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Caso Fujimori: De San José al Indulto Inviable

  • La reciente resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la anulación de la llamada sentencia Villa Stein y el inminente pedido de indulto humanitario a favor del condenado ex presidente Alberto Fujimori nuevamente plantean como centro del debate la acción de la justicia y las estrategias de impunidad para burlarla.

por Carlos Rivera Paz, Juan José Quispe Capacyachi y Sigfredo Florian Vicente

La anulación de la sentencia emitida el 20 de Julio por la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia –más conocida como sentencia Villa Stein– y el inmediato anuncio del pedido de indulto humanitario para el condenado ex presidente de la república Alberto Fujimori Fujimori nos demuestra que ambos acontecimientos son parte de la misma estrategia.

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Alberto FujimoriAlberto FujimoriLa sentencia Villa Stein pretendió erigirse en la decisión judicial que debía marcar un antes y un después en el proceso de justicia en los casos de graves violaciones a los derechos humanos, a favor -claro está- de quienes están condenados por la comisión de ese tipo de crímenes. Lo que intentaron no fue otra cosa que establecer un nuevo marco de interpretación de los hechos y reducir la gravedad de los crímenes, para que a partir de ese “nuevo estándar” discutir la legitimidad y legalidad de la condena impuesta a Alberto Fujimori. Los que perpetraron esa sentencia coincidirán con nosotros que el tiro les salió por la culata.

En el lapso de dos meses no solo se logró generar una corriente de opinión elevadamente crítica contra el contenido de dicha sentencia, sino que, además, se obtuvo una audiencia de seguimiento en la Corte Interamericana de Derechos Humanos -en la que el único particular fue el abogado del condenado Fujimori- y el pasado 24 de setiembre la Corte IDH publicó una resolución de cumplimiento que técnicamente tuvo efectos devastadores contra la sentencia de julio de este año, ya que en menos de 3 días la mismísima Sala Penal Permanente de la Corte Suprema se vio obligada a anular la sentencia de julio. Algunos desubicados no tuvieron más remedio que argüir que la resolución de la Corte ofendía la soberanía de la nación peruana.

Es evidente que la resolución de la Corte IDH y la anulación de la sentencia Villa Stein han significado derrotas judiciales y políticas de muy significativas proporciones para aquellos que -como el fujimorismo- alientan el establecimiento de ese nuevo estándar judicial, con el agregado de que esta nueva derrota es posible gracias a una nueva intervención decisiva de la Corte de San José de Costa Rica.

Es esta derrota política la que indudablemente aceleró el anuncio de la solicitud del indulto humanitario para el condenado Alberto Fujimori. Por eso hemos dicho que tal anuncio no es otra que la implementación del Plan B del fujimorismo, porque en realidad ahora es más evidente que ellos tenían muchas expectativas en los resultados que pensaban tendrían con la sentencia Villa Stein. De hecho ya la consideraban como un “instrumento” judicial y político para enfrentar muchas decisiones judiciales que les habían sido adversa, sobre todo aquellas en las que los tribunales habían calificado a las más graves violaciones a los derechos humanos como crímenes de lesa humanidad.

El indulto

Este ha sido un tema recurrente en la intervención política del fujimorismo desde las semanas siguientes a la condena de Alberto Fujimori en abril de 2009. Su anuncio no es una casualidad y menos un exabrupto político. Se trata de una operación política que solo iba a ser utilizada cuando las otras alternativas estuvieran completamente agotadas. En este momento, tras la resolución de la Corte IDH y la anulación de la sentencia Villa Stein, la alternativa judicial está agotada para la defensa de Fujimori. Por ello han optado por el indulto y porque creen que la estrategia de ablandamiento puede que haya dado sus frutos a nivel de los principales personajes del Poder Ejecutivo.

Pero si bien el indulto es una atribución del presidente de la república y ello lo coloca en un ámbito estrictamente político, hay algunos asuntos preliminares que no podemos dejar de considerar. El primero de ellos debe ser el analizar si se trata de un indulto común o de un indulto humanitario. Si bien los hijos del condenado Fujimori han advertido que solicitarán un “indulto humanitario”, hay que recordar que Alberto Fujimori es una persona condenada como autor mediato de los delitos de homicidio calificado, como crimen de lesa humanidad, y secuestro agravado y ello determina que existen prohibiciones en la legislación penal nacional como la ley 26480 –del 13 de junio de 1995- que establece una prohibición para el otorgamiento de indultos a aquellas personas condenadas por el delito de secuestro agravado. Esto tiene correlato con el vigente Decreto Supremo No. 008-2010-JUS de fecha 23 de julio del 2010 que en su artículo 5 expresamente establece la improcedencia del indulto al señalar que “La Comisión de Gracias Presidenciales no dará tramite a las solicitudes de los procesados o condenados por delitos a los que por ley expresa se ha excluido de la gracia del indulto…”.También existe una prohibición proveniente desde el derecho internacional, específicamente desde la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

En el caso del indulto humanitario la posibilidad del otorgamiento exige el cumplimiento de requisitos previamente establecidos en el Reglamento Interno de la Comisión de Gracias Presidenciales del Ministerio de Justicia. El 13 de Junio de 2010 el Ministerio de Justicia promulgó la Resolución Ministerial Nº 0162-2010-JUS, el Reglamento Interno de la Comisión de Gracias Presidenciales, cuyo artículo 31º establece que se recomendará indulto humanitario solo en los siguientes casos:

  1. los que padecen enfermedades terminales;
  2. los que padecen enfermedades no terminales graves, que se encuentren en etapa avanzada progresiva, degenerativa e incurable, y además que las condiciones carcelarias puedan colocar en grave riesgo su vida, salud e integridad;
  3. los afectados por trastornos mentales crónicos, irreversibles y degenerativos y además, que las condiciones carcelarias puedan colocar en grave riesgo su viuda, salud e integridad.

¿Cuál de estos requisitos cumple el ex presidente Fujimori Fujimori para que le concedan el indulto humanitario?

Las informaciones públicas y la información proporcionada por la propia familia dan cuenta que ninguna de ellos, ya que no podrían alegar que la enfermedad de Alberto Fujimori sea terminal y tampoco podrían alegar que las condiciones carcelarias de su reclusión están afectando o poniendo en riesgo la vida, la salud o la integridad del solicitante. Al respecto es de público conocimiento las inigualables condiciones carcelarias que el condenado Fujimori tiene en el Fundo Barbadillo. Como también es de público conocimiento la inmediata y calificada atención médica que ha estado recibiendo en el Instituto de Enfermedades Neoplásicas (INEN). Desde hace algunas semanas por decisión propia es atendido en la Clínica San Felipe de Lima. Entonces consideramos que difícilmente se podría alegar un empeoramiento de su estado de salud por esta razón. No comentamos el asunto de la enfermedad mental grave porque no es el sentido de la solicitud de indulto.

¿El indulto puede ser un mecanismo de impunidad?

Más allá de que el indulto sea parte de las atribuciones constitucionales del Presidente de la República (artículo 118º, inciso 21 y que el Ministerio de Justicia tenga un procedimiento previamente establecido que regula los términos en los que se debe realizar la solicitud, el hecho concreto es que el indulto si puede convertirse en un mecanismo de impunidad. Si a pesar de los términos concretos de la ley existe una voluntad por torcerla o por hacer de la solicitud de indulto en una pieza de un acuerdo político entre los partidarios del condenado y el Jefe de Estado esto puede terminar siendo más bien una estrategia para burlar la acción de la justicia. Hasta qué punto el presidente Ollanta Humala está dispuesto a ser el último pero decisivo eslabón del plan para liberar al condenado Fujimori? Eso lo sabremos en un corto tiempo.

El indulto humanitario y la Corte IDH

Las organizaciones de derechos humanos han planteado que tratándose de una persona condenada por crímenes de lesa humanidad en casos que han merecido sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos –Barrios Altos y La Cantuta- resulta indispensable que se proceda a una consulta a dicho organismo del sistema interamericano para verificar la procedencia de una medida de esa naturaleza que, en términos concretos, va a significar la liberación y el perdón de la pena a quien la justicia nacional encontró responsable de crímenes horrendos repudiados por la comunidad internacional.

En ese sentido es importante destacar que los órganos del Sistema Interamericano –Comisión y Corte- han recordado permanentemente a los Estados que frente a los casos de graves violaciones a los derechos humanos uno de sus deberes ineludibles es investigar, juzgar y sancionar. En él están contenidas obligaciones internacionales para que ese tipo de crímenes no quede en la impunidad y para que las víctimas o sus familiares conozcan la verdad y puedan obtener una reparación.

Pero la Corte Interamericana –justamente en la sentencia del caso Barrios Altos- dio un paso adelante al señalar que “…Son inadmisibles las disposiciones de amnistía, las disposiciones de prescripción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables de las violaciones graves de los derechos humanos tales como la tortura, las ejecuciones sumarias, extralegales o arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas por contravenir derechos inderogables reconocidos por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.” (Párrafo 41). De esta manera la Corte declara que ya más allá del deber de investigar, juzgar y sancionar existe la imperiosa necesidad de rechazar cualquier tipo de procedimiento –al amparo de las normas penales o procesales internas- que tenga como objetivo la exclusión de la responsabilidad de quien tiene que rendir cuentas ante la justicia.

Adicionalmente la Corte manteniendo una interpretación enteramente restrictiva de cualquier beneficio indebido dirigido a obtener una exoneración de responsabilidades en la resolución de cumplimiento del 7 de setiembre de 2012 -Supervisión de la sentencia del caso Barrios Altos- declara que “…los Estados deben asegurar, en el ejercicio de su deber de persecución de esas violaciones, que las penas impuestas no se constituyan en factores de impunidad, tomando en cuenta varios aspectos como las características del delito y la participación y culpabilidad del acusado. Del mismo modo, el otorgamiento indebido de beneficios en la ejecución de la pena puede eventualmente conducir a una forma de impunidad, particularmente cuando se trate de la comisión de graves violaciones a los derechos humanos….” (Párrafo 55).

A ello debemos agregar una mención de la Corte IDH –en línea de restricción- del asunto del indulto. En la sentencia del caso Gutiérrez Soler Vs Colombia –del 12 de setiembre de 2005, la Corte declara expresamente que “…es preciso que tribunales penales ordinarios competentes investiguen y sancionen a los miembros de la fuerza pública que participan en casos de violaciones a derechos humanos[1]. Por otra parte, el Estado deberá abstenerse de recurrir a figuras como la amnistía, el indulto, la prescripción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad, así como medidas que pretendan impedir la persecución penal o suprimir los efectos de una sentencia condenatoria”.(Párrafo 97).

Entonces es perfectamente posible afirmar que la Corte IDH siempre ha tenido una línea de interpretación absolutamente restrictiva para cualquier tipo de beneficios indebidos que puedan o pretendan favorecer a quienes están siendo investigados, juzgados o que ya se encuentran condenados. Ello definitivamente comprende también al indulto.

¿Y los otros procesos?

En este asunto no debemos perder de vista que Alberto Fujimori no solo esta condenado por crímenes de lesa humanidad y secuestro agravado, sino también, por diversos delitos de corrupción -CTS de Montesinos, compra de congresistas, compra de Cable Canal de Noticias y allanamiento a la casa de Montesinos-. Pero Fujimori tienes más procesos en su contra. De hecho la Suprema Corte de Chile acaba de autorizar una ampliación de la extradición por el caso de la compra de los llamados diarios chicha, la que si bien ha sido apelada por la defensa del extraditable el volumen y la calidad de las pruebas existentes contra Fujimori es casi seguro que la Sala Penal de la Suprema Corte de Chile confirme la concesión de la ampliación de la extradición y ello significara la realización de un nuevo proceso judicial en el que es inminente la aplicación de una nueva condena a pena efectiva. Este dato determina que no solo estamos ante un posible indulto sino también ante un derecho de gracia.

Nota:

[1] Cfr. Caso 19 Comerciantes. Sentencia de 5 de julio de 2004. Serie C No. 109, párr. 263; Caso Las Palmeras. Sentencia de 6 de diciembre de 2001. Serie C No. 90, párr. 51; y Caso Cantoral Benavides. Sentencia de 18 de agosto de 2000. Serie C No. 69, párr. 113. (^^^)

Originalmente publicado en Justicia Viva, 4 de octubre de 2012

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News Reports on Transitional Justice in Peru

Organismos internacionales piden al presidente Humala que no indulte a Fujimori

Mediante una carta abierta dirigida al presidente Ollanta Humala, los organismos internacionales WOLA y CEJIL le solicitaron al mandatario no otorgar el indulto al sentenciado por violación a los derechos humanos, Alberto Fujimori.

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© La República© La RepúblicaEn el documento publicado, las instituciones sostienen que, “si bien el presidente tiene la potestad de otorgar el indulto humanitario, está a su vez obligado a ceñirse al Estado de derecho, y su decisión debe respetar las obligaciones internacionales del Perú”.

“Sería un agravio para los sobrevivientes y familiares de las víctimas que el Presidente de la República otorgara el indulto humanitario sin que ello se amerite por las condiciones de salud del ex mandatario”, remarcaron.

Lea la carta completa a continuación:

 

 

 

 

Publicado en La República el 4 de octubre de 2012

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¿Un indulto por negociar?

Por Nelson Manrique

La demanda de un indulto humanitario para Alberto Fujimori tiene el potencial de convertirse en un punto de quiebre para la precaria democracia peruana.

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© El Comercio© El ComercioEl indulto es una facultad que la Constitución otorga al presidente bajo condiciones muy precisas, y estas excluyen a Alberto Fujimori de este beneficio: no existe indulto para los delitos de lesa humanidad ni para los casos de secuestro agravado, ni en la legislación peruana ni en la internacional. Ironías de la vida: fue Fujimori quien introdujo la Ley 26478 por la cual los responsables de secuestro agravado no pueden ser indultados. El indulto, por otra parte, supone un perdón que no borra ni el delito ni la culpa, pero Alberto Fujimori rechaza la sentencia, no se arrepiente ni pide perdón y se declara inocente, a pesar de haber aceptado su culpabilidad en los delitos de corrupción para no ir a juicio.

A pesar de que legalmente el indulto es inaceptable está en marcha una gran campaña mediática orquestada por la derecha y el fujimorismo –que cuenta con el apoyo de Cipriani y el Opus Dei– para demandarlo, alegando “razones humanitarias”, precisamente las mismas que Fujimori negó a sus víctimas. Hasta ahora el Ejecutivo se ha pronunciado a través de la ministra de la Mujer, Ana Jara, quien ha afirmado que el presidente tomará la decisión “sin presión alguna” y se guiará por consideraciones de tipo jurídico, emanadas del ministerio de Justicia. ¿Será una coincidencia que en este contexto Ana Jara haya invitado a la vicepresidenta Marisol Espinoza –quien ha mostrado su independencia de criterio– a “dar un paso al costado” si no se cuadra?

En este contexto, es llamativo que Carlos Tapia, otrora asesor presidencial, haya salido en Radio Panamericana a aconsejar a Ollanta Humala que indulte a Alberto Fujimori porque “le conviene políticamente”. Según ha explicado, la opinión pública no vería mal el indulto, pues la enfermedad de Fujimori ha generado una corriente de simpatía hacia el reo: “Mientras más demore el indulto… más debilitada estará la imagen de Ollanta Humala como presidente”, afirma. Aparentemente Tapia conoce algo sobre la opinión pública que los demás ignoramos. Volvió a ratificarse en el programa “No culpes a la noche” y sostuvo que a Humala le convendría otorgar el indulto ahora, para no darle una “resonante victoria” al fujimorismo (sic). A la pregunta de Milagros Leiva de si Gana Perú lograría con esto la “Ley Nadine”, un incómodo Tapia contestó que “seguramente habrá agradecimientos políticos” y que estos, en democracias débiles, “se arreglan por debajo de la mesa” (http://elcomercio.pe/actualidad/1475256/noticia-ollanta-humala-le-convie…). Aunque un día después Tapia afirmó que no cree en el indulto y que este “no es beneficioso para la democracia” lo dicho queda y el objetivo de banalizar una decisión que viola nuestro ordenamiento jurídico se ha logrado.

Tapia ha hecho una larga carrera como político izquierdista, ha sido miembro de la CVR y no es una persona que ignore las implicaciones de lo que declara. ¿Qué justifica su viraje a favor del indulto que demanda el fujimorismo? Creo que la clave la ha brindado Milagros Leiva al sugerir que lo que se está negociando es un indulto a Fujimori a cambio del apoyo de los fujimoristas para cambiar la Ley Orgánica de Elecciones y permitir que Nadine Heredia sea candidata el 2016; ya Keiko Fujimori insinuó en abril que podría prestar el apoyo de su bancada parlamentaria para hacerlo, oferta que fue saludada con alborozo por el entonces premier Daniel Abugattás (http://bit.ly/HwVD9Q). Justificar el indulto –como lo hace Carlos Tapia– podría leerse como una manera de ofrecerse como un operador político capaz de defender “desde la izquierda” una medida que va a movilizar grandes resistencias.

Naturalmente, Keiko solo convertiría a Nadine en su mayor competidora electoral a cambio de un bien mayor: la libertad de su papá; finalmente, la razón de ser del fujimorismo es su liberación. Aparentemente se vendrían desarrollando varias negociaciones paralelas para lograrlo, incluyendo el apoyo del nacionalismo a la incorporación de apristas y fujimoristas –se habla de Rolando Souza, el ex abogado defensor de Fujimori– al Tribunal Constitucional, preparando una eventual “interpretación auténtica”.

Tiene la palabra Ollanta Humala.

Publicado en La República, el 02 de octubre de 2012

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News Reports on Transitional Justice in Peru

La voz de los familiares de las víctimas

“Ex dictador siempre fue indolente con el dolor ajeno”

Se pronunciaron así Gisela Ortiz, hermana de Luis Ortiz, víctima de La Cantuta; Raida Cóndor, madre de Armando Amaro Cóndor, otra de las víctimas de esta matanza, así como Rosa Rojas, madre del niño de 8 años asesinado junto a su padre Manuel Ríos, en Barrios Altos.

Los deudos de las víctimas de la matanza pidieron al presidente Ollanta Humala que recuerde que él también es padre y no otorgue dicha gracia presidencial al reo de la Diroes.

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NUNCA HA RECONOCIDO SUS ACTOS

© La Mula© La MulaEn diálogo con LA PRIMERA, Gisela Ortiz sostuvo que primero debe esperarse cuáles son los fundamentos que esgrimirán para tal petición.

Precisó que en el caso de Fujimori, se habla de un indulto humanitario y dijo que esta gracia exige que el reo afronte un estado de salud grave. En ese sentido, hizo hincapié que desde su sentencia en el 2007, ya se afirmaba que el exdictador estaba sumamente enfermo y, sin embargo, dijo, hasta ahora tiene una salud estable, como lo ha admitido en su comentada carta.

Manifestó que el gobierno debe tener mucho cuidado para evitar que el tema sea una nueva burla, como sucedió con el empresario José Enrique Crousillat y de otros exfuncionarios del Fujimorismo.

Sobre la foto propalada en algunos medios del dorso de Fujimori, comentó que es normal que los ciudadanos de avanzada edad pierdan masa muscular y que en todo caso su estado deberá será evaluado por un equipo médico

En tono pausado pero seguro, Ortiz recuerda que en todos estos años jamás Alberto Fujimori y el Fujimorismo han reconocido sus actos y la forma criminal con que actuaron, como en el caso del asesinato de nueve estudiantes y un profesor de la Universidad La Cantuta.

SERIA DOLOROSO Y PELIGROSO

Ortiz enfatizó que sería doloroso para los deudos, de las atrocidades de la dictadura, un eventual indulto a Fujimori y dijo que ello demostraría que el gobierno no actuó en función de las víctimas.

Sostuvo que el país quedaría aún más polarizado y enfrentado al agregar que quienes votaron por el mandatario, como ella, y serían defraudados y que primaría la impunidad.

Consideró peligroso un eventual indulto a Fujimori, sentenciado por violador de los derechos humanos y actos de corrupción, pues, dijo, que ello podría dar el mensaje al país de que uno puede matar y robar.

Preguntó: ¿qué otras cosas podría hacer el exdictador si ahora desde su “cárcel dorada” realiza vida política como quedó manifestado en la campaña electoral?

YO NO PUDE ENTERRAR A MI HIJO

“Aunque me digan mala, yo no estoy de acuerdo que indulten a ese asesino que no está arrepentido”, dijo Raida Cóndor, quien recuerda que hasta ahora no ha pedido sepultar a su hijo, cruelmente asesinado por el Grupo Colina.

Sostuvo que en ningún momento la excandidata presidencial Keiko Fujimori, a pesar de ser madre, ha manifestado alguna muestra de humanidad hacia ella y el resto de madres que perdieron a sus hijos a manos de estos asesinos.

Asimismo, increpó a la parlamentaria Fujimorista Luz Salgado por seguir llamando terroristas a su hijo y al resto de víctimas de la masacre de La Cantuta. “Quisiera tenerla frente para que me lo diga, acaso ella andaba con ellos para saber que lo eran. Cuando el más grande terrorista fue su presidente”, indicó.

La señora Cóndor invocó al Presidente que no le otorgue el indulte a Fujimori y dijo que caso contrario se sentiría decepcionada de él. “Yo sé que es su decisión, pero que piense en sus hijos y que no está obligado a dárselo”, enfatizó.

Fujimori NO TUVO HUMANIDAD

En este mismo tono se manifestó Rosa Rojas al recordar que en el año 95 vio a Fujimori cerca a su casa en Barrios Altos y le pidió justicia y humanidad para su caso, pero al año siguiente no tuvo reparos en amnistiar a los criminales del Grupo Colina con Santiago Martin Rivas a la cabeza.

“Estamos indignados”, afirmó Rojas al recalcar que Fujimori es un preso con muchos privilegios y que continúa con la misma soberbia de siempre.

Sostuvo que la posibilidad de que Fujimori sea indultado, abre más las heridas de los deudos que llevan largos años luchando por la justicia y la verdad

Instó al presidente Ollanta a no concederle la gracia presidencial apelando a su condición de padre. “Sé que eso no me devolverá a mi hijo y a mi esposo, a los que nunca he podido olvidar. No deseo a ninguna madre que pase por lo que yo pasé, pues hasta hoy veo a mi hijo como ese día”, agregó.

 

Publicado en Diario La Primera, 01 de octubre de 2012

 

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Deudo de Barrios Altos: “El presidente Humala no debe indultar a Fujimori”

Barrios Altos © La RepúblicaBarrios Altos © La RepúblicaVeintitrés años después de haber visto cómo el grupo Colina asesinó a balazos a su hermana Nelly Rubina Arquiñigo en una casa del jirón Huanta, en Barrios Altos, la señora Sonia siente que nuevamente se le abre esa herida, la misma que parece condenada a nunca cicatrizar.

El viernes escuchó que la familia Fujimori anunciaba el pedido de indulto humanitario para el hoy condenado ex presidente, y fue entonces que pensó en la hermana asesinada de tan solo 18 años de edad.

“Me indigné cuando escuché el pedido para Fujimori. Él no tiene cáncer ni sufre de alguna enfermedad terminal, solo tiene una herida y se atiende en buenas clínicas. Tiene todas esas facilidades mientras que otros presos están abandonados”, dijo la señora Arquiñigo.

Por esos motivos, la hermana de la asesinada Nelly Rubina pidió al presidente de la República, Ollanta Humala, que no le conceda la gracia del indulto a Alberto Fujimori.

“Después de todo el sufrimiento que hemos pasado nosotros, todos los deudos, ¡cómo va a ser justo que a ese señor le den indulto, no lo merece!”, expresó.

La señora Sonia señaló que el próximo mes de noviembre se cumplirán 21 años de la masacre de Barrios Altos, que acabó no solo con la vida de su hermana sino con las de otras 14 personas, entre ellas la de un menor de edad.

“Desde que sucedió la masacre, el gobierno de Fujimori nunca hizo algo por nosotros. Nunca se disculpó, decían que nuestros familiares fueron terroristas, pero eran gente inocente. Mataron a todos, hasta a un niño que estaba en el lugar”, recordó.

Para la señora Sonia, la real intención de la familia Fujimori sería que se conceda la gracia del indulto humanitario para que el ex presidente continúe con sus actividades políticas y, posiblemente, postule nuevamente a la presidencia en el año 2016.

 

Publicado en Diario La República, 30 de setiembre de 2012

 

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Los Fujimori piden a Humala libere al expresidente a través del indulto humanitario

Por Paola Ugaz

Keiko Fujimori, la hija del expresidente de Perú, Alberto Fujimori, y excandidata a la presidencia peruana, informó ayer que solicitarán al gobierno de Ollanta Humala el indulto humanitario de su padre, el exmandatario que está sentenciado a 25 años por delitos de lesa humanidad, secuestro agravado y corrupción. «Por pedido de sus cuatro hijos, y a pedido de muchísimas personas, incluso que van más allá del fujimorismo, se ha tomado la decisión de que en los próximos días se presentará el pedido de indulto por razones humanitarias para mi padre», expresó Keiko Fujimori en la puerta de la Clínica San Felipe de Lima, donde hoy será dado de alta el reo y ex mandatario de 74 años.

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Manifestación en favor de FujimoriManifestación en favor de FujimoriEn abril de 2007, Alberto Fujimori —que gobernó entre 1990 y 2000— fue condenado a 25 años por ser «autor mediato» en la creación y prohijamiento del grupo Colina, que se creó dentro del ejército y que realizó asesinatos extrajudiciales en las matanzas de Barrios Altos y la Universidad La Cantuta. También fue condenado por corrupción y por el secuestro agravado del periodista Gustavo Gorriti y el empresario, Samuel Dyer.

Al respecto, la investigadora del WOLA y de la Universidad George Mason, Jo-Marie Burt aseguró a ABC que «la ley peruana es clara. No se puede aplicar el indulto a quien fuera condenado por secuestro agravado, como es el caso del expresidente Fujimori». «La comunidad de derechos humanos en el Peru ha señalado que si hay evidencias claras y creíbles de enfermedad terminal, únicamente en este caso se podría aplicar el indulto humanitario. De no ser así —si se aplicara el indulto para Fuijmori por cálculo político, como parece ser el caso en la actualidad— seria rechazado a nivel internacional, no cabe la menor duda», concluyó.

Otro óbice que el presidente Ollanta Humala tomará en cuenta para otorgar el indulto al preso exmandatario es el Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa; quien es un defensor a ultranza de los derechos humanos y es un enemigo jurado de Alberto Fujimori, desde que realizó el «autogolpe», el 5 de abril de 1992.

Publicado en ABC, el 29 de setiembre de 2012

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Caso Fujimori: Indulto a Fujimori violaría la ley y la voluntad popular

Por Jo-Marie Burt

Ante la creciente oleada de presión de parte de los sectores fujimoristas para que el gobierno de Alan García aplique el beneficio del indulto a Alberto Fujimori antes de dejar el poder el 28 de julio, La República publicó los resultados de una encuesta (1) nacional realizada por la firma de opinión pública APOYO según la cual la gran mayoría —65%— de los peruanos rechazan un posible indulto para Alberto Fujimori. Esta encuesta confirma los hallazgos de una encuesta previa que encargué al Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú a fines del año pasado. Como afirmé en un artículo (2) publicado en La República hace algunos meses, dos tercios de los peruanos —63%— no están de acuerdo con un indulto para Fujimori.(3)

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En nuestra encuesta, también se preguntó a los encuestados las razones por las cuales creían que se le debería o no otorgar el beneficio del indulto al ex presidente Fujimori. Del 63.3% que dijeron no estar de acuerdo con un indulto para Fujimori, 58.8% dijeron que el principal motivo era porque “es culpable y debe cumplir su condena”, mientras 19.9% dijo porque “sería una burla con las víctimas”. El 18.3% dijeron que “sería injusto y generaría impunidad”.

De los 36.6% que dijeron estar de acuerdo con el indulto, era notable que la vasta mayoría —76.6%— considerara que se le debía otorgar ese beneficio no porque consideraban que Fujimori era inocente de los crímenes por los cuales fue condenado, sino porque “salvó el país del terrorismo” (57%) o porque “fue un buen presidente” (19.6%). Sólo el 18.7% dijo que debería ser indultado por razones humanitarias.

También es importante notar que 77.5% de los encuestados se mostraron favorables a la sentencia condenatoria a Fujimori: 53.5% dijeron que estaban plenamente de acuerdo con la sentencia, mientras un 24% afirmó estar de acuerdo con la sentencia aunque creía que el número de años debía ser menor. Sólo el 9.4% dijeron no estar de acuerdo con la sentencia porque consideraban que Fujimori era inocente, mientras el 12.8% afirmó que consideraban que Fujimori era culpable pero no debería estar en la cárcel.

Los resultados de la encuesta son notables, pues demuestran que la sentencia condenatoria a Fujimori goza de una fuerte legitimidad ante el pueblo peruano. Encuestas realizadas al final del juicio a Fujimori (4) también demostraron que la mayoría de los peruanos consideraban que el juicio había sido llevado a cabo por jueces independientes e imparciales, y que el proceso judicial respetó el debido proceso del acusado, opinión compartida por juristas nacionales e internacionales. (5)

Nuestra encuesta, así como la de APOYO, demuestra que la legitimidad del proceso judicial y la sentencia a Fujimori se han consolidado en la opinión pública peruana. Eso es un dato muy relevante sobre todo ahora, cuando los sectores fujimoristas siguen presionando (6) al gobierno actual (y de paso al presidente electo) para que indulten a Fujimori. Vale aclarar que el tema del indulto no debe decidirse ni por presiones de ciertos grupos de poder ni por la opinión pública, como he dicho en ocasiones anteriores, sino debe regir el derecho peruano e internacional, según el cual no sería permitido el beneficio del indulto. Los resultados de nuestra encuesta y la de APOYO son importantes porque demuestran que el tema de un indulto a Fujimori no divide el país, como algunos han sugerido interesadamente. Le quita el sueño sólo a los miembros del núcleo duro del fujimorismo, ya que consideran que sin su líder fuera de prisión, el futuro de su movimiento tambalea.

Un indulto para Fujimori sería ilegal e impopular

En términos legales, un indulto a Fujimori sería contrario tanto al derecho peruano como al derecho internacional. En términos del derecho peruano, en mayo de 1995, el Congreso Constituyente Democrático, controlado por la bancada fujimorita, excluyó a las personas condenadas por el delito de secuestro agravado del beneficio del indulto. Por lo tanto según el derecho peruano no sería legal un indulto para Fujimori, quien en abril de 2009 fue sentenciado (7) —entre otros graves delitos— por secuestro agravado. El 30 de diciembre de 2009 la sentencia fue ratificada por la Corte Suprema y entonces legalmente es ya una sentencia firme, sin mayores posibilidades de apelación. (8)

Pero más allá del derecho nacional es el derecho internacional, que el Perú está obligado a respetar, el que impide que se beneficie con un indulto a quienes han sido condenados por crímenes de lesa humanidad. En el caso de Fujimori, la sentencia de abril de 2009 dice expresamente que los crímenes por los cuales fue condenado —el homicidio calificado de 25 personas (15, entre ellos un niño de ocho años, de la masacre de Barrios Altos, y los 9 estudiantes y un profesor de la Universidad La Cantuta); el asalto agravado de 4 personas que quedaron gravemente heridas luego de esa masacre; y el secuestro agravado del periodista Gustavo Gorriti y del empresario Samuel Dyer— constituyen crímenes de lesa humanidad en el derecho internacional por tener un carácter sistemático y generalizado.

La sentencia menciona específicamente que el Grupo Colina, el temido escuadrón de la muerte que nació en el seno de los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas, fue responsable no sólo de la masacre de Barrios Altos y la desaparición de los estudiantes y el profesor de La Cantuta, sino de una serie de atrocidades, entre ellas la desaparición forzada de campesinos de Santa; la desaparición forzada del periodista Pedro Yauri; el asesinato de la familia Ventocilla; entre varios otros; y que durante el gobierno de Fujimori se cometió una serie de crímenes más, incluso la desaparición forzada de miles de peruanos, que justificaba la caracterización de las violaciones de derechos humanos cometidos durante su régimen como crímenes sistemáticos y generalizados.

Indultar a Fujimori violaría el derecho internacional, y los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, (9) que han considerado probada en numerosas sentencias la responsabilidad del Estado peruano por graves violaciones a los derechos humanos, incluyendo ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y torturas, cometidas durante el mandato del ex Presidente Fujimori. En varias decisiones —y ante impunidad reinante en el Perú ante tales crímenes— la Corte Interamericana ha exigido la investigación, sanción y castigo de los responsables al más alto nivel.

Si bien la decisión sobre el tema del indulto debe basarse en la ley y no en la opinión pública, el hecho es que siguen habiendo fuertes presiones políticas de parte de los fujimoristas hacia el gobierno de García para que indulte a Alberto Fujimori. Igualmente, hay muchas especulaciones de que García estaría midiendo los beneficios y riesgos que tal decisión implicaría. Por ello, es importante reiterar que la opinión pública se opone a un indulto para Fujimori, como ha sido comprobado en dos encuestas nacionales. Un indulto para Fujimori no sólo violaría la ley peruana y el derecho internacional; también violaría la voluntad popular.

Notas:

1. Enlace original / En nuestro sitio (^^^

2. Enlace original / En nuestro sitio (^^^)

3. La encuesta, que se realizó a nivel nacional a 1205 personas en 19 regiones del país, fue realizada como parte de una investigación dirigida por la autora sobre el juicio a Fujimori.  (^^^)

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Publicado originalmente en Noticias SER el 22/06/2011

 

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El factor Fujimori: la estrategia continúa

Por Carlos Rivera Paz

Más allá de los resultados electorales la estrategia que pretende liberar a Alberto Fujimori persiste. Ciertamente, el hecho de haber accedido a la segunda vuelta electoral había empoderado al fujimorismo y ello –evidentemente– se había convertido en la mejor estrategia para liberar al jefe indiscutido de esa organización. Pero los resultados del 5 de junio no solo dan cuenta que el fujimorismo ha sido derrotado, sino que ya existe un nuevo escenario político en marcha.

Es a partir de este nuevo escenario que habrá que contemplar y analizar la estrategia que pretende ponerlo fuera de la DIROES.

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Desde el minuto siguiente a la emisión de la sentencia condenatoria –impuesta el 7 de abril de 2009– se inició el despliegue de una estrategia de cuestionamiento tanto a los magistrados que la emitieron como al contenido de la sentencia. La sentencia fue confirmada por la Corte Suprema de Justicia, pero algún tiempo después se conoció de la presentación de casi una veintena de acciones de Habeas Corpus a través de los cuales se cuestionaba la condena. De uno se comenzó a tener noticias que había llegado al Tribunal Constitucional. A partir de ese momento hemos sido testigos de marchas y contra marchas que el TC ha dado para resolver un asunto sencillo en términos jurídicos y procesales. El dato concreto es que, primero, el TC escuchó los informes de la defensa y una semana antes de la primera vuelta anuló esa vista de la causa y, luego, citó a una nueva fecha para los informes y ese mismo día decidió suspenderla alegando la existencia de un proceso electoral presidencial.

Más allá de que la hija del condenado era una de las candidatas a la presidencia de la república lo cierto es que los jueces jamás explicaron –procesalmente, claro está– cuál era la influencia que el proceso electoral imponía al TC, más aun si suponemos que los magistrados constitucionales también deben ser independientes e imparciales. Hoy, después de las elecciones seguramente estarán más “aliviados” de la presión política y es muy probable que muy pronto volverán a citar a que la defensa de Fujimori presente su informe oral.

Pero, cuando aun no salían siquiera los resultados oficiales que daban cuenta de la victoria de Ollanta Humala, un congresista del Partido Aprista ha lanzado un reclamo inesperado: el presidente García debería indultar al ex presidente Alberto Fujimori, porque según el congresista se trata de “un anciano que está enfermo”. ¿Cuál es el objetivo de esta propuesta? Creo que por lo menos aparecen dos bastante claros: uno, es volver a colocar el caso Fujimori como un elemento político del nuevo escenario. Dos, servir de globo de ensayo y con ello medir la reacción de la sociedad, pero sobre todo del Presidente de la República ante la propuesta. Ese congresista debe tener muy presente que la actitud del Apra frente al caso Fujimori ha sido –por lo menos– complaciente desde el mismo momento que el Estado peruano tramitaba el proceso de extradición ante la justicia chilena.

Durante el último quinquenio el objetivo fundamental del fujimorismo ha sido la libertad de Fujimori y pasadas las elecciones me parece que hemos vuelto de lleno a esa agenda y para ninguna alternativa es descartada. Es cierto que el nuevo escenario político coloca la decisión del TC en otro contexto en el pareciera difícil –nunca imposible– de que este órgano constitucional incline la balanza a favor del reo de la DIROES.

En medio de este escenario aparecieron las declaraciones del vicepresidente electo, Omar Chehade, en las que proponía que Fujimori debería ser trasladado a un establecimiento penal común. Ciertamente en los últimos meses se han conocido diversos casos y se ha publicado diversas informaciones que dan cuenta de la utilización de las instalaciones del penal ubicado en la DIROES como si se tratara de un local partidario, pero la propuesta ha sido lanzada en el momento político más inoportuno ya que el resultado que se podría obtener es que termine “victimizando” al condenado Fujimori haciéndolo objeto de reacciones indebidas de parte de aquellos que han llegado al poder. Además, consideramos que el proceso de transición no debería ser enturbiado por un elemento tan perturbador como este.

¿Debe permanecer Fujimori en la sede de la DIROES? Creo que sí. Pero lo que sí se debe exigir es que simplemente se cumpla la ley, es decir, el Código y el Reglamento del Código de Ejecución Penal. Ya que en estas normas se contempla de manera muy clara y precisa el régimen de tratamiento penitenciario, el cual contiene los derechos del interno y las restricciones a las cuales está sometido. Probablemente el Director del Establecimiento Penal de Barbadillo (DIROES) no tenga conocimiento de ello y entonces una primera tarea de la nueva administración sea recordar que la ley está para cumplirse y no para hacerse de la vista gorda.

En todo caso estos elementos nos indican que el factor Fujimori seguirá estando muy presente en el escenario político, pero frente a ello lo que le corresponde hacer a las instituciones es garantizar la protección de una decisión judicial que tiene la condición de cosa juzgada y que es el resultado de un juicio en el que se respetó de manera irrestricta el debido proceso. En concreto se trata de que se garantice el Estado de derecho.

 

Publicado por primera vez en Notihome, Justicia Viva, 9 de junio 2011

 

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Will Alberto Fujimori be set free?

By Jo-Marie Burt

Alberto FujimoriAlberto FujimoriOn April 7, 2009 former Peruvian president Alberto Fujimori was convicted for human rights violations in three cases: the Barrios Altos massacre, the forced disappearance of nine students and a professor from La Cantuta University, and the kidnappings of journalist Gustavo Gorriti and Samuel Dyer.

The legal proceedings against Fujimori demonstrated beyond reasonable doubt that he was the key architect of a state plan to eliminate suspected subversives and opponents of his regime. He was sentenced to the maximum penalty in Peruvian law, 25 years.

The verdict was ratified on December 30, 2009 by a tribunal comprised of five Supreme Court justices. This was the final appeal, and the ratification means that Fujimori’s sentence of 25 years is firm and not subject to further appeal.

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The Fujimori trial and sentence are regarded by Peruvian and international jurists, scholars and human rights observers as fair and impartial, and impeccable in guaranteeing and respecting the defendant’s due process rights. The Washington Office on Latin America organized several international missions to observe the trial and can attest to this directly.

Moreover, the guilty verdict against Fujimori has been hailed by international legal scholars such as Kai Ambos and Juan Mendez as a milestone in global justice efforts to end impunity and guarantee accountability for crimes against humanity such as forced disappearances, extrajudicial executions, and torture.

Fujimori did not question the impartiality of the judges nor did he impugn the proceedings against him while they were taking place. However, after the first sentence was ratified in December 2009, Fujimori and his allies launched a political and legal strategy to question the legitimacy of the verdict. This is because for the political project of fujimorismo, the release of Alberto Fujimori is an essential objective. Given the history of fujimorismo, especially its manipulation of the Judiciary and its trampling on democratic institutions to achieve its objectives, there is major concern among democracy and human rights activists that Fujimori could be freed using questionable methods.

There are two avenues by which Fujimori’s supporters have sought to have their leader released.

The first is via a presidential pardon. Since the initial verdict was handed down the question of whether or not the current president, Alan Garcia, would pardon Fujimori (presumably in exchange for a future promise of protection from prosecution for human rights violations committed during his first governmetn) or whether his daughter, should she be elected president in 2011, would pardon her father. From the day of his conviction, Keiko Fujimori repeatedly stated that her “hand would not tremble” to pardon her father.

However, there are significant problems with this avenue. Peruvian law prohibits pardons from being granted to those convicted of aggravated kidnapping, as was the case with Fujimori. International law prohibits pardons from being granted to those convicted of crimes against humanity; the judges clearly stated in their verdict that the crimes of aggravated homicide, assault and kidnapping of which they found Fujimori guilty are crimes against humanity in international law.

Moreoever, it would be costly politically to grant Fujimori a presidential pardon. The vast majority of Peruvians now believe Fujimori was guilty of these and other crimes, the Fujimori sentence is viewed positively by two-thirds of the Peruvian population. It is perhaps for this reason that Keiko Fujimori has recently pledged not to pardon her father if elected. Her change of heart may be related to her faith that a second avenue to freeing her father is still available: a legal strategy that seeks ultimately to overturn to overturn the Fujimori conviction. To this end, Fujimori’s lawyers have submitted no less than 17 writs of habeas corpus to Peru’s Constitutional Tribunal (TC).

The TC has agreed to hear at least one of these writs of habeas corpus, but has stated that it would wait until after the presidential elections to emit its ruling. This habeas corpus essentially challenges a ruling that denied Fujimori’s petition alleging that the Supreme Court judges named to review his appeal of the April 2009 verdict were not impartial and requesting their removal from the case. Human rights lawyers note that while the TC has handed down very important rulings in the years since Peru’s democratic transition in 2000-2001 that established important human rights jurisprudence in Peru, in recent years it has handed down several rulings that move away from some of this jurisprudence that represent a backsliding in efforts to combat impunity (for example in 2010 the TC ruled that crimes it had previously considered crimes against humanity, in which no statutes of limitations can apply, were in fact simple crimes and that statutes of limitation did apply).

If the TC were to accept the argument outlined in the writ of habeas corpus, it would amount to a revocation of the ratification of the original sentence, and a new trial would be held that could lead to Fujimori’s exoneration, or to a different sentence that could facilitate a presidential pardon. WOLA and its partners in Peru are deeply concerned at such a prospect, which is especially likely should Keiko Fujimori be elected president of Peru this Sunday.

Should this comes to pass, not only is it highly likely that Alberto Fujimori will be freed; it is also probable that Vladimiro Montesinos, along with other members of the Fujimori regime currently serving prison time for corruption, drug and arms trafficking, and human rights violations will also be set free, and that a general amnesty will be put in place effectively ending attempts to achieve accountability for human rights violations committed in the context of Peru’s internal armed conflict. Such an outcome clearly puts Peru’s fragile democracy at risk. It would likely generate political and social discontent and instability, which could elicit the kind of repression and authoritarian practices of the Fujimori years that Peruvians have fought so hard so overcome.

 

Originally published in Peru Elections 2011, WOLA Elections Monitor, June 3, 2011

 

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Mayoría de peruanos no aprueban indulto para Alberto Fujimori

Por Jo-Marie Burt

Alberto Fujimori durante su juicio por violaciones a los derechos humanosAlberto Fujimori durante su juicio por violaciones a los derechos humanosFrente a la noticia de que hoy un congresista del APRA propone que Alan García indulte a Alberto Fujimori, me pareció relevante publicar una nota que salió en La República hace unos meses atrás. Se trata de un análisis breve que hice en base a una encuesta a nivel nacional que encargué al Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú (IOP-PUCP) a fines de noviembre de 2010.

Los resultados de la encuesta están claros: dos tercerios, o 63%, de los peruanos no están a favor de un indulto para Fujimori, quien consideran culpable de los crímenes por los cuales fue procesado y condenado a 25 años de cárcel.

Claro que la opinión pública no es razón para argumentar en favor o en contra de un indulto; debería ser en base a las normas jurídicas nacionales e internacionales. Varios juristas han explicado que en este caso Fujimori no podría ser beneficiario de un indulto pues la ley peruana no permite el indulto para quien haya sido condenado por secuestro agravado, como fue él. Por otro lado, el derecho internacional no permite el indulto para quien fuera condenado por crímenes de lesa humanidad; en el caso de Fujimori, la sentencia dice claramente que los crímenes por los cuales Fujimori fue condenado (homicidio calificado, secuestro agravado y asalto agravado) son crímenes de lesa humanidad según el derecho internacional. Pero en la política la opinión pública sí importa.

Publico entonces esta nota porque se dice que el pedido de un indulto para Fujimori de parte del congresista (PAP) José Vargas tendrían la intención de medir la reacción pública frente a la propuesta del indulto. Pues aquí van datos concretos, de la única encuesta de la cual tengo conocimiento que mide la opinión popular sobre un posible indulto a Alberto Fujimori.

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Pocos quieren ese indulto

Por Jo-Marie Burt (*)

Durante la última semana se desató una polémica en relación a la posición de los candidatos presidenciales frente a la posibilidad de indultar al ex mandatario Alberto Fujimori, quien está cumpliendo una condena de 25 años por violaciones a los DDHH. Más allá de lo que opina cada candidato, es importante saber qué opinan los peruanos de la calle. Según una encuesta reciente que aplicamos a nivel nacional, podemos afirmar algo que puede interesar a los candidatos presidenciales: la gran mayoría de los peruanos rechaza de manera contundente un indulto a Fujimori.

Según los resultados de la encuesta, dos de cada tres peruanos (63.3%) afirman no estar de acuerdo con un posible indulto a Fujimori. De estos, 58.8% afirman que no se le debería indultar “porque es culpable y debe cumplir su condena”, o sea, mantienen una posición principista con la justicia. Se expresaron otros motivos no menos importantes: 19.9% dicen que un indulto “sería una burla a las víctimas”, mientras 18.3% afirman que “sería injusto y generaría impunidad”. Por otro lado, un número no poco significativo –36.6%–afirman que sí estarían de acuerdo con un indulto. La razón más frecuente que señalan los encuestados que se mostraron favorables a un indulto para justificar tal medida es “porque salvó el país del terrorismo” (57%); 19.6% dicen que es “porque fue un buen presidente”. Sólo 18.7% dicen que se le debe indultar “por razones humanitarias”.

Otro tema resalta de los resultados del sondeo. Encuestas realizadas inmediatamente después de la sentencia emitida contra Fujimori en abril de 2009 dieron cuenta de que dos de cada tres peruanos veían positivamente la condena. Según nuestra encuesta, a dos años del fin del proceso, la aprobación ciudadana de la sentencia se mantiene firme: 53.5% afirmaron que “estoy plenamente de acuerdo con la sentencia a Fujimori”, mientras 24% afirmaron “estoy de acuerdo con la sentencia pero el número de años debería ser menor”. Con matices, entonces, 77.5% de los peruanos aprueban la condena a Fujimori. Un número muy reducido –22.2%–afirmó estar en desacuerdo con la sentencia. De este grupo, 12.8% dijeron “a pesar que considero que [Fujimori] tiene responsabilidad no debería estar en la cárcel”, mientras que solo 9.4% dijo “no estoy de acuerdo con la sentencia porque es inocente”. Resulta muy notable que sólo uno de cada diez peruanos considera que Fujimori es inocente.

Tal vez, como varios han sugerido, los distintos candidatos creen que declarándose a favor de un indulto “humanitario” a Fujimori puedan atraer el voto fujimorista. Deberían más bien considerar las opiniones de sus conciudadanos. Según nuestra encuesta, la gran mayoría de peruanos prefiere que Fujimori cumpla su condena y que sus representantes electos hagan valer la justicia.

 

 

* Nota: La encuesta fue realizada por Instituto de Opinión Pública (IOP) de la PUCP. Se aplicó la encuesta a 1,205 personas en 19 regiones del país entre el 25 al 30 de noviembre de 2010. La encuesta es parte de una investigación en curso sobre el proceso de judicialización de las graves violaciones a los DDHH ocurridas durante el conflicto armado interno que vivió Perú durante 1980 y 2000 dirigida por la autora.

 

 

 

Originalmente publicado en La República, el 30 de enero de 2011

 

 

Publicado por primera vez A contracorriente, el 7 de junio 2011