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News Reports on Transitional Justice in Peru

Huérfanos de la guerra buscan a sus familiares entre las fosas desenterradas

Según el informe de la CVR, entre 1983 y 1994, los añosde mayor violencia en el distrito de Chungui, 1,384 civiles fueron víctimados por Sendero Luminoso, ronderos y fuerzas de seguridad. La exhumación reciente de 56 restos de comuneros por un equipo forense convocó a hombres y mujeres que cuando niños fueron testigos de la violenta muerte de sus parientes.

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Encuentro. Robin y su esposa Mercedes cargan los restos de su padre
Encuentro. Robin y su esposa Mercedes cargan los restos de su padre
Encuentro. Robin y su esposa Mercedes
cargan los restos de su padre
Los persistentes golpes que imprime Félix Pacheco Casafranca en el alcantilado apenas se escuchan. El eco del pico metálico que usa para perforar la montaña se disuelve en el viento fuerte, que se desplaza por el cañón del río Apurímac. Cuando el Equipo Forense Especializado (EFE) llegó a mediados de noviembre a Huallhua, una aldea de Chungui, Félix Pacheco tenía ya 48 horas buscando entre las rocas los restos de su padre, asesinado en 1984.

“Mis papás habían salido temprano a buscar agua al monte cuando escuchamos disparos, solo recién al caer la noche mi mamá regresó. Ella me contó que los ronderos y militares de la base de Mollebamba mataron a mi papá”, afirma Félix, mientras hace descansar la punta de acero de su herramienta en el hombro. Félix cuenta que el cuerpo de su padre fue enterrado aquella vez por su tío en el desfiladero llamado Artesonpata, pero ahora, transcurridos 29 años, no ubica sus restos. El plan trazado por el EFE no tiene registrada oficialmente esta fosa.

La violencia atrapó a las comunidades y caseríos de Chungui a partir de 1983 cuando Sendero Luminoso instaló allí su bastión para enfrentar a los militares y policías, según el antropólogo Edilberto Jiménez, uno de los investigadores de la CVR.

“Muchos comuneros fueron obligados por Sendero a dejar sus pueblos y vivir en la montaña, en grupos de 30 personas, entre niños, mujeres, ancianos y hombres jóvenes, eran la masa. Los pequeños eran los pioneros, pero a los 12 años pasaban a formar la milicia. Los jóvenes eran la fuerza principal, pero ellos no tenían armas como los militares, por eso no había un enfrentamiento directo”, afirma Jiménez.

NIÑOS QUE FUERON

El viento sopla favorable en Pinto, otro sector de las montañas de Chungui. Allí Robin Quispe Días, de 52 años, busca desde hace tres días la tumba de su padre Sebastián Quispe, asesinado en 1987. Robin Quispe cree que una señal divina se ha materializado para concluir su búsqueda. “Hace 10 años quise cazar un venado y cuando lo seguía, encontré la fosa. Ayer, otro venado me trajo aquí”, comenta Sabino Castro, cuñado de Robin.

Alex Curi, arqueólogo del EFE, escarba la tierra, y el rostro de Robin expresa un gesto doloroso. No solo se ha abierto la tierra, sino la herida que conserva este hombre. Reconoce la cruz que antes lucía en el pecho de su padre y que ahora está adherida a la camisa que cubre las costillas de la osamenta.

Felix Pacheco, pico en mano, explica al Equipo Forense Especializado (EFE) donde estaría la fosa que conserva los restos de su padre asesinado hace 30 años
Felix Pacheco, pico en mano, explica al Equipo Forense Especializado (EFE) donde estaría la fosa que conserva los restos de su padre asesinado hace 30 años
Felix Pacheco, pico en mano, explica al Equipo Forense
Especializado (EFE) donde estaría la fosa que conserva
los restos de su padre asesinado hace 30 años
“Un mes después de que los senderistas nos obligaron a estar en el monte, llegaron los militares. Huíamos por todas partes, pero la explosión de una granada lanzada por ellos mató a mi padre; solo mi esposa mi hija y yo logramos escapar”, recuerda Robin. Al escalar por los cerros para evitar morir asesinada, su esposa Mercedes Castro perdió al bebé que llevaba en su vientre.

Ahora, Mercedes, de 51 años extrae de su manta seis tamales, un bloque de queso una gran bolsa de maíz sancochado, y los comparte con otros mientras la exhumación de su suegro continúa.

Con el aliento recuperado, el arqueólogo coloca el tórax y la pelvis del difunto en una caja, y las extremidades con el cráneo en otra. Robin coloca lo primero en su manta y Mercedes envuelve la caja en la suya. Ambos ascienden hasta el pueblo de Huallhua cargando sobre sus espaldas lo desenterrado.

Otro episodio violento en Chungui lo vivió Valentín Casa Quispe en 1986. Era un niño de 9 años cuando encontró los cuerpos inertes de su madre, hermana y sobrina en un paraje denominado Suyrurupampa. Dos semanas después sería testigo del asesinato de su padre.

“Después de enterrar a mi madre, huimos con mi papá por el monte cuando nos topamos con los ronderos. Yo corrí de la mano de mi papá pero a él lo agarraron. Yo logré saltar hacia un acantilado, y escondido entre la hierba vi a mi padre arrodillado atado de manos, y cómo un rondero le corta de un machetazo la nariz y luego el cuello”, cuenta Valentín.

Sacrificio. La exhumación requiere de fortaleza física de los forenses
Sacrificio. La exhumación requiere de fortaleza física de los forenses
Sacrificio. La exhumación requiere de fortaleza
física de los forenses
Cuando los asesinos partieron, el pequeño Valentín corrió y abrazó el cuerpo aún con vida. “Papay, papay grité llorando, y cuando sus ojos se pusieron blancos se cayó todo”, recuerda.

Comuneros de Huallhua sepultaron a Porfirio Casa Berrocal en un sector llamado Chaquiccmayo. El EFE exhumó los restos óseos de la mamá de Valentín hace dos semanas y exhumarán al de su padre el presente mes.

Valentín apoyó las exhumaciones que el EFE desarrolló en Chungui. Sobre el lomo de sus 10 acémilas se transportaron las osamentas recuperadas a través de las montañas de esta zona, llamada Oreja de Perro.

La violencia dejó en Chungui decenas de niños huérfanos que siguieron huyendo como Félix, Robin y Valentín. Otros como Eugenia Quispe Alarcón fueron ofrecidos a los comuneros de la comunidad de Mollebamba.

Eugenia tenía 7 años cuando ejecutaron a sus hermanas en el caserío de Chaupimayo y a su padre en la base militar de Mollebamba en 1984. Tras esta desgracia, la niña pasó dos años en el monte comiendo hierbas sancochadas y maíz crudo. “Seguía a hombres y mujeres que estaban con sus hijos. Cuando los militares me capturan y me llevan a Mollebamba yo había cumplido 9 “.

 Pérdida. Representación de la muerte del padre de Valentín Casa, realizada por Edilberto Jiménez en su libro "Chungui, dolor sin lágrimas"
Pérdida. Representación de la muerte del padre de Valentín Casa, realizada por Edilberto Jiménez en su libro "Chungui, dolor sin lágrimas"
Pérdida. Representación de la muerte del padre de
Valentín Casa, realizada por Edilberto Jiménez en su libro
“Chungui, dolor sin lágrimas”
Los militares la entregaron a la campesina Lorenza Hurtado Alarcón, quien la obligó a pastar su ganado y servir en su casa. “A mí la señora me maltrataba, me gritaba y siempre comentaba en la comunidad que había recogido a una terruquita”. Un año después, su tío Antonio Quispe Nieve la rescató y la llevó a Andahuaylas.

RAZONES DE LA VIOLENCIA

La antropóloga e investigadora de la universidad inglesa de Cambridge, Nathalie Koc-Menard, quien ha estudiado a profundidad la zona, considera que pocos entienden lo que pasó en Chungui en los años ochenta.

“Al inicio, el proyecto de Sendero caló en varias zonas, porque tras la reforma agraria se crea desigualdades en esta zona. Unos comienzan a tener más ganado y poder en la comunidad, y otros no. Surgen envidias y peleas internas entre los comuneros”, afirma Koc-Menard.

Entre comunidades también se crearon rencillas por los linderos y las tierras, lo que ocasionó disputas, las cuales se manifestaron cuando los militares deciden acabar con la presencia senderista.

“Los ronderos dicen: a mí me matan si no sigo las órdenes del mayor del Ejército. Y la política militar era: estoy con ellos o contra ellos. Ahora, entre militares y ronderos se culpan. No fue una guerra entre dos países, fue una guerra que cruza todo lo que podemos creer de convenciones internacionales”, afirma la antropóloga.

Fosa. Mujeres y niños fueron hallados con signos de haber sido fusilados
Fosa. Mujeres y niños fueron hallados con signos de haber sido fusilados
Fosa. Mujeres y niños fueron hallados con signos
de haber sido fusilados
El tiempo transcurrió desde entonces y la vida de la población de Chungui sigue tan precaria como cuando llegó Sendero con su discurso. Más del 50% de sus habitantes son pobres extremos, no hay carreteras, y solo algunas comunidades tienen suerte de tener un profesor y un colegio, además no tienen luz ni señal telefónica. El Estado y las ONG de derechos humanos han olvidado esta castigada zona. Por ahora, sus pobladores solo piensan en curar las heridas, enterrando con dignidad a sus familiares asesinados.

CLAVES

  • En las diligencias realizadas por el EFE en Chungui, entre noviembre de 2005 y junio de 2013, se recuperaron 166 restos humanos, de los cuales se identificaron 102 y fueron entregados a sus familiares cien cuerpos.
  • A mediados de 2014, el EFE hará entrega de estos restos a sus familiares en la capital del distrito de Chungui. La última expedición forense se realizó entre el 5 y 20 de noviembre último; y se exhumaron 19 fosas, encontrando 56 osamentas, en su mayoría mujeres acompañadas de niños o niñas.
  • En abril de 2011, la ONG Comisión de Derechos Humanos denunció al ex mayor de Infantería del Ejército Pedro Baca Doig, ex jefe militar de Chungui en los ochenta. A inicios de 2013 la Segunda Fiscalía Penal Supraprovincial de Ayacucho lo ha citado para que declare por la masacre en el distrito.

Señal. El trazo en las vértebras del cuello indica que víctimas fueron degolladas
Señal. El trazo en las vértebras del cuello indica que víctimas fueron degolladas
Señal. El trazo en las vértebras del cuello indica que víctimas fueron degolladas

Publicado originalmente en La República, el 5 de diciembre de 2013

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Polémica por nuevo jefe de fuero militar

LIMA, Perú – El nombramiento del presidente del máximo tribunal de justicia militar ha causado sorpresa y polémica en Perú por tratarse de un ex general que afronta procesos judiciales por actos de corrupción.

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El general en situación de retiro Hugo Pow Sang designado esta semana como Presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, enfrenta dos juicios en el fuero común por haber procesado indebidamente a un general y por legitimar una compra fraudulenta de equipos para el Ejército y el Servicio de Inteligencia Nacional.

Además fue uno de los altos oficiales militares que firmó en 1999 una cuestionada acta de sujeción por el que la oficialidad respaldó el autogolpe del presidente Alberto Fujimori en abril de 1992.

Pow Sang fue nombrado por los integrantes del Consejo Supremo de Justicia Militar luego que el ejecutivo cesó a su entonces presidente, el contraalmirante Carlos Mesa.

El presidente del Consejo de Ministros, Juan Jiménez, anunció el jueves que el ejecutivo evaluará la designación de Pow Sang, y explicó que el relevo de Mesa no fue una decisión “arbitraria ni unilateral”. “Entiendo que esta persona (Mesa) tenía bastante años en la justicia militar ejerciendo la presidencia, y es bueno como parte de la democracia la alternancia de poderes, así que las personas que cumplan un ciclo dejen el puesto para que otros funcionarios, que también tiene derecho a acceder a este cargo”, manifestó en comunicación telefónica con la emisora Radioprogramas desde Suiza.

Gloria Cano, activista y abogada en sonados juicios de violaciones a los derechos humanos, dijo el jueves que es muy preocupante la designación de Pow Sang que consideró una “total equivocación”. “El participó en el Consejo Supremo de Justicia Militar en los casos Cantuta, Barrios Altos, en unos pseudo procesos que garantizaban impunidad a los miembros del destacamento Colina así como a (ex jefe del Servicio de Inteligencia Nacional) Vladimiro Montesinos”, declaró Cano a la AP.

Las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta fueron los más sonados casos de violaciones a los derechos humanos perpetrados por el escuadrón de aniquilamiento del ejército, conocido como Grupo Colina, que operó durante los primeros años del gobierno de Fujimori (1990-2000). Sus miembros fueron inicialmente juzgados en el fuero militar, y luego amnistiados por Fujimori. Actualmente purgan condenas de cárcel tras ser nuevamente juzgados en el fuero civil. Fujimori cumple desde 2007 una condena de 25 años de prisión por ambas matanzas.

Publicado el 25 de enero de 2013 por THE ASSOCIATED PRESS

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Critican al sistema de justicia peruano en casos de violaciones a derechos humanos

Gloria Cano (Aprodeh), David Velazco (Fedepaz) y Nataly Herrera (Comisedh) se presentaron ayer ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para presentar sus críticas al sistema de justicia peruano, especialmente referidas a sentencias emitidas en casos de graves violaciones de derechos humanos.

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Justicia © Catherine MezaJusticia © Catherine MezaResaltaron que existe un retroceso traducido en las absoluciones de varios casos graves de violación de DDHH. En ese sentido, indicaron que la Sala Penal Nacional no está dando valor a los testimonios de las víctimas aduciendo que “son parte interesada”.

El Estado peruano, representado por el procurador especializado en Materia Constitucional Luis Huerta, replicó citando la sentencia de Alberto Fujimori y el caso Los Cabitos.

Sobre el último punto, la asesora principal para Washington Office on Latin America (WOLA), Jo-Marie Burt, señaló que “el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas no colaboran con la Fiscalía con la entrega de información necesaria para esclarecer el caso y poder identificar a los responsables”.

La defensa del Estado también mencionó la acción de amparo contra el fallo Villa Stein por el caso Barrios Altos. Sin embargo, las organizaciones de víctimas recordaron que este aún no ha sido admitido.

Publicado en La República el 2 de noviembre de 2012

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Trial Reports

Los tres generales

Por Gustavo Gorritti

Eran los últimos meses de 1990 y los primeros de 1991. Diplomáticos y agentes de inteligencia, sobre todo estadounidenses, trataban de descifrar el cuadro aún nebuloso del entonces nuevo gobierno de Alberto Fujimori.

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Generales Luis F. Cisneros Vizquerra, Sinesio Jarama Dávila y Edgardo Mercado Jarrín (Fotos: La República)Generales Luis F. Cisneros Vizquerra, Sinesio Jarama Dávila y Edgardo Mercado Jarrín (Fotos: La República)En la embajada de Estados Unidos, había algunos que tenían ya una idea aproximada de la aún fluida correlación de fuerzas dentro del Gobierno. Para todos los enterados, la figura de Vladimiro Montesinos emergía como el factor central de poder. Unos pocos, sobre todo el entonces jefe de Estación de la CIA, Joe Marques, se inclinaban por profundizar la relación con Montesinos. Otros, especialmente agentes de la DEA, funcionarios de la entonces NAU (Narcotics Assistance Unit) del Departamento de Estado, que conocían las vinculaciones de Montesinos con el narcotráfico, se oponían vivamente a ella.

Dentro de las Fuerzas Armadas peruanas, el conocimiento sobre los cambios profundos e inesperados dentro de los organismos de inteligencia y de las propias Fuerzas Armadas, era mucho más imperfecto.

En ese contexto de confusión y una cierta incertidumbre, muchos militares buscaron a sus contactos en la agregaduría militar de la embajada de Estados Unidos –como lo habían hecho desde hace varios años– para conversar, informar, cambiar opiniones y tratar de formarse una idea de la posición del gobierno de Estados Unidos.

Lo que dijeron fue prontamente transcrito y analizado en cables enviados a la Defense Intelligence Agency, o DIA, la agencia militar de inteligencia gringa. Cerca de diez años después, la persistencia del notable fotoperiodista estadounidense Jeremy Bigwood, a través de pedidos reiterados y constantes en uso de la ley de acceso libre a la información (FOIA, por sus siglas en inglés), logró la desclasificación parcial de documentos que hoy suenan extraña y hasta conmovedoramente reveladores.

Como se verá en la reproducción de los cables, el plumón negro de los censores tachó mucho: identidades, contenidos, fechas, informaciones. Lo que dejaron, sin embargo, es suficiente como para componer o completar el cuadro de entonces.

Aprensiones y exilios

(Ver documento completo)(Ver documento completo)Un primer cable de la DIA, escrito y enviado, de acuerdo con lo que el contexto permite ver, en la primera parte de 1991, busca responderse a la pregunta: “¿Controla el asesor informal de Fujimori a la comunidad nacional de inteligencia en el Perú?”

“De acuerdo al presidente peruano Alberto Fujimori” empieza el cable, “Vladimiro Montesinos Torres, el ex capitán de artillería del Ejército y ahora un abogado, solo actúa como un asesor legal personal del Presidente. … [pero] líderes militares peruanos y los medios– han especulado que Montesinos juega un papel mucho más influyente en asuntos de Estado de lo que Fujimori ha estado dispuesto a admitir”.

Al examinar algunas de las hipótesis sobre la influencia temprana de Montesinos sobre Fujimori, el cable menciona que Montesinos ha influenciado nombramientos de funcionarios de alto nivel tanto en el sector civil como en el militar. “Como resultado” dice el cable, “[Montesinos] disfruta ahora de un control directo e indirecto sobre nodos importantes [major nodes] dentro de los servicios de inteligencia y seguridad”.

Se menciona la predominancia de oficiales de artillería (lo que se llamó luego ‘la marea roja’) en los “tres puestos principales en el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN)”, en la jefatura del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE). “Adicionalmente” dice el cable, “los ministros de Defensa y del Interior son encabezados por un oficial retirado de artillería y otro en servicio activo de de la misma arma”. No solo eso, continúa el cable, “aunque no ha sido nombrado oficialmente, [Montesinos] tiene una oficina en el SIN y tiene un auto oficial, junto con una escolta de protección, a su servicio”.

Desde 1990, la influencia temprana de Montesinos sobre Fujimori (Fotos: La República)Desde 1990, la influencia temprana de Montesinos sobre Fujimori (Fotos: La República)

El anónimo redactor del cable hace poco esfuerzo por ocultar su ironía cuando, a continuación, menciona la visita de un general del Ejército a la casa del agregado de Defensa de la Embajada, el 20 de junio de 1991. El “general Luis Palomino Rodríguez, ex inspector general del Ejército emergió como un líder más bien improbable de un eventual movimiento anti-Montesinos. Enfundado en un chaleco antibalas y con pistola en funda, [Palomino] advirtió al agregado militar sobre la intención de Montesinos de frustrar los esfuerzos conjuntos antidrogas de Perú y Estados Unidos. La visita del general Palomino tuvo lugar un día después de recibir la orden a través del Palacio presidencial de retornar al Medio Oriente, misión que debe concluir en octubre de 1991”.

(Ver documento completo)(Ver documento completo)En efecto, el general Palomino, que a comienzos de 1991 era el Inspector general del EP, y había decidido llevar a cabo una auditoría del Cologe, el comando de Logística del Ejército, fue bruscamente nombrado por Fujimori, luego de la decisión de Montesinos, como “observador” en la guerra del Golfo. “Palomino fue nombrado primero como observador de una guerra que ya había terminado y luego de otra que no había comenzado”. Así, en forma por momentos entre cómica y grotesca, el general Palomino fue sacado de escena primero y pasado al retiro después.

¿Quién controla a quién?

Pero la parte más interesante de ese grupo de cables es uno escrito en fecha significativamente anterior al cable sobre Palomino, hacia fines de 1990.

El cable reseña una conversación con tres generales del Ejército que llevaban entonces ya varios años en el retiro, pero que habían tenido –con marcadas diferencias entre sí– gran influencia y predicamento en el Ejército.

Se trataba de los generales retirados Edgardo Mercado Jarrín, Luis F. Cisneros Vizquerra y Sinesio Jarama Dávila. Dos de ellos, Mercado Jarrín y Cisneros Vizquerra, habían liderado el Ejército en momentos marcadamente diferentes; y el tercero, Jarama, había sido un jefe militar con fuerte liderazgo, cuyo último puesto importante, el de jefe de la entonces II Región Militar (Lima) había sido cortado por el caso de Accomarca.

Edgardo Mercado (Foto: La República)Edgardo Mercado
(Foto: La República)
Lo más importante es que tanto Mercado Jarrín como Jarama Dávila habían sido jefes directos de Montesinos durante el gobierno de Velasco, y conocían de primera mano las razones por las cuales este había sido entonces acusado de espionaje.

De acuerdo con los tres generales “Fujimori está en el bolsillo trasero del Servicio de Inteligencia Nacional y está particularmente influenciado por Vladimiro Montesinos Torres, actualmente el número dos en el SIN. El general retirado Edwin Díaz es el jefe del SIN, pero solo de nombre”.

Edwin Díaz renunció a la jefatura del SIN a fines de 1990 y su renuncia fue aceptada en febrero de 1991, de manera que el cable es de fecha anterior a la renuncia.

Según dijeron entonces los tres generales, “coincidieron que la relación entre Fujimori y el SIN, con la inteligencia del Ejército en la periferia era extraordinaria – una situación en la cual el aparato de inteligencia gobernaba y dirigía efectivamente al Estado”.

Los generales coincidieron en otro sorprendente diagnóstico: “De acuerdo con los tres, el SIN está obsesionado con la noción de que el partido político Alianza Popular Revolucionaria Americana, el APRA, actúa en concierto (o connivencia) con el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, MRTA. Los generales tenían también la opinión de que Montesinos convenció a Fujimori a destituir una larga lista de altos oficiales del Ejército y la Policía por conexión con el APRA, corrupción y narcotráfico”.

¿Cómo iba a terminar el proceso de purgas y de conquista del Estado a manos de Montesinos? De acuerdo con el cable, “uno de los generales opinó que ‘la CIA peruana no puede dominar el Estado peruano’ y que las Fuerzas Armadas intervendrían para ‘decapitar’ la estructura de inteligencia. Los otros dos estuvieron de acuerdo e indicaron que, en cuanto se conozca más sobre Montesinos, el gobierno de Fujimori enfrentará más críticas y que el Presidente tendrá entonces que decidir el curso de acción a tomar”.

(Ver documento completo)(Ver documento completo)

Ya sabemos qué curso eligió.

Pero, aparte de que la clarividencia no fuera el punto fuerte en la visión de los generales, su diagnóstico sobre el poder real de Montesinos a los cuatro o cinco meses del ascenso de Fujimori a la presidencia, fue tanto preciso como acertado.

No eran los únicos en saberlo. Todo aquel con algún conocimiento de las dinámicas internas del poder en esos meses, sabía qué estaba pasando, aunque muy pocos se atrevieran a decirlo en público.

Este periodista, entonces corresponsal de El País, de España, interrogaba invariablemente a Fujimori sobre su relación con Montesinos en cada conferencia de prensa con la prensa extranjera, y Fujimori invariablemente mentía al responder.

Ese día, sin embargo, los tres generales describieron con precisión el presente aunque fallaron en predecir el futuro, con lo cual no solo dieron un testimonio de gran importancia sobre la realidad peruana a fines de 1990, sino dejaron ver involuntariamente las razones por las que Montesinos, paria reciente en ese tiempo, ganó a sus enemigos militares cada maniobra y sentó las bases para su hegemonía cleptocrática durante todo el decenio que recién empezaba entonces y que ya era tan difícil de evitar.

DOCUMENTO COMPLETO (Enlace original / En nuestro sitio)

Originalmente publicado en IDL Reporteros, el 18 de setiembre de 2012

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Exhumación e identificación de cuerpos victimados por Sendero Luminoso y las Fuerzas Armadas en 1984

Fiscalía entregó 17 cuerpos de campesinos asesinados por el terrorismo en 1984

Por Elías Navarro

  • Dolor. Los sobrevivientes colaboraron con la Fiscalía en la identificación de los cadáveres.
  • Ayacucho. El primer caso es la masacre en Cabanito, distrito de Soras, provincia de Sucre. El segundo corresponde a una matanza en el distrito de Llochegua.

La Fiscalía de Derechos Humanos entregó a los familiares los 17 cuerpos exhumados de tres lugares en la región Ayacucho. En estos lugares las víctimas fueron sepultadas clandestinamente tras ser asesinadas brutalmente por Sendero Luminoso en 1984. Los cadáveres fueron exhumados luego de 28 años de varias fosas comunes por peritos del Equipo Forense Especializado el Ministerio Público de Ayacucho. Luego se realizó el trabajo de identificación de los cuerpos en laboratorio, con la colaboración de los familiares.

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Imagen del Proyecto "Un día en la memoria" de Mauricio Delgado: http://www.undiaenlamemoria.blogspot.comImagen del Proyecto “Un día en la memoria” de Mauricio DelgadoDurante el acto de entrega algunos no pudieron soportar el llanto y pidieron a las autoridades mayor celeridad en las investigaciones para que los responsables de estos crímenes sean identificados y sancionados ejemplarmente.

El primer caso corresponde a la masacre ocurrida en Cabanito-Doce Corral, por los senderistas, en el distrito de Soras provincia de Sucre.

De acuerdo con la denuncia que investiga la fiscal Cristina Olazábal Ochoa, el 16 de junio de 1984 unos 40 terroristas al mando del “camarada José” abordaron un bus de la empresa de transportes Cabanino, haciendo un recorrido con paradas sucesivas con la finalidad de asesinar a pobladores, líderes locales y autoridades de 25 comunidades de la Cuenca del Río Chicha, en un acto de venganza por la organización de dichas comunidades en comités de Auto Defensa (CAD) para enfrentarse a Sendero Luminoso.

Los subversivos buscaron la mejor forma de despistar a quienes serían sus víctimas: vestidos de soldados y policías subieron al bus interprovincial de la empresa de transportes Expreso Cabanino que siempre recorría los lunes esta zona del sur de Ayacucho, procedente de Lima por la ruta de Nazca.

La matanza se perpetró en los parajes y anexos de Chalapuquio, Badopampa, Doce Corral, Chaupihuasi, Palachapampa, Rayrosapampa, la capital del Distrito de Soras y Tranca; en las provincias de Lucanas y Sucre, Ayacucho. La Comisión de Derechos Humanos-Comisedh ha asumido la defensa legal del caso denominado Cabanino.

Mientras otros asesinaban indistintamente, otro grupo reunió a los comuneros en un ambiente del centro educativo de Chaupihuasi donde asesinaron a unas ocho personas.

De este caso, los peritos lograron identificar los restos de once personas exhumados en junio del 2011. Los cadáveres fueron trasladados a la plaza de armas de la ciudad de Huamanga donde se ofreció una misa de honras en la Iglesia San Francisco de Paula, y luego llevó el velatorio en los ambientes de la Municipalidad Provincial de Huamanga. Ayer los enterraron.

EL CASO MAYAPO

Dolor. Los sobrevivientes colaboraron con la Fiscalía en la identificación de los cadáveresDolor. Los sobrevivientes colaboraron con la Fiscalía en la identificación de los cadáveresEl segundo caso se trata de la masacre perpetrada por militares en la localidad de Mayapo, en el distrito de Llochegua, provincia ayacuchana de Huanta el 5 de julio de 1984.

De acuerdo con testigos, una patrulla de militares llegó a las 8 am al pueblo de Mayapo y luego reunieron a los pobladores, escogieron a ocho personas para llevarlas detrás de la escuela, les hicieron cavar su propia tumba y les dispararon.

“Después de 28 años pude ver los restos de mi padre Constantino Oré Barboza, quien en ese entonces era gobernador”, dijo Yevgeny Oré Lamilla.

De este caso, solo cuatro cuerpos se exhumaron. Los de Rodrigo Gutiérrez Sinchitullo, Jorge David Barboza Araujo y Víctor Velazquez Cisneros. El tercero es de Niño Yucay, del distrito de Ayacucho, provincia de Huamanga. De este lugar se exhumaron dos cadáveres.

Algunas Víctimas

  1. Carmina Lila Cirila Huachaca Huamaní
  2. Felipe Jorge Santaria
  3. María Magdalena Pusari Ventura
  4. Froilán Florencio Santaria Huamaní
  5. Toribia Huamaní Mayo
  6. Hilario Santaria Molina
  7. Eusebio Santaria Huamaní
  8. Pablo Huamaní Canales
  9. Gabriel Francisco Sotelo Huarcaya
  10. Gregorio Huamán Basilio
  11. Ricardo Alarcón Huarcaya

Publicado en el diario La República, Domingo 10 de junio de 2012