenía 12 años en agosto de 1985. Desde su casa en Llanacuyo, ubicada en las alturas de Lloqllapampa, vio la masacre. Recuerda que era temprano, aproximadamente las siete de la mañana. Pudo ver cómo los militares rodearon la pampa, cómo entraron casa por casa gritando “¡asamblea, asamblea!”, y cómo sacaron a las mujeres con sus hijos, a los ancianos. La madre de Cirila, Fortunata Baldeón, también acudió a la reunión. Llevó con ella su hijo Edgar, de 8 meses. Cirila contó que su mamá tenía miedo, pero dijo que por ser mujer y por llevar un bebé no le harían daño.

Lo que pasó después es inimaginable para cualquiera, pero sobre todo para un niño o una niña. Teófila y Cirila relataron que vieron cómo, luego de reunir a los pobladores en la pampa, los militares comenzaron a golpearlos. Podían escuchar los ruegos de los pobladores pidiendo que no les peguen. También vieron cómo las mujeres jóvenes y las niñas eran separadas del grupo y llevadas por algunos militares hacia un árbol de molle que había en la zona. No pudieron ver que pasó, pero pudieron escucharlos gritos desgarradores de las mujeres.

De pronto, cuenta Cirila, los militares obligaron a los pobladores ingresar a la casa de adobe del señor César Gamboa y a las dos chozas que estaban a su costado. Una vez que estaban encerrados, los militares se ubicaron alrededor de las mismas en forma de una media luna y comenzaron a disparar. “La balacera sonaba como si estuvieran haciendo canchita, ¡pacpacpac!” recuerda Cirila. Luego oyó una explosión. Los militares se tiraron al suelo. Las chozas irrumpieron en llamas. El incendió comenzó a ahogar los dolorosos gritos y llantos de los pobladores, unos 50,ahí encerrados.

Otros militares volvieron a las casas para asegurar que no quedará vivo ningún poblador más. A la casa de Cirila no se acercaron, y desde su escondite pudo ver como mataron a varios comuneros, vecinos suyos. Sí entraron a la casa de Teófila. Al ver a los militares, salió huyendo junto a su hermano. Entre lágrimas, Teófila contó que su hermano corrió hacia arriba de la pampa, pero pudo ver que un soldado lo baleó y cayó muerto. Ella corrió hacia abajo y se escondió tras la roca de un huayco. Un militar la divisó, y de lejos le hizo un gesto con la mano para que se acerque. Aterrada, no se movió. El militar comenzó a dispararle, pero ella seguía escondida tras la roca. Cuando se dio cuenta que el militar se había ido, Teófila contó que quiso volver a Lloqllapampa para apagar el fuego de las casas. Al acercarse, vio que un militar asesinó a una señora que estaba tratando de apagar el fuego con un balde de agua. Era la señora Juliana Baldeón, a quien Cirila, escondida desde su casa, también vio cómo la mataron: ella relató cómo de lejos unos militares le dispararon, y al no alcanzarle las balas, uno de ellos se acercó y le disparó a quemarropa.

Al constatar que no podía volver a Lloqllapampa porque los militares seguían movilizándose por la zona, Teófila decidió esconderse en un árbol y pasar la noche allí, sola y aterrada. En la madrugada una prima suya que también había perdido a su madre en la masacre la encontró, y se fueron juntas a la casa de su abuelo en Chinchina.Cirila, aún en su escondite en su casa, vio más tardea los militares retirarse, caminando hacia Accomarca llevando animales, bultos y cargas.

Dos días después, el 16 de agosto, Cirila salió de su casa y fue con su padre al lugar de la masacre donde se encontraron con aproximadamente 18 sobrevivientes, entre ellos Teófila, quienes habían vuelto para buscar a sus seres queridos. Allí, encontraron la evidencia de lo que parecía una cruel pesadilla: los restos calcinados de sus familiares, pedazos de cabezas, piernas, brazos. Teófila dijo que encontró solo el torso de su madre.”De la cintura para abajo ya no había”, relató al tribunal, entre sollozos.

“Olía como chicharrón,” contó Cirila, “todo lleno de humo”. Los cuerpos estaban carbonizados, prácticamente irreconocibles. “De mi hermanito, algo encontramos, su cabeza y su botita reconocimos”. Cirila pudo observar en el suelo los casquillos de bala dejados por los militares al disparar las ráfagas a los comuneros encerrados en las casas. Algunos de los sobrevivientes más ancianos recogieron los casquillos y posteriormente los entregaron a la Comisión del Congreso que iría a investigar al Accomarca, después de un mes de ocurrida la masacre.

Con mantas los sobrevivientes envolvieron los restos que pudieron encontrar de sus familiares carbonizados y los enterraron en varias fosas de la pampa. El relato de estas escenas produjo el llanto de los familiares que acuden cada semana a la sala a participar en el juicio que han esperado —y por el cual han luchado— más de un cuarto de siglo.

Esperando justicia

Después de la masacre, Cirila no se fue inmediatamente de Accomarca, y eso casi le costó la vida. A inicios de setiembre, mientras lavaba la ropa en el camino, fue divisada por militares quienes empezaron a dispararle sin razón alguna. Luego de este hecho, su padre decidió enviarla a Lima. Por su lado, Teófila partió a Lima a las pocas semanas, porque en Ayacucho se quedó prácticamente sola. Relató que en la capital de la república sufrió mucha discriminación por ser quechua hablante y no pudo concluir sus estudios escolares.

Al finalizar su declaración, Teófila exhortó a los magistrados de que el juicio se acelere. Los sobrevivientes de la masacre han esperado 27 años para que se haga justicia, no sólo a los responsables materiales, sino también a las autoridades que tenían el deber de proteger a la población.

Teófila relató al tribunal que sigue afectada por los hechos ocurridos en Accomarca hace 27 años. Perdió su madre a una edad muy joven, y hasta el momento no ha podido enterrarla. De las 69 víctimas, el Estado ha devuelto los restos de sólo tres de ellas (6).

“Ni el oro ni la plata me van a devolver el amor de mi madre,” dijo Teófila al final de su testimonio. Los familiares que estuvieron en la audiencia ese día asintieron con la cabeza, afirmando su creencia, evidente a lo largo de su búsqueda a través de casi tres décadas, que la mejor forma de honrar a sus seres queridos es impartiendo justicia.

Notas:

 

*Jo-Marie Burt es profesora de ciencia política en la Universidad de George Mason y asesora principal de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA). Es autora del libro, Violencia y autoritarismo en el Perú: bajo la sombra de Sendero y la dictadura de Fujimori (IEP, SER, EPAF; 2009, 2011). María Rodríguez Jaime es licenciada en Historia por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ambas han presenciado numerosas audiencias del juicio Accomarca como parte del proyecto de investigación, Peru Human Rights Trials Project.

 

1) Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, Tomo VI, capítulo 1. “Patrones en la perpetración de los crimenes y de las violaciones de los derechos humanos,” y Tomo II, capítulo 1.3, “Los actores armados: Las fuerzas armadas”. Para trabajos académicos, véase: P. Mauceri, Militares, insurgencia y democratización en el Perú, 1980-1988, Lima, IEP, 1989; C.I. Degregori y C. Rivera Paz. Perú 1980.1993: Fuerzas Armada, subversión y democracia. Redefinición del papel militar en un contexto de violencia subversiva y colapso del régimen democrático. Lima, IEP, 1993; Las fuerzas armadas y el 5 de abril. La percepción de la amenaza subversiva como una motivivación golpista Lima, Documento de Trabajo No. 73, IEP, 1996; C. Tapia. Las Fuerzas Armadas y Sendero Luminoso, dos estrategias y un final. Lima: IEP, 1997; Rospigliosi, Fernando. Montesinos y las Fuerzas Armadas. Lima, IEP, 2000. Jo-Marie Burt, Violencia y Autoritarismo en el Perú, Capítulo 3; Lima, IEP, 2011. (^^^)

2) Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Tomo VII, capítulo 2. “Las ejecuciones extrajudiciales en Accomarca (1985)”. (^^^)

3) Conformado por el Coronel de Infantería EP Nelson Gonzales Feria, el Teniente Coronel de Infantería EP César Gustavo Martínez Uribe Restrepo (G2) y el Teniente Coronel de Infantería EP Carlos Medina Delgado (G3). (^^^)

4) En total son 29 imputados, todos ellos militares, en el caso Accomarca. Sólo Telmo Hurtado está detenido; los demás militares están libres y tienen orden de comparecencia. David Castañeda, otro jefe de una de las unidades Lince, ha logrado evitar ser extraditado desde Estados Unidos. Telmo Hurtado fue extraditado en julio de 2011, y Rivera Rondón fue deportado de Estados Unidos en 2008. (^^^)

5) No es la primera vez que Teófila y Cirila asumen un rol protagónico en el caso de Accomarca. Con el apoyo legal del Centro de Justicia y Responsabilidad (CJA), una organización de litigio ubicada en San Francisco, California, el 11 de julio de 2007 Teófila interpuso ante la Corte Federal de Estados Unidos Corte del Distrito Sur de Florida una demanda contra Telmo Hurtado por asesinato extrajudicial, tortura, y crímenes de guerra y de lesa humanidad. Ambas participaron en el juicio oral y como bien lo plantea la CJA, las demandas interpuestas contribuyeron enormemente en la deportación de Rivera Rondón a Perú en agosto de 2008 y en la extradición de Hurtado en julio del 2011. En: http://www.cja.org/. (^^^)

6) Artículo Publicado en La República, el 14 de Octubre de 2012: “Solo restos de 3 de 69 víctimas de matanza de Accomarca han sido devueltos a sus familiares” (^^^)

 

Publicado en Noticias Ser el 14 de noviembre de 2012