Memoria. Gremios periodísticos recordaron los 31 años de la masacre y prometieron ayudar a familiares
Al cumplirse 31 años de la matanza de Uchuraccay, en la cual fueron asesinados ocho periodistas, ayer se celebró una romería en el cementerio El Ángel y una misa en la iglesia Santo Domingo. Estas actividades fueron impulsadas por el Colegio de Periodistas de Lima (CPL) y la Asociación Nacional de Periodistas (ANP), así como los propios familiares de las víctimas.
“No solo se trata de que este hecho no se olvide, sino de saber la verdad. El problema es que después de 31 años no se ha cerrado el caso. En su momento se condenó a cuatro campesinos, pero sabemos que ellos fueron instigados. Aún no sabemos quiénes fueron los autores intelectuales”, señaló Obregón.
Al respecto, el directivo del Colegio de Periodistas recordó que la mayoría de los hombres de prensa asesinados en Uchuraccay representaba a medios de oposición y se encontraba cubriendo la confirmación de una matanza ocurrida en la zona, aparentemente por las fuerzas militares.
“Estamos presentando los documentos ante la Corte Interamericana para que reabra el juicio. No olvidemos que en el 83 ya se hablaba de los inicios de una guerra violenta de parte de las Fuerzas Armadas”, aseveró el decano del CPP.
Por último, Max Obregón reconoció que en los últimos años los gremios periodísticos no colaboraban con la causa que perseguían los familiares de las víctimas de Uchuraccay, pero informó que a partir de ahora el CPP y la ANP sí lo harán hasta que se reabra el juicio y se conozca a los autores intelectuales de la matanza.
“Recién cuando se sepa quiénes fueron los responsables estaremos tranquilos. Esta es una lucha que han llevado los familiares, pero ahora los gremios periodísticos la estamos tomando en cuenta. Vamos a pedir a la ciudadanía que se sume a esta causa”, manifestó el decano del Colegio de Periodistas del Perú.
Hoy se cumplen 31 años de la matanza de periodistas en las alturas de Huanta. Presentamos un recuerdo de los mártires y algunas fuentes de información esenciales para no olvidarlos
Un día como hoy, hace 31 años, ocho periodistas, un guía y un campesino de la localidad murieron en el poblado de Ucchuraccay, en la provincia de Huanta, Ayacucho.
Es difícil, muy difícil, comunicar a quienes no vivieron esos años la brutal realidad de esta matanza. En 1983, la violencia que durante toda aquella década azotó al Perú era aún nueva, y en muchos sentidos indefinida, sus actores menos claros para el público común de lo que serían luego, sus dinámicas menos evidentes de lo que son hoy.
Precisamente, muchos peruanos confiábamos en la prensa -sí, eso aún era posible- para informarnos con oportunidad y veracidad sobre lo que estaba ocurriendo en aquellas alturas andinas, tan alejadas entonces como ahora de las preocupaciones cotidianas de los limeños. Saber de la tragedia -cuyos detalles permanecieron en el misterio por mucho tiempo, y aún hoy no se conocen a cabalidad- fue una sacudida de la que no nos recuperamos. Reveló, entre otras cosas, la existencia de una zona oscura, opaca, de la realidad, a la cual las cámaras de la prensa ya no tenían acceso, y a la cual por consiguiente la opinión pública permanecería ciega.
Los periodistas habían llegado a la zona, a 4,000 metros de altura, para investigar una matanza de comuneros ocurrida poco tiempo antes. Hoy se sabe que las altas sierras de Ayacucho eran en ese momento escenario de una violenta batalla no sólo entre la policía, el ejército y la marina, de un lado, y los “subversivos” de Sendero Luminoso del otro, sino también entre distintas comunidades, e incluso entre grupos (por ejemplo, generacionales) dentro de cada comunidad.
Uchuraccay estaba siendo desangrada por esos enfrentamientos, que le costarían poco después convertirse en una tierra de fantasmas. Las versiones oficiales del momento hablaban de asesinatos selectivos de comuneros y la presencia de grupos armados, y eso fue lo que los periodistas partieron a investigar.
Tras la masacre, la investigación de los hechos corrió a cargo de una comisión especial presidida por el novelista Mario Vargas Llosa. La comisión concluyó, entre otras cosas, que los periodistas, que no podían comunicarse en quechua, habían sido confundidos con terroristas por los comuneros de Uchuraccay. Esta se convirtió en la versión oficial de lo ocurrido, pero nunca satisfizo a nadie.
En memoria de Jorge Sedano Falcón (La República), Eduardo de la Piniella Palao (El Diario de Marka), Willy Retto Torres (El Observador), Pedro Sánchez Gavidia (El Diario de Marka), Amador García Yanque (Oiga), Jorge Luis Mendivil Trelles (El Observador), Félix Gavilán Huamán (El Diario de Marka), Octavio Infante García (Panorama de Huamanga) y Juan Argumedo García (guía), estos son hechos que no debemos olvidar. Y, más aún, no debemos permitir que sus detalles queden en el misterio.
Aquí, algunas fuentes esenciales de información sobre el caso.
El periodista Juan Gargurevich ha escrito extensamente sobre la masacre y las investigaciones posteriores.
“El periodista que no se lleva de la versión oficial, busca la verdad”
Por Tania Temoche
El 26 de enero de 1983, ocho periodistas y un guía* fueron asesinados en la comunidad de Uchuraccay, en las alturas de la provincia de Huanta (Ayacucho), cuando se dirigían a la localidad vecina de Huaychao para realizar una investigación periodística que presuntamente comprometía a las Fuerzas Armadas en eliminaciones forzadas a miembros de comunidades campesinas. Se van a cumplir 31 años desde aquella fecha fatídica y la verdad sobre los autores intelectuales de la masacre sigue en compás de espera. Este y otros temas como la concentración de medios y el papel del Colegio de Periodistas de Lima, es abordado por el actual Decano, Max Obregón Rossi. Profesor universitario y periodista de campo, ganó hace un mes el decanato con la lista “Dignidad y Profesionalismo”, con la tarea de revalorar la institución. Su equipo está conformado por ocho comisiones, integrados por periodistas e intelectuales que se sumaron a este movimiento por la dignidad profesional. He aquí la entrevista.
El gobierno del Arq. Fernando Belaunde declaró a Ayacucho en Estado de Emergencia en diciembre de 1982. El día 31, último día del año, el General Clemente Noel y Moral asumió la conducción del Comando Político- Militar; y, el 21 de enero de 1983 la Marina tomó el control de las provincias de Huanta, donde se halla Uchuraccay, y La Mar. Cinco días después fueron asesinados ocho periodistas y el guía Juan Argumedo en Uchuraccay ¿simple coincidencia? ¿los militares no tuvieron nada que ver, tal como señaló la “Comisión Vargas Llosa”? ¿Cuál es su opinión al respecto?
Llama la atención que la “Comisión Vargas Llosa” apenas estuvieron cuatro horas en Uchuraccay y, además no entrevistó al General Noel ni a los cuatro oficiales que estuvieron allí…
Fue un grupo de intelectuales, si se quiere reconocidos, pero que no hicieron una labor a la altura de las circunstancias; al final arribaron a una conclusión de tipo sociológico : que los hechos se produjeron en su momento resultado de la ignorancia, lo que sirvió para encubrir a los responsables. No olvidemos que los asesinados eran opositores del gobierno, los periodistas no eran la prensa oficial, ellos salieron en busca de la confirmación de una noticia sobre lo sucedido en la comunidad de Huaychao, como enviados de La República, El Observador, el Diario Marka, entre otros; esto demuestra que el periodista que no se lleva de la versión oficial, busca la verdad. Si estos colegas se pusieron de acuerdo para salir en búsqueda de la confirmación de una noticia fue porque no se llevaban de lo que decían los boletines informativos del comando político-militar, fueron a buscar la noticia y murieron por hacerlo. Por lo menos para los que trabajamos con ellos, particularmente yo trabajé con uno de ellos, -éramos de la misma generación y hoy tendríamos la misma edad-, nos dolió el final tan trágico y nos duele aún más que no se sepa qué pasó. No se trata de lamentarnos de un hecho que sucedió, sino que necesitamos saber qué pasó; mientras esto persista nadie puede estar tranquilo.
Resulta inverosímil que no supieran nada cuando los periodistas iban pasando todos los controles militares antes de llegar a Uchuraccay
Te cuento algo… Canal 2 había sido inaugurado los primeros días de enero de 1983 y, yo era subdirector de noticias de “90 segundos”; alrededor de la una de la tarde del sábado 29 nos llega la información sobre Uchuraccay, y la empiezo a cruzar con otros medios como El Diario Marka y El Observador, hasta que la confirmamos, y a las dos de la tarde sacamos el primer flash informativo. Evidentemente fue un golpe muy duro. Pero, esa noche, alrededor de las seis de la tarde, yo sabía que el entonces Ministro del Interior, Fernando Rincón Bazo, asistía como padrino de boda en la iglesia Santa María Reyna; una de las reporteras era Vicky Peláez y la asigno para que entreviste al ministro; cuando le preguntó sobre el tema, cerca de las 7 de la noche, Rincón Bazo no sabía absolutamente nada, estaba perdido, ni siquiera su servicio de inteligencia le reportó que estaban saliendo los flashes en televisión. Eso demuestra que el control en la zona era totalmente militar. Cuando los casi 100 periodistas que viajaron a Ayacucho en el avión fletado por el periodista Guillermo Thorndike, preguntaron al general Clemente Noel sobre lo acontecido, las contradicciones fueron evidentes; había un afán de ocultar los hechos, y también de tergiversarlos al tratar de dar un significado sociológico a la matanza porque las cabezas fueron colocadas en vasijas de chicha; todos estos elementos aun generan dudas.
En marzo de 2010, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), admitió la demanda presentada por los familiares de los asesinados en Uchuraccay ¿en qué situación se encuentra la diligencia?
Desde ese momento hasta la fecha, los familiares están reclamando conocer la verdad y dado que no encontraban apoyo del Estado, las viudas, los hijos, los nietos de los asesinados se dirigieron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos desde hace una década, pidiendo reabrir el caso. Pero el Estado, en lugar de apoyar para saber qué pasó, simplemente no se ha allanado, como sí ocurrió en el caso del dirigente de Construcción Civil, Pedro Huillca. La familia no creyó en la versión oficial de que el dirigente sindical había sido víctima del grupo terrorista Sendero Luminoso, y presionaron hasta que la Corte determinó que volviera a abrirse el juicio y el Estado aceptó, determinándose que miembros del grupo Colina eran los responsables del asesinato. En este caso, la familia de los periodistas está pidiendo lo mismo, pero se han sucedido varios gobiernos, como los de Toledo y García, y no responden. Nosotros vamos a insistir como gremio periodístico que este caso se reabra y el Estado se allane.
Si bien se sancionó a algunos campesinos, los autores intelectuales nunca se determinaron. Para los periodistas era vox populi que habían sido instigados por los militares, pero nunca se probó.
¿A nivel del Colegio de Periodistas, cómo asumen este caso?
La petición de la familia se ha tomado de manera individual, pero nosotros como gremio lo asumimos como causa común. Estamos dando el apoyo de manera coordinada, desde el Colegio de Periodistas, Federación de Periodistas y Gremio de sindicatos de periodistas, corporativamente. Esta preocupación institucional tiene que tener como correlato reaperturar el juicio y llegar a la verdad. ¡Qué terrible!, después de 31 años no saber quiénes fueron los instigadores. Para nosotros los periodistas es una herida abierta y mucho más para los familiares.
En el camino ha habido periodistas que han investigado posteriormente; por ejemplo, se sabe que el guía Juan Argumedo no murió inmediatamente, sino que fue torturado y después asesinado; algunos testigos fueron condenados por la propia comunidad, para que no pudieran dar su versión a la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Víctor Quispe ha logrado entrevistar a los niños de aquella época que hoy son mayores y ellos han contado lo que vieron.
El gremio hará causa común para que el Gobierno se allane y esperamos que, después que pase lo de La Haya, no hagan lo que han hechos otros gobiernos. No hay nada que esconder, y necesitamos cerrar las heridas. Cada año duele recordar a los colegas.
¿Qué opinión le merece que algunos hayan criticado su posición como Decano al opinar y criticar la concentración de medios porque dicen que es un tema básicamente empresarial?
Jajaja… duelo de blancos, han dicho. Me causa gracia definitivamente. Todo el mundo tiene derecho a opinar y así como ellos tienen derecho a opinar, yo también tengo mis derechos intactos, en ese sentido les he contestado, si creen que es un tema de blancos y ellos se consideran esclavos, ya es problema de cada uno. A mi me parece patético que entre periodistas no toquemos estos temas que nos compete, abordamos temas como el de APDAYC como si fuéramos compositores, o de la Iglesia como si todos fuésemos feligreses y, ¿no vamos a tocar un tema que sí nos afecta directamente? Nosotros como Colegio consideramos que la concentración de productos periodísticos no ayuda a nadie, pero fundamentalmente nuestra preocupación -y eso está en los estatutos del Colegio de Periodistas y en la Ley- es la defensa gremial. Entonces, como tal, ¿quiénes hacen los periódicos? : los periodistas. No lo hacen los dueños, ellos ponen el capital con determinadas características. Por lo tanto, sí nos afecta porque estamos hablando en principio de productos periodísticos. Lo segundo, es que esta concentración está dando lugar a que determinados productos diarios y revistas que pertenecen al grupo mayoritario se trabajen bajo una empresa determinada. Antes esta empresa tenía sus periodistas para trabajar tres productos, ahora tiene quince y por si acaso, sin un sol más; y el periodista debe cubrir todos esos espacios porque le dicen que, si no quieren hacerlo, detrás suyo hay cientos que quieren cubrir ese puesto múltiple, precarizándose el trabajo.
Y esa precarización trae abusos y malos productos
Nos están llegando denuncias de que los colegas están siendo obligados a trabajar para varios productos de un solo grupo y sin ningún sol adicional. Estamos peleando por el respeto al trabajo y a su salario como profesional. Además del abuso laboral, existen otros problemas, como los resultados del producto y, me refiero a la calidad del mismo. La gente ya no va a distinguir lo que era antes la competencia y la primicia, pues funciona como cadena de periódicos: una nota de deportes sale en uno y en otro sale el mismo con una pequeña diferencia, pero al final es lo mismo. Además, del abuso de la posición de dominio, pues a quienes hemos trabajado en medios de comunicación no nos pueden engañar: en estos medios hay intereses para defender a los grupos empresariales que están detrás; a ver que salga en alguno de esos diarios una queja contra la aerolínea LAN; ¡no la sacan, pues!, como tampoco publican denuncias contra empresas que forman parte de sus consorcios. No nos engañemos con una supuesta “independencia”, cuando determinadas informaciones pueden afectar a su sector empresarial y no la publican. Los medios concertan en cuanto a lo que van a decir y se alinean bajo un mismo esquema.
En qué estado encontró el Colegio de Periodistas de Lima y cuáles son las tareas inmediatas a ejecutarse ?
Lo encontramos en un estado deplorable, los ambientes en completo abandono, sin agua, y los baños insalubres. Documentos incompletos, estados de contabilidad desaparecidos. Ni bien asumí, con las primeros cotizaciones de los colegiados que confían en la actual Junta Directiva se ha trabajado en la recuperación física del local, remozando y reinstalando el servicio de agua potable, y, claro está, acompañado de una auditoría. De igual modo, institucionalmente estamos fijando posición desde el aspecto gremial, laboral y académico; y también pronunciándonos sobre la importancia de la profesionalización de la carrera y la colegiatura, en la que lamentablemente hubo un debilitamiento que afectó mucho a los periodistas, a partir de la Ley Torres y Torres Lara, que señalaba que no era importante la colegiatura; acompañado de otro aspecto : que nos quitaron las rentas equivalentes al 1% por ingreso de publicidad; los dirigentes actuales no nos quedamos en el lamento, estamos buscando otras alternativas con creatividad.
A nivel del Colegio nos estamos acercando tanto a los estudiantes de todas las universidades, como a los colegas que desean capacitarse de manera gratuita, para que sigan diplomados o maestrías; estamos brindando una contraprestación de servicios a nuestros afiliados.
En esta semana hemos inaugurado la muestra fotográfica “Uchuraccay” en los pasillos y salones del propio Colegio, sumado a conversatorios y charlas con interesantes expositores en diferentes sedes, para recordar el 31° aniversario de la masacre de nuestros colegas, en conjunto –y, esto es lo importante– con la Asociación Nacional de Periodistas y Federación de Periodistas del Perú, unidos por una misma causa, por vez primera.
Estamos reformulando nuestra página Web, para que no sea solo institucional sino una plataforma de consulta para colegas en comunicación, con herramientas para el diseño del trabajo en todo el país, la que deberá estar lista en marzo o abril. Tenemos también la radioemisora Uchuraccay en Internet, iniciada por la anterior gestión, la que estamos ampliando a televisión, con aspectos valorativos de la profesión. Queremos que sea al mismo tiempo un espacio para futuros colegas de diferentes universidades, a fin de que tengan la oportunidad de presentar sus proyectos.
Tenemos ocho comisiones ejecutivas de trabajo con 50 colegas; aparte de la Junta Directiva estamos hablando de 60 todos periodistas de trayectoria que se han sumando a este movimiento de recuperación que se llamó Dignidad y Profesionalismo. En eso estamos, por un periodismo digno y profesional.
(*)Relación de los ocho periodistas asesinados:
Eduardo De la Piniella y Pedro Sánchez (El Diario de Marka)
Félix Gavilán (corresponsal de El Diario de Marka)
Hace 31 años fallecieron ocho hombres de prensa y un guía cuando se trasladaban entre poblados ayacuchanos
Gremios de periodistas, familiares de las víctimas y algunos legisladores plantearon hoy reconocer como la “Ruta de la Paz y Reconciliación” al trayecto Toctto-Uchuraccay que recorrieron un grupo de hombres de prensa muertos en Ayacucho.
En Uchuraccay fallecieron, el 26 de enero de 1983, Willy Retto, Jorge Sedano, Eduardo de la Piniella, Amador García, Pedro Sánchez, Jorge Mendivil, Félix Gavilán y Octavio Infante, así como el guía ayacuchano Juan Argumedo.
En la conferencia de prensa donde se anunció la solicitud también participaron los familiares de los periodistas Oscar Retto, Emilia viuda de García, Paulina viuda de Gavilán y Gloria Trelles de Mendívil, madre de Jorge Mendívil.
La reunión tuvo por finalidad, además, dar a conocer las diversas actividades que desarrollarán, de manera conjunta y coordinada tanto en Lima como en Ayacucho, la Asociación Nacional de Periodistas, la Federación de Periodistas del Perú y el Colegio de Periodistas de Lima.
El programa de actividades incluye la realización de foros y ceremonias, romerías y conversatorios, para conmemorar la significativa fecha. Asimismo, la tradicional colocación de ofrendas florales en el Santuario de la Paz y la Reconciliación, erigido en Uchuraccay, en memoria de las víctimas, asi como la inauguración del Museo de la Memoria, que funcionará en la Casa Comunal de la localidad campesina.
Acha resaltó que el caso Uchuraccay se ha convertido en una memoria emblemática de lo que representó la violencia terrorista en Ayacucho hace varias décadas.
Dijo además, que los ocho periodistas asesinados son un ejemplo para una generación que buscó la verdad por encima del miedo y el terror sembrado por Sendero Luminoso.
Señaló que esa ruta es recorrida cada año, por periodistas locales, familiares de las víctimas, e incluso alcaldes, y parte desde el hostal Santa Rosa, en el que se alojaron los mártires.
El congresista José Urquizo a su vez resaltó la institucionalización de lo vivido en Ayacucho, a través de los años y a iniciativa de los familiares, las autoridades y la ANP local.
“Aún pese al tiempo transcurrido y al cansancio han trabajado para que en el país y el mundo se recuerde a un grupo de ocho jóvenes periodistas que llegó a esa zona convulsionada por la violencia, en busca de la verdad y encontró la muerte”, afirmó. (Con información de Andina)