Por Jo Marie Burt & María Rodríguez
El 3 de febrero de 1984, José Navarrete Cabrera y Celestino Yaranga Pozo fueron detenidos por infantes de la Marina y llevados al Estadio de Huanta, donde fueron cruelmente torturados. Días después los pusieron en libertad y fueron obligados a salir de la ciudad.
En el año 2011 comenzó el juicio oral contra el único imputado, Alberto Silva Santisteban Larco quien fuera jefe del destacamento de Infantería de la Marina en Huanta.
El día de hoy, jueves 28 de febrero, la Sala Penal Nacional dictará sentencia por este caso.
Les dejamos dos notas periodísticas al respecto.
La República
Enjuician a marinos por torturar a campesinos en base militar
Por Elías Navarro. Ayacucho
Después de 27 años de doliente espera, recién ayer, martes, empezó en la ciudad de Ayacucho el juicio de dos casos de torturas infligidas a campesinos por miembros de la Infantería de Marina acantonada en Huanta, en 1984.
La Fiscalía ha solicitado 10 años de prisión para Alberto Silva Santisteban Larco, entonces jefe del destacamento de Infantería de Marina en Huanta, quien es un reo libre.
El juicio se cumple en Ayacucho, hasta donde se trasladaron los miembros de la Sala Penal de Lima, a cargo del proceso.
Los agraviados son José Navarrete Cabrera y Celestino Yaranga Pozo, detenidos por infantes de la Marina el 3 de febrero de 1984.
Ambos fueron acusados de terrorismo y cruelmente torturados en la base de la Marina instalada en el estadio municipal de Huanta, y luego obligados a firmar documentos en los que se aseguraba que no habían sido maltratados. Ayer dieron su testimonio ante el tribunal.
Celestino Yaranga fue detenido por un marino llamado ‘Compositor’, a quien reconoció porque era comensal de su restaurante. En la audiencia no pudo evitar el llanto al recordar cómo lo torturaron.
Hoy el tribunal interrogará a los testigos, antes de inspeccionar el estadio de Huanta, donde funcionó la base de Infantería de la Marina.
Base militar fue centro de tortura
La base de infantería de la Marina era un centro de detención y tortura, aseguró José Navarrete, quien contó cómo durante su permanencia en el lugar vio a varios que habían sido torturados.
En su caso, los marinos ingresaron a su domicilio y se lo llevaron a golpes junto a su esposa Herminia Oré. Ella fue liberada 3 días después. “Me llevaron al estadio municipal de Huanta, vendaron los ojos y amarraron las manos. Luego de 2 días me torturaron colgándome 7 veces de una viga, me sumergieron boca abajo en un cilindro con agua, me pisaron el estómago una y otra vez”, dijo.
Publicado en La República el 13 de abril de 2011
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Noticias SER
Caso Navarrate-Yaranga sienta precedente en la justicia
Por Yuber Alarcón
Luego de 27 años de ocurrida la detención y tortura de José Navarrete Cabrera y Celestino Yaranga Pozo por infantes de la Marina de Guerra acantonados en el estadio municipal de Huanta, se inició el juicio oral contra Alberto Gustavo Silva Santisteban Larco, jefe político militar de Huanta en 1984, para quien la Fiscalía ha solicitado ocho años de pena privativa de la libertad.
El 3 de febrero de 1984, mientras José Navarrete dormía junto a su familia, en su domicilio del Jr. Saenz Peña 317 de la ciudad de Huanta, fue detenido -siendo la una de la madrugada- por infantes de la Marina quienes incursionaron en su domicilio. También fue detenida su esposa Herminia Oré, siendo trasladados al estadio de Huanta, donde funcionaba la Base de la Marina y el Comando Político Militar a cargo del acusado Silva Santisteban Larco. La misma suerte corrió aquel día, en horas de la tarde Celestino Yaranga en circunstancias que transitaba por el parque Alameda.
Los agraviados fueron sometidos a diversas formas de tortura a fin de que señalen nombres de presuntos elementos subversivos. Fueron maniatados, colgados en vigas y sumergidos en cilindros con agua fétida, y finalmente recluidos en condiciones infrahumanas. Fueron liberados luego de varios días y obligados a retirarse de la ciudad, bajo amenaza de ser desaparecidos.
El 2007, el Juzgado Supraprovincial de Ayacucho, abrió instrucción para iniciar el proceso judicial que demoró 4 años, para llegar a la etapa de juicio oral, a cargo de la Sala Penal Nacional en Lima, esto en razón a las Resoluciones Administrativas del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial, que ampliaba la competencia de dicha Sala para el juzgamiento de los tipos penales referidos a los delitos contra la humanidad; contraviniendo así, preceptos constitucionales y reglas de competencia como el derecho al Juez Natural respetuoso de los principios constitucionales de igualdad, debido proceso, independencia e imparcialidad, derecho a la prueba y otros.
Con estas resoluciones lo que se pretendía era alejar a los familiares de las víctimas del derecho que tenían de conocer la verdad y alcanzar justicia sobre las graves violaciones a los derechos humanos que habían sufrido. Esta situación en los últimos tiempos se ha venido revirtiendo con las decisiones de la Sala Penal Nacional de trasladarse al lugar de los hechos y desarrollar audiencias de interrogatorio a testigos, peritos y demás diligencias.
Por ello, la Sala Penal Nacional en audiencia pública celebrada en Ayacucho del 12 al 15 de abril pasado, interrogó a los agraviados José Navarrete y Celestino Yaranga, a los testigos Herminia Oré y Rosa Palomino y, a los peritos. Se llevó a cabo la inspección judicial en el estadio municipal de Huanta, con presencia de los agraviados, el acusado y sus abogados, esto con el fin de verificar los espacios en los que fueron torturados, que se ubican en los servicios higiénicos ubicados bajo la tribuna.
Los agraviados al momento de ser interrogados, recordaron los dolorosos momentos que pasaron al ser detenidos y torturados por los infantes de la Marina. Asimismo, por tener en frente suyo al presunto responsable de estos hechos, el acusado Silva Santisteban Larco, quien en todo momento trato de eludir las cámaras de los periodistas, cubriéndose el rostro con gafas oscuras y chalina.
José Navarrete Cabrera señaló: “los marinos me llevaron con dirección al estadio municipal de Huanta, donde se encontraba asentada el Cuartel de la Marina…. Estuve a la intemperie y en plena lluvia que no cesó durante la noche, con las manos atadas, con el rostro cubierto y, a lo lejos oía el quejido de dolor de muchas personas, quejidos que provenían desde distintos ambientes del estadio municipal. Al día siguiente me trasladan a los servicios higiénicos, donde soy torturado, colgado de unas vigas, con las manos atadas a la espalda, los dolores eran insoportables y veía como una especie de chispas o centellas de relámpagos. Luego me sumergían en cilindros llenos de agua mal oliente o fétida, estando a punto de ahogarme y para que reaccionara, me metían golpes en el estomago y otras partes del cuerpo dejándome por momentos inconsciente. Por todo lo sufrido exijo se haga justicia y se sancione a los responsables de mi detención y tortura.”
La decisión de la Sala Penal Nacional de haber trasladado a Ayacucho, esla mejor forma de llegar a la verdad y hacer justicia es escuchando a las partes, en el lugar de los hechos, utilizando su idioma materno y haciendo constataciones de manera directa, evitándoles a los familiares, gastos innecesarios de traslado, hospedaje y alimentación.
Esta audiencia sienta un precedente para que las audiencias de los próximos juicios orales a iniciarse en los casos Cabitos, Cayara, Huancapi, Morales Ortega y otros, se programen en el lugar de los hechos, es decir en Ayacucho. Es importante que se conozca la verdad y que los familiares de las víctimas sientan que la justicia aunque tarda, llega.
Artículo publicado en revista RETABLO. Nro 40-41. Mayo-Junio 2011. Ayacucho. Asociación SER
Publicado en Noticias SER del 25 de mayo 2011