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News Reports on Transitional Justice in Peru

El duelo llega después de tres décadas

  • Entregan 28 restos óseos de víctimas del conflicto armado en Ayacucho

Por Amanda Meza
Fotos: Katherine Valenzuela

Los ataúdes en fila sobre una tarima, blancos, como la inocencia en la que se encontraban cuando fueron asesinados por terroristas o militares, son imágenes que ya comienzan a hacer constantes, pero cuyo dolor no pasa. Cada vez que los restos óseos de las víctimas se entregan a los deudos, es un nuevo dolor que aflora y en el que se juntan sensaciones de vacío, de angustia, preguntas alrededor de su vida pero también de su muerte, una muerte arrebatada.

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Ayer en Ayacucho se restituyeron los restos óseos de 28 víctimas de desaparición forzada de los distritos de Sivia, Huanta, San Miguel, Anco, Chungui y Cangallo,casos registrados hace 25, 28 y 30 años.

La Primera, Segunda y Tercera Fiscalía Supraprovincial de Ayacucho, además de la Comisión Multisectorial de Alto Nivel(CMAN),brindaron los ataúdes para los inscritos en el Registro Único de Víctimas,también el velatorio y acompañamiento a los respectivos distritos. Porque las familias llevan a sus muertos hasta el lugar donde nacieron. La tierra que los vio nacer y que otros invadieron para traerles muerte.

El Gobierno Regional de Ayacucho concede ataúdes para no inscritos. El Comité Internacional de la Cruz Roja pone los pasajes para los deudos que llegan a la ciudad desde las localidades mencionadas, a varias horas de camino.

Algunas organizaciones de derechos humanos brindan a las familias acompañamiento psicológico. ¿Cómose ha sobrevivido con el ‘no saber’ durante tres décadas? Hay una herida que no cierra y que tenemos que admitir. Hay hermanos peruanos que aún sufren, que aún buscan y esperan. De eso no debemos olvidarnos, hay que aprender a no ser cómplices.

© Katherine Valenzuela  © Katherine Valenzuela

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© Katherine Valenzuela
  © Katherine Valenzuela
© Katherine Valenzuela
© Katherine Valenzuela
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Publicado en Diario16, el 2 de diciembre de 2014

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Investigación por el crimen del periodista Bustíos está paralizada

  • A 26 años. Familiares piden a fiscal que emita dictamen sobre la presunta participación del ministro Daniel Urresti.

Por María Elena Castillo

Han pasado cinco meses desde que el expediente sobre el asesinato del corresponsal en Huanta de la revista Caretas, Hugo Bustíos, llegó a la Tercera Fiscalía Superior Nacional, sin que hasta ahora su titular, Luis Landa, se pronuncie sobre el auto de apertura de instrucción que acusa al ministro del Interior, Daniel Urresti.

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Unidas. Margarita Patiño y su hija Sharmely Bustíos no cesarán hasta encontrar justicia. (Foto: Rocío Orellana)
Unidas. Margarita Patiño y su hija Sharmely Bustíos no cesarán hasta encontrar justicia. (Foto: Rocío Orellana)
Unidas. Margarita Patiño y su hija Sharmely Bustíos no
cesarán hasta encontrar justicia.
(Foto: Rocío Orellana)
“¿Cuánto más vamos a esperar? Han pasado 26 años desde el asesinato de Hugo, y desde entonces lo único que hemos pedido es justicia”, señala Margarita Patiño, viuda del periodista.

El 24 de noviembre de 1988 Bustíos fue asesinado cuando se dirigía a Quinrapata, a cubrir el crimen de dos pobladores a manos de Sendero Luminoso.

“Todo lo que queremos es justicia, que se investigue, que la muerte de mi esposo no quede en la impunidad, que no influya el hecho de que el acusado es una autoridad. Por eso le pedimos al fiscal que se pronuncie de una vez”, demanda.

A su lado está Sharmeli, la hija mayor del periodista asesinado, quien tenía 14 años cuando ocurrieron los hechos.

Explica que solicitaron que el actual ministro del Interior se aparte del cargo, que “baje al llano” para evitar cualquier tipo de ventaja en las investigaciones judiciales.

“Es indignante que el fiscal se demore tanto en tomar una decisión. Hay evidencias muy claras y nosotros hemos esperado demasiado tiempo”, expresa la joven.

CASOS COMPLEJOS

El abogado de la Comisión de Derechos Humanos (Comisedh), Hernán Barrenechea, que representa a los familiares del periodista, refiere que, aunque no existe un plazo legal para que el fiscal se pronuncie, se ha tomado un tiempo que va más allá del razonable.

“Entendemos que el fiscal tiene varios casos complejos, pero 60 días sería un plazo razonable y ya van 150”, dijo.

En una reciente reunión que sostuvo Comisedh con el representante del Ministerio Público les indicó que está estudiando el caso y que se va a pronunciar cuando tenga claros los hechos, y después de los otros expedientes que tiene.

Landa también ve el caso de las esterilizaciones forzadas durante el gobierno de Alberto Fujimori, el asesinato del dirigente sindical Pedro Huilca, así como la acusación contra Vladimiro Montesinos y el general Luis Pérez Documet en el crimen de Barrios Altos y La Cantuta, cometido por el destacamento militar Colina.

Lo curioso es que el fiscal le ha dicho lo mismo a los abogados de las víctimas de las esterilizaciones forzadas.

Hoy, a las 7 y 30 de la noche se realiza una misa en recuerdo de Bustíos en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima,en Miraflores.

Urresti pide archivar el caso

Hace un mes la defensa del ministro Daniel Urresti presentó un escrito a la fiscalía que ve el caso, solicitando que se archive la investigación que se le sigue por el crimen de Hugo Bustíos, informa el abogado de Comisedh, Hernán Barrenechea.

Señala que el principal argumento que se indica en el documento es que no existen pruebas que lo vinculen con el crimen.

“Por esto no es así. Hay suficientes elementos para iniciar un juicio oral en la Sala Penal Nacional”, expone.

La decisión está en manos del fiscal Luis Landa.

Publicado en La República el 24 de noviebre de 2014

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Gisela Ortiz Perea, defensora de derechos humanos del Perú, lidera protesta latinoamericana contra desaparición en estudiantes en México

Por RightsPeru

Nota:

Desde mas de 20 años Gisela Ortiz Perea no descansa en buscar a su hermano, Luis Enrique, quien junto a 8 estudiantes mas y un profesor de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle “La Cantuta”, fue víctima de desaparición forzada a manos de un comando del ejército peruano conocido como el Grupo Colina. Ella fue uno de los activistas más visibles de los familiares de La Cantuta, quienes no descansaron hasta lograr la extradición, enjuiciamiento, y sentencia al ex presidente Alberto Fujimori, quien fue condenado en 2009 por la justicia peruana como el responsable máximo de estos crímenes.

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Ahora, lidera una protesta latinoamericana para llamar la atención sobre la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa en México. Ha realizado plantones pidiendo justicia para los estudiantes y los demás desaparecidos frente a la Embajada de México en Lima, y prepara una serie de actividades de solidaridad con las familias de los jóvenes mexicanos. Aquí un reportaje de La Vanguardia sobre la solidaridad internacional que ha despertado la desaparición forzada de los 43 estudiantes, una práctica que se tornó una práctica común de las dictaduras latinoamericanas y lamentable persiste hoy en día, y el impacto que tiene sobre la vida de los familiares de la víctima y sobre la comunidad en general.

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Gisela Ortiz Perea: “Las desapariciones forzadas buscan sembrar el miedo en la gente”

  • Gisela Ortiz Perea lucha por encontrar a su hermano secuestrado y ejecutado por militares hace más de 20 años. Hoy narra el difícil camino que deben afrontar las familias tras sufrir desapariciones forzadas como las de México

Gisela Ortiz Perea no titubeó ni un segundo para sumarse a las protestas internacionales contra la desaparición forzada de los 45 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa (México). Desde Lima, esta defensora de los Derechos Humanos exige justicia frente a la Embajada de México, y prepara una serie de actividades de solidaridad con las familias de los jóvenes mexicanos.

Ella ha vivido en carne propia la pesadilla de la desaparición forzada que recién ensombrece a las familias de los jóvenes de Ayotzinapa. Y es que Gisela Ortiz perdió a su hermano Luis Enrique durante la madrugada del 18 de julio de 1992, cuando un comando del ejército secuestró a un grupo de nueve estudiantes y un profesor de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle que desaparecieron.

Este comando militar recibió órdenes del entonces presidente Alberto Fujimori, quien ha sido sentenciado a 25 años de cárcel tras comprobarse que fue autor mediato del asesinato de este grupo universitario.

Pero esta sentencia no ha significado el punto final para el viacrucis de sus familiares, quienes hasta ahora desconocen dónde fueron enterrados los cuerpos, debido a que los militares implicados procedieron a desenterrarlos de la primera fosa común, para incinerarlos y trasladarlos a nuevas fosas clandestinas.

En esta lucha de dos décadas ha estado firme Gisela Ortiz en primera fila, convirtiéndose en una de las defensoras más activas en América latina. Ortiz analiza el difícil camino contra la impunidad que desde el pasado 26 de septiembre han sido obligadas a emprender las familias de los 45 estudiantes en México.

– Frente al Caso Iguala, ¿Qué lectura hace de este tipo de hechos?

El nivel de violencia que se está viviendo en México ya desborda cualquier control del Estado, siento que hay una inacción frente a las desapariciones diarias y frente a los asesinatos. La situación de violaciones a los derechos humanos se “normaliza” y hace que la impunidad vaya quedando como política de Estado y la indiferencia en la gente se vaya sembrando y no reaccione frente a los crímenes; como si fuera normal amanecer con personas asesinadas y colgadas cada día.

En el caso de la desaparición de Ayotzinapa, es responsabilidad de la policía, del gobernador, del Presidente de la República que nunca salió a pronunciarse en contra de estos hechos o manda buscar a los desaparecidos para dar respuesta a sus familiares y a toda la comunidad internacional que está preguntando ¿Dónde están?; entonces tenemos a ciudadanos desprotegidos frente al crimen organizado, las mafias o cárteles y también frente a agentes del Estado que también cometen los mismos crímenes y, lo que es peor, no sienten la presión para responder por ellos.

– ¿Qué falla para que sigan ocurriendo este tipo de violaciones?

Todo el sistema democrático debe estar cimentado en el respeto a la vida. El sistema de protección de los derechos humanos que no sólo está contemplado en la legislación mexicana sino en el sistema interamericano, del cual México es parte y el sistema universal como la ONU. Eso a nivel legal. Si el Estado o los tribunales internacionales no están condenando estos crímenes, se deja carta abierta para que se sigan cometiendo, el mensaje es: no importa que maten, que desaparezcan, acá no pasa nada.

Por último, el miedo. Son crímenes que tienen un mensaje social, el sembrar el miedo en la gente: “No te metas, no digas nada, no hagas nada”. Y ese miedo paraliza a las mayorías y nos vuelve indiferentes.

– ¿Cómo evalúa la respuesta de la comunidad internacional?

En este caso en particular creo que ha sido inmediata, oportuna, de salir, denunciar, exigir respuestas al estado mexicano. Ayotzinapa puede significar un antes y un después en la reacción de la comunidad internacional frente a las desapariciones forzadas últimas que se han estado dando.

– ¿Y la del estado mexicano?

Nula. Si bien se apuraron en exhumar unas fosas que fueron denunciadas como “posibles sitios de entierro” de los estudiantes desaparecidos; en ese lugar no se encontraron a estas víctimas sino a otras, lo que es peor aún porque significa que México puede estar lleno de sitios de entierro ¿desde cuándo? ¿quiénes son esas víctimas? ¿por qué no se hizo nada antes? Y lo principal ¿dónde están los normalistas?

– Usted es una de las defensoras de derechos humanos más activas de Perú. Un camino que emprendió tras la desaparición de su hermano. ¿Qué ha implicado este hecho para usted y para su familia?

Un crimen de esta naturaleza te marca de por vida; no sólo por el daño emocional que significa la ausencia del ser querido sino porque la impunidad que persiste por meses, años, va haciendo que te dediques a esta lucha dejando de lado tus proyectos personales como estudios, trabajos, tener hijos y desgasta también la relación con la familia, que muchas veces no entiende la terquedad de la lucha. También significa cambiar totalmente de planes, yo no pensé ser activista de derechos humanos y aquí me tienes pensando y participando en las acciones por los estudiantes de Ayotzinapa.

Es que uno sabe lo que significa tener a un hermano desaparecido; el dolor de perderlo, la indignación de la injusticia, la rabia frente a la indiferencia y la complicidad de nuestros estados que no nos defienden, sino defienden a los criminales. Y después de eso no puedes quedar paralizado. Tienes que hacer algo, mucho mejor si son acciones legales utilizando todas las herramientas que te da la democracia.

– ¿Cuántos desaparecidos existen en su país?

Aunque no hay estadísticas claras sobre el número de desaparecidos que nos dejó el conflicto armado interno, se calcula que son entre 12.000 y 15.000 peruanos. La mayoría de ellos, campesinos, quechuahablantes invisibles para nuestros políticos.

– ¿Qué obstáculos existen en el Perú para que tras tantos años aún como familia vivan este largo viacrucis?

Varios. Por un lado, no hay una política de búsqueda de personas desaparecidas que plantee una estrategia para saber cuántos desaparecidos son y cómo hay que buscarlos. Por otro lado, un sistema judicial débil para encontrar información, investigar, juzgar y sancionar.

– En México exigen que se publiquen los nombres de las 22.300 personas desaparecidas en los últimos años. ¿Qué importancia tiene la memoria y la lucha activa en casos de las desapariciones?

Es importante que los desaparecidos dejen de ser cifras o estadísticas, tienen un nombre y hay que conocerlo; tienen familias y hay que saber de su dolor y de sus dramas, tienen historias y hay que compartirlas; tienen rostros y hay que mostrarlos porque son como nosotros.

La memoria es nuestra mejor herramienta en la lucha contra las desapariciones forzadas, porque habrán desaparecido físicamente a quienes amábamos pero no pueden quitarnos sus recuerdos, lo vivido y compartido. Ese es nuestro mejor tesoro y no podrán arrebatarnos.

Quienes los tenemos siempre presentes en nuestras acciones, sabemos que ellos se multiplican en cada uno de quienes se suman solidariamente, sabemos que ganamos el cariño de otros hermanos. Y ese debe ser el peor castigo para los criminales, saber que nunca podrán borrarlos como ellos quisieron.

– Usted trabaja en una de las zonas del Perú – como es Ayacucho – donde se reportaron el mayor número de desaparecidos. Y tras varias décadas ahora presencia las reparaciones, a madres que pueden enterrar a sus hijos. ¿Esto es suficiente?

Si bien se entregan los cuerpos, hasta ahora hay que buscar de qué manera otras instituciones apoyan para asumir los otros gastos: traslado de los familiares (muchos viven en comunidades o se han desplazado a ciudades de la costa y las restituciones se hacen en Ayacucho); quién apoya con los gastos de alimentación, alojamiento; quién construye los nichos para los entierros, etc.

Además de estos gastos, hay una gran afectación emocional en los familiares, que no reciben ningún tipo de ayuda por parte del Estado, desde el acompañamiento necesario hasta atención más especializada. Así mismo, muchos son padres ancianos que este tipo de diligencias les terminan enfermando y tampoco reciben una atención adecuada.

– En Perú se han solidarizado con el caso mexicano. ¿Qué tipo de acciones/protestas están realizado?

Hemos realizado un plantón frente a la embajada de México en Lima, convocado por la Coordinadora contra la Impunidad, que es un colectivo de jóvenes universitarios y de algunos familiares de víctimas que trabaja en temas de derechos humanos de manera voluntaria. Nos hemos comprometido a realizar otros plantones frente a la casa del embajador porque a partir de las cinco de la tarde ya no hay nadie en la embajada, y nuestro objetivo es que nos vean y nos escuchen los representantes del Estado mexicano. Estamos convocando a federaciones de estudiantes de universidades para que hagan acciones dentro de sus propias universidades en solidaridad con los estudiantes; espero que haya capacidad para hacerlo.

– Una tarea ardua frente a estas realidades. ¿Cuál ha sido su clave para mantenerse tan firme en este largo camino?

¡La solidaridad! Esa ha sido y sigue siendo la clave. Una palabra de aliento, un abrazo, personas marchando a tu lado con la misma indignación; ver a otros jóvenes sumándose, dando de su tiempo para reclamar por personas que no conocen, que no son su familia pero que se indignan frente a la injusticia y salen; eso me llena de esperanza de que es posible seguir luchando para cambiar esta situación de injusticia e impunidad que todavía vivimos.

Publicado por La Vanguardia, el 9 de noviebre de 2014

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Cuatro años de juicio de Accomarca y tribunal aún no dicta sentencia

Por Gabriel Mazzei M.

El último martes se cumplieron cuatro años de juicio oral por la matanza de 69 campesinos en el distrito de Accomarca, Ayacucho, cometido en 1985 por efectivos del Ejército, y la Sala Penal Nacional que lleva el proceso aún no emite sentencia.

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Postergación. Deudos reclaman celeridad al Poder Judicial © La RepúblicaPostergación. Deudos reclaman celeridad al Poder Judicial
© La República
El juicio se encuentra en la etapa de oralización de pruebas de las partes, que tomaría al menos dos audiencias más.

Para el abogado del Instituto de Defensa Legal (IDL), Juan José Quispe, el retraso del tribunal, que preside el juez Ricardo Brousset, se debe a las decisiones del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial (CEPJ) que no prioriza los casos emblemáticos de derechos humanos y remueve a los magistrados que llevan estos procesos.

Detalló que un integrante del tribunal de Accomarca fue cambiado por disposición del CEPJ, con lo cual otra modificación en su conformación significaría el quiebre del juicio. Anotó que las audiencias se realizan cada 12 días, plazo máximo que de acuerdo a ley se deben dar para que no se quebrante el proceso.

“El juicio corre riesgo latente de quebrarse como ocurrió con Rodrigo Franco”, añadió.

Celestino Baldeón, cuya madre fue ejecutada por los militares, lamentó que a cuatro años de iniciado el juicio oral aún no se dicte sentencia.

La fiscalía pide 25 años para los 29 acusados, oficiales y suboficiales del Ejército, entre ellos Telmo Hurtado.

Publicado por La República, el 6 de noviebre de 2014

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Ayacucho recuerda a sus víctimas

Por Jaqueline Fowks

En mayo de 1980, en la sierra sur del país, la organización marxista-leninista Sendero Luminoso inició una guerra contra el Estado peruano quemando material electoral en la víspera de los comicios del retorno a la democracia. Aquellas llamas prendieron y marcaron el inicio de 20 años de violencia que dejaron más de 69.000 víctimas mortales y casi 16.000 desaparecidos. Producto de las exhumaciones, el Ministerio Público de Perú ha identificado los restos de 1.689 personas y ha devuelto 1.485 para que sean enterrados. Sin embargo, miles no tienen todavía dónde cumplir los rituales del Día de Muertos, de modo que tres instituciones organizaron, por primera vez, un acto masivo en su honor en la Plaza de Armas de Ayacucho (en la provincia de Huamanga), el departamento más afectado por el conflicto.

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Una mujer adorna con flores la tumba de un familiar. / rodrigo abd (AP)
Una mujer adorna con flores la tumba de un familiar. / rodrigo abd (AP)
Una mujer adorna con flores la tumba de un familiar
rodrigo abd (AP)
La ceremonia se inició con un recorrido desde el cementerio de Huamanga, abarrotado de familias, hasta la Plaza de Armas. Bajo la lluvia, una banda de músicos acompañaba el paso de los representantes de la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (ANFASEP) —la organización de víctimas de la violencia más antigua en Perú—, y personal y directivos del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) que portaban arreglos florales. En la Plaza de Armas, el artista Lalo Quiroz había diseñado alfombras de piedras pintadas y un camino que el grupo recorrería al llegar —en referencia a la difícil búsqueda de los cuerpos de los desaparecidos—, pero la lluvia obligó al grupo a protegerse.

Según la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), que indagó en 2002 y 2003 los crímenes cometidos de 1980 a 2000, Sendero Luminoso fue responsable del 54% de las víctimas mortales y los agentes estatales del 37%. El porcentaje restante se debió a los comités de autodefensa. “No son 1.000, no son 2.000, son muchos más. Seguimos buscando a nuestros familiares, ¿qué ha pasado con ellos? Los sacaron de nuestras casas cuando estaban durmiendo. ¿Por qué no nos los pueden entregar para dar cristiana sepultura?”, exigió Adelina García, presidenta de ANFASEP, en el escenario levantado para la ceremonia. El presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Salvador Piñeiro, y el obispo de la Iglesia Metodista, Samuel Aguilar, destacaron la necesidad de apoyar los esfuerzos de búsqueda de los desaparecidos.

Medio centenar de ataúdes vacíos, de color blanco, flores y mesas con ofrendas de maíz tostado, frutas y wawas (los panes del Día de Muertos), presidían el escenario. Cuando oscureció, las socias de ANFASEP se acercaron a las mesas para encender unas velas de colores. Elena Gonzales Chinquillo prendió tres, y sujetaba hacia el pecho tres portarretratos con las fotos de quienes perdió en el tiempo de la violencia. “Martín Arcadio Gonzales, papá; Julia Chinquillo Miranda, mamá; Santiago Gonzales, mi hermano. Se los llevaron el 27 de octubre de 1983 a la base militar de Totos. No los encuentro, sigo buscando”, relató. Totos fue uno de los centros de detención ilegal y tortura, en la provincia de Cangallo. Otra de las personas que lloraba a sus seres queridos, Adelina García, recordaba que sus familiares y ella iban juntos al cementerio a realizar ofrendas como la que en esos momentos hacía. “Quizá con esta actividad de difusión podamos encontrar a nuestros seres queridos, hoy estamos recordando a todos los desaparecidos”, decía. La ceremonia se llamó Yuyariwayku (Recuérdanos, en quechua).

El presidente de la Coordinadora Regional de Afectados por la Violencia de Ayacucho, Felimón Salvatierra, reiteró la petición al Ministerio de Justicia para que presente al Congreso el proyecto de ley de búsqueda de desaparecidos. Su padre, ganadero y comerciante, está desaparecido desde febrero de 1983. “Dicen que los policías de investigación, que entraron encapuchados al pueblo, se lo llevaron junto con otras tres o cuatro personas. Nunca fui a poner flores o a prender una vela hasta hoy, porque mi hermana ha muerto hace pocos días. Y no solo el Día de Muertos es un día triste, sino también el cumpleaños de mi padre y el día que se lo llevaron”, expresaba emocionado.

“Con esta ceremonia, queremos ofrecer una alternativa a quienes hoy no pudieron poner flores en el cementerio. Una oportunidad para que le lleven a su padre o madre la comida preferida. Ojalá en un futuro cercano no sean necesarias estas alternativas”, expresó Carole Pittet, delegada de Protección de la Cruz Roja en Perú. En Ayacucho sí había lugar para las flores.

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El conflicto a través de la pantalla

Hasta 2010, la cinematografía peruana dedicó 15 largometrajes a los años de la violencia, pero en los dos últimos la cantidad de cortometrajes y documentales sobre el tema se ha incrementado notablemente, y algunos directores son víctimas directas, como Heeder Soto, hijo de desaparecido y autor del documental Caminantes de la Memoria.

“En Perú se han producido más de 100 obras audiovisuales referidas al conflicto armado interno y su impacto en los derechos humanos”, indica Rodrigo Portales, investigador y crítico cinematográfico. Con la asociación ImaginAcción, organiza muestras para difundir estas producciones.

“Damos a entender que la violencia ha dejado huella. Queremos que los más jóvenes sepan cómo ha sido”, añade Vanesa López, del colectivo de arte Resurgimiento Ayacucho. La semana pasada, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos —la más antigua del país— se celebraron dos conferencias sobre el conflicto armado interno. Una de las moderadoras, la politóloga Carmen Ilizarbe, comentó que los más jóvenes sienten “la responsabilidad de afirmar la idea del nunca más, y de impulsar la justicia y la democracia”.

Publicado por El País, el 3 de noviembre de 2014

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Empatía

Por Eduardo Dargent (*)

Esta semana en Huamanga el Ministerio Público entregó a sus familiares los restos de 65 ciudadanos asesinados durante el periodo de violencia política. Las imágenes son poderosas. Un largo cortejo de ataúdes blancos, familiares que esperaban este día desde hace décadas. Sus historias muestran tanto la insania del totalitarismo senderista como los abusos de un Estado que trató a parte de sus ciudadanos como desechables. En estos años se han recuperado cerca de 3,000 cuerpos en fosas clandestinas, e identificado y entregado a sus familias alrededor de 1,500. Faltan miles más.

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Esta historia, sin embargo, fue largamente ignorada por los medios y la ciudadanía en general. Salvo excepciones, los deudos no tuvieron espacio en la esfera pública. Los titulares de la semana se los llevaron el ministro gritón y el entornillado de la FIFA. Ningún político les dedicó siquiera unas palabras.

No puedo decir que me sorprendan estos silencios. Pero sí deben seguir indignándonos. En Argentina una abuela de mayo recupera a su nieto y es notica varias semanas. Aquí enterramos a decenas de compatriotas y los ignoramos. ¿Qué nivel de indolencia, de ausencia de empatía, es necesario para que tantos muertos pesen tan poco?

Además de ser un acto de justicia, estos eventos tienen un enorme potencial de docencia democrática. Estas historias podrían enseñar a aquellos que piden mano dura frente a todo fenómeno y despotrican contra los derechos humanos que la incapacidad del Estado para distinguir entre inocentes y culpables es una buena razón para valorar y reforzar la legalidad. Varias historias muestran cómo el Estado en tiempos democráticos mantuvo formas de actuación propias de un Estado autoritario, indicando que las transiciones políticas solo raspan la superficie de formas arraigadas de exclusión y abuso en una sociedad desigual. Nos recuerdan, además, en qué medida el Senderismo fue un proyecto de moledores de carne que debe avergonzar a los pocos que hoy simpatizan con ese totalitarismo de manual. Todo eso se pudo decir, y no se dijo.

Podríamos quedarnos con la nota pesimista, pero déjenme darle otra mirada al asunto que sirva de reconocimiento a quienes, al perseverar buscando justicia, sí hacen docencia democrática. Si tomamos en cuenta las condiciones del conflicto peruano y sus legados, no es poco lo que se ha avanzado. Las víctimas del conflicto fueron en su mayoría de sectores rurales. Sus familiares fueron desplazados, amenazados y carecían de recursos para actuar como un grupo de presión frente al Estado. La sociedad civil que los apoya fue y es relativamente débil. El Poder Judicial y Ministerio Público no solo son débiles, sino que por años fueron controlados por gobiernos que buscaron impunidad. Y el poder de las Fuerzas Armadas fue (y es) alto, especialmente durante años clave para recoger información. Para colmo, no existe un partido político fuerte que haga suyas las demandas de los familiares de desaparecidos.

Todo apuntaba a que la búsqueda de justicia sería cuesta arriba. Y sin embargo, gracias a que se aprovecharon ciertas oportunidades (la transición que permitió la CVR), las redes de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, el compromiso de algunas autoridades y, especialmente, la perseverancia de los familiares, se ha avanzado. No lo suficiente, pero tampoco lo minimicemos. El reto es lograr que otros nos compremos esta lucha. Quizá esas nuevas clases medias, hijas de los migrantes de la violencia, tengan la sensibilidad y empatía que nos han faltado.

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Eduardo Dargent
Eduardo Dargent

Eduardo Dargent (*)

Profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP. Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Texas en Austin, máster en filosofía política de la Universidad de York, Reino Unido. Sus temas de investigación son la política de las políticas públicas, economía política y partidos. En el 2009 publicó Demócratas Precarios (IEP).

 

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Publicado en La República el 1° de Noviembre de 2014

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Hace tres décadas les arrebataron a sus seres queridos; ayer recibieron sus restos

  • Huesos y prendas de hombres, mujeres y niños asesinados entre 1984 y 1991 por terroristas e inescrupulosos militares y policías fueron recuperados de fosas clandestinas y entregados a sus familiares por el Ministerio Público.

Texto y fotos: Miguel Mejía Castro – Desde Huamanga

Restos óseos de 65 personas, la mayor parte campesinos victimados en la región de Ayacucho en los años 80 y 90, fueron entregados por funcionarios del Ministerio Público a los familiares de aquellos en la ciudad de Huamanga.

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Las 28 investigaciones fiscales realizadas han determinado que 51 víctimas fueron asesinadas por Sendero Luminoso y 29 por las fuerzas del orden. (Miguel Mejía Castro)
Las 28 investigaciones fiscales realizadas han determinado que 51 víctimas fueron asesinadas por Sendero Luminoso y 29 por las fuerzas del orden. (Miguel Mejía Castro)
Las 28 investigaciones fiscales realizadas han determinado
que 51 víctimas fueron asesinadas por Sendero Luminoso
y 29 por las fuerzas del orden.
(Miguel Mejía Castro)
En los ataúdes, de un poco más de un metro de largo, fueron colocados los huesos, además de las prendas de vestir y los objetos que portaban los comuneros en el momento que fueron ejecutados.

La madera de los ataúdes pintada de blanco resplandecía con el fuerte sol de la mañana, como las lágrimas que dejaban caer los parientes que llegaron a la capital de la región desde 25 comunidades de las serranías de Ayacucho. La tristeza que embargaba a los presentes era tan intensa que parecía que las víctimas hubieran muerto ayer y no hace más de dos décadas.

Angélica Cusi Díaz, de 75 años, cuyo esposo, hija y nieta fueron asesinados por Sendero Luminoso en 1984, tiene grabado el momento que le quitaron a su familia.

“Mi hija Lucía Cuadros tenía 14 años cuando fue llevada a la fuerza por el senderista Mario Flores Zevallos y la hizo su pareja; en aquellos años mi esposo era teniente gobernador de Belén Chapi y los terroristas lo mataron, por ello mi Lucila intenta escapar de los terroristas pero fue capturada y asesinada por el mismo Mario Flores que aún sigue vivo”, lo dice entre lágrimas la señora Angélica.

Con Lucila también murió el bebé de meses que llevaba en el vientre. La anciana llegó a Huamanga el domingo pasado, tras dos días de viaje desde el distrito de Belén Chapi. Ese día, en el local del Instituto de Medicina Legal, fue testigo del traspaso de los restos de su hija y su nieta, guardados en cajas por los forenses, a un ataúd. Antes de que sellen el féretro, un llanto incontenible se apoderó de la mujer, quien se arrodilló y tocó los restos óseos de lo que había sido su hija en vida.

DESENTERRANDO

Los cuerpos entregados ayer fueron exhumados el 2011 y 2013 de fosas comunes clandestinas. Los titulares de la primera y segunda fiscalía de Ayacucho, a cargo de las investigaciones, han determinado, basados en testimonios de los sobrevivientes, que los asesinatos fueron cometidos por policías, militares y miembros de Sendero Luminoso.

El equipo Forense Especializado del Ministerio Público (EFE) estuvo dedicado a la labor de identificación de las víctimas estos años. “Los 65 restos humanos y elementos asociados fueron identificados por métodos forenses antropológicos, odontológicos y pruebas de ADN, luego de un proceso de investigación interdisciplinaria que duró 4 años (2011-2014)”, afirma Luis Rueda, jefe del EFE en Ayacucho.

Según Rueda, los casos vinculados a esta entrega de restos humanos están relacionados con 28 investigaciones de las Fiscalías Penales Supraprovinciales de Ayacucho y Huancavelica y guardan relación con la violación de los derechos humanos. “Entre las víctimas tenemos hombres, mujeres y niños y la causa de muerte de gran parte de ellos ha sido por traumatismo craneal múltiple severo, por proyectil de arma de fuego, traumatismo torácico ocasionado por un agente duro (piedra) o traumatismo torácico por arma blanca”, agrega el forense.

La ceremonia de entrega de cuerpos en el local del Ministerio Público de Ayacucho duró tres horas y culminó al mediodía. Aquí se congregaron alrededor de 200 familiares de las víctimas y contó con la presencia del fiscal de la Nación, Carlos Ramos Heredia, el jefe nacional del Instituto de Medicina y los fiscales a cargo de las investigaciones de las matanzas en Ayacucho y Huancavelica.

“Tenemos una tarea bien dura que cumplir, sabemos que hay muchas fosas por descubrir y de manera efectiva se debe incrementar también los médicos forenses y fiscales especializados en derechos humanos para que intervengan en estos casos”, dijo el Fiscal de la Nación.

Luego del acto oficial los féretros fueron trasladados en vehículos hasta la plaza de armas de Huamanga, donde se realizó una procesión antes de ser trasladados al atrio del Templo de la Compañía de Jesús, en el que se celebró una misa al final de la cual algunos de los familiares emprendieron el camino de vuelta a sus poblados con los ataúdes.

LE QUITARON A SU FAMILIA

Otro campesino que llegó a Huamanga para recoger los restos de sus familiares fue Julio Quispe Moisés (48), quien perdió casi a todos. En 1985 efectivos de una patrulla militar ingresaron violentamente a Bellavista, un poblado del distrito de Vischongo; encerraron a los pobladores en una vivienda acusándolos de ser aliados de Sendero. Al día siguiente, los sacaron para ir matándolos en el trayecto a la comunidad de Umaru, relata el comunero.

“Antes de que rodeen el pueblo pude escapar con mi hermano y nos escondimos en una quebrada, ahí pasamos todo el día y cuando salimos por la noche vimos que los habían matado a todos, entre ellos estaban mi mamá, mi papá, mi hermana, mi esposa, mi hija, mi tía y mi prima, y a todas las enterramos en la oscuridad”, relata el hombre que solo se llevará los restos encontrados de las cuatro últimas.

En este caso, la información de la fiscalía sostiene que los militares asesinaron a 59 personas en los linderos de cuatro comunidades del distrito de Vischongo, provincia de Vilcashuamán, a fines de agosto de 1984: Umaru, Bella Vista, Machaypunco y Ccaccahuayqo.

1689 VÍCTIMAS YA IDENTIFICADAS

Las estadísticas del Equipo Forense indican que desde que empezó el programa de exhumaciones en el 2006, hasta julio del 2014, en todo el país se recuperaron 2925 cuerpos, se identificaron a 1689 y se han entregado a sus familiares 1485.

Estas cifras son pequeñas comparadas con las proporcionadas el 2003 en el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, que fija en 15 mil los desaparecidos por la guerra interna.

“Es una satisfacción darles cristiana sepultura a los seres queridos después de muchos años, otros tenemos aún el corazón adolorido por no encontrarlos y no lograr que los culpables sean castigados”, dice Adelina García, presidenta de la Asociación de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú. Ella aún busca a su esposo, desaparecido en el cuartel Los Cabitos en Ayacucho en 1983.

Publicado por La República, el 28 de octubre de 2014

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Condenan a 20 años de prisión a tres generales por matanza de comuneros

El Poder Judicial condenó a 20 años de prisión a los generales del Ejército en retiro Carlos Bergamino Cruz, Marco Antonio Ramos Cruz y Manuel Delgado Rojas, por la muerte de ocho comuneros durante un operativo militar en el distrito de Pucará, provincia de Huancayo, región Junín, en el año 1989.

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El colegiado “D” de la Sala Penal Nacional los halló responsables como autores mediatos del delito de homicidio calificado a raíz de este hecho.

La sala también condenó a 18 años de prisión al civil Roberto Cruzada Yalopoma, quien facilitó a los militares la ubicación de los comuneros, así como a 19 años de prisión a otros 8 militares como autores materiales de la muerte de los comuneros.

En la condena se establece también que los militares condenados deberán pagar de manera solidaria la suma de 500 mil soles como reparación civil a los deudos de cada una de las víctimas.

En su fallo, el colegiado determinó que el operativo militar fue ilegal, porque se utilizaron recursos del Estado de manera irregular para dar muerte a los comuneros.

Al término de la lectura de sentencia que se llevó a cabo en el penal Miguel Castro Castro, los militares condenados presentaron un recurso de nulidad con el fin de que la Corte Suprema revise sus condenas y se emita un pronunciamiento definitivo en el caso.

No obstante, mientras dura el trámite respectivo estas personas deberán cumplir sus condenas en penales de la capital.

El colegiado “D” de la Sala Penal Nacional determinó que Luis Silverio Gómez Carrasco, suboficial del Ejército implicado en el caso, quien fue recientemente capturado cuando intentaba huir del país hacia Chile, será sometido próximamente a un juicio oral para determinar su responsabilidad en este caso.

Publicado en RPP Noticias, el 6 e octubre de 2014 (enlace con audio)

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Galería: Las prendas que son testimonio de la violencia en Los Cabitos

  • En la Defensoría del Pueblo se exhiben las prendas de 50 personas exhumadas en un terreno cerca al cuartel Los Cabitos, lugar donde se torturó y asesinó a presuntos terroristas. Los encargados de la muestra afirman que la inacción por parte del Estado dificulta el proceso de reconciliación y reparación.

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Las prendas lucen llenas de tierra, la misma en la que tuvieron que cavar para enterrarse vivos miles de ayacuchanos. La ropa, incluidas chompas y pantalones de niños, también presentan marcas de quemadura debido a que en muchos casos los militares incineraron a las personas que llegaban al cuartel de Los Cabitos. Después de 30 años, los familiares de las víctimas podrán reconocer, mediante una exhibición de estas vestimentas en la Defensoría del Pueblo; pertenecientes a 50 personas exhumadas en el terreno de La Hoyada cerca del cuartel, a sus seres queridos desaparecidos desde 1983, en el contexto del conflicto armado interno (1980-2000).

Lea también: Se cumplen 11 años del informe de la CVR en medio del silencio del Gobierno

LA EXHIBICIÓN

La exhibición se llevará a cabo del 9 al 15 de septiembre, desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde. / Diego MirandaLa exhibición se llevará a cabo del 9 al 15 de septiembre,
desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde.
© Diego Miranda
La diligencia tiene la finalidad de contribuir a la identificación de las personas desaparecidas en la época del conflicto armado interno, cuyos restos fueron exhumados entre 2005 y 2009, en la zona conocida como La Hoyada, adyacente al Cuartel Los Cabitos, en Huamanga, Ayacucho. Muchas personas asisten con la esperanza de reconocer algunas de las prendas pertenecientes a sus familiares desaparecidos.”Pero, a pesar de que puedan reconocer las ropas de algún familiar, en muchos casos los militares hacían que los reclusos se las intercambiaran para evitar su identificación”, afirmó el fiscal del caso Víctor Cubas Villanueva, coordinador de la Primera Fiscalía Superior Penal.

“La idea es que las personas se acerquen y reconozcan algunas prendas de vestir de sus familiares. Para verificar la identidad se les tomaría muestras de sangre o saliva para hacer exámenes de ADN”, precisó Cubas.

En el transcurso de los años de 2005 y 2009 se encontraron los restos de al menos 109 personas. De ellos, 54 cuerpos estaban completos y llevaban ataduras en las manos, vendas en la cabeza y la evidencia en sus cuerpos de que fueron severamente torturados antes de morir. Los restos fueron depositados en fosas clandestinas, hasta el momento sólo cuatro individuos han sido identificados.

FALTA DE POLÍTICAS

Cubas informó que el Ministerio Público trabaja con un universo de 15.000 personas desaparecidas y se han logrado recuperar tres mil cuerpos, de ellos el 50% han sido identificados y la mayoría entregados a los familiares de las víctimas, pero indicó que la falta de políticas para una búsqueda intensiva podrían demorar el proceso “casi 60 años”.

La representante de la Defensoría del Pueblo, Marlene Román, afirmó que encontrar culpables directos de las torturas y asesinatos extrajudiciales cometidas en Los Cabitos se dificulta debido a que las Fuerzas Armadas no brindan los informes, ni los nombres de los militares encargados del cuartel en los años de violencia. “Lo que nos dicen es que todos los archivos son quemados cada 10 años”, detalló Román.

Cubas también señaló que la falta de cooperación de las Fuerzas Militares se debería a conflicto de intereses pues el presidente Ollanta Humala estuvo relacionado con el caso Madre Mía, en el que se le acuso de haber cometido una serie de abusos, tortura y asesinato contra la población en 1992, cuando era conocido como el ‘Capitán Carlos’ .

PROYECTO DE LEY

El Estado sólo destina 10.000 soles para indemnizar los familiares de las víctimas asesinadas y desaparecidas por el conflicto armado interno, es por esta razón que la Defensoría del Pueblo envío un proyecto de ley al Ministerio de Justicia en mayo, en el que se pide incrementar el monto de las reparaciones, indica Román. La propuesta legal también exige una política que implemente más fiscales, ayuda psicológica para los afectados y equipo forense para poder encontrar los cadáveres de los desaparecidos durante los años de violencia en el país. Hasta la fecha no hay respuesta del Gobierno.

El fiscal Cubas advirtió que existe una falta de voluntad política para trabajar en el avance de las exhumaciones y las judicializaciones de los casos.

La Defensoría del Pueblo pide al Gobierno una mayor cooperación para realizar las exhumaciones y dar con los culpables de los asesinatos y torturas © Diego MirandaLa Defensoría del Pueblo pide al Gobierno una mayor cooperación para realizar
las exhumaciones y dar con los culpables de los asesinatos y torturas © Diego Miranda

Como consecuencia de las excavaciones practicadas en los alrededores del cuartel Los Cabitos, fueron recuperados restos humados y prendas de 54 individuos ® Diego Miranda
Como consecuencia de las excavaciones practicadas en los alrededores del cuartel Los Cabitos, fueron recuperados restos humados y prendas de 54 individuos ® Diego Miranda
Como consecuencia de las excavaciones practicadas en los alrededores del cuartel Los Cabitos,
fueron recuperados restos humados y prendas de 54 individuos ® Diego Miranda

Se localizaron 58 fosas ® Diego MirandaSe localizaron 58 fosas ® Diego Miranda

Entre los años 2002 y abril de 2013, el Equipo Forense Especializado del Instituto de Medicina Legal ha llevado a cabo aproximadamente 495 exhumaciones © Diego MirandaEntre los años 2002 y abril de 2013, el Equipo Forense Especializado del Instituto de Medicina Legal
ha llevado a cabo aproximadamente 495 exhumaciones © Diego Miranda

Las prendas también serán exhibidas en el Centro Cultural de la Universidad de Huamanga y luego por el interior de Ayacucho © Diego MirandaLas prendas también serán exhibidas en el Centro Cultural de la Universidad de Huamanga y luego
por el interior de Ayacucho © Diego Miranda

 

La exhibición se realizará entre los días 9 y 15 de septiembre, desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde © Diego Miranda
La exhibición se realizará entre los días 9 y 15 de septiembre, desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde © Diego Miranda
La exhibición se realizará entre los días 9 y 15 de septiembre, desde las 9 de la mañana
hasta las 5 de la tarde © Diego Miranda

 

La exhibición se lleva a cabo en la Defensoría del Pueblo, las víctimas suelen acordarse del cuartel Los Cabitos como el infierno © Diego Miranda
La exhibición se lleva a cabo en la Defensoría del Pueblo, las víctimas suelen acordarse del cuartel Los Cabitos como el infierno © Diego Miranda
La exhibición se lleva a cabo en la Defensoría del Pueblo, las víctimas suelen acordarse del cuartel
Los Cabitos como el infierno © Diego Miranda

Autoridad fiscal se hizo presente en la exhibición © Diego Miranda.
Autoridad fiscal se hizo presente en la exhibición © Diego Miranda.
Autoridad fiscal se hizo presente en la exhibición © Diego Miranda.

Las prendas pertenecen a 50 cadaveres exhumadas © Diego MirandaLas prendas pertenecen a 50 cadaveres exhumadas © Diego Miranda

Publicado en Tempus Noticias, el 10 de septiembre de 2014

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Galería: Las prendas que son testimonio de la violencia en Los Cabitos

  • En la Defensoría del Pueblo se exhiben las prendas de 50 personas exhumadas en un terreno cerca al cuartel Los Cabitos, lugar donde se torturó y asesinó a presuntos terroristas. Los encargados de la muestra afirman que la inacción por parte del Estado dificulta el proceso de reconciliación y reparación.

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Las prendas lucen llenas de tierra, la misma en la que tuvieron que cavar para enterrarse vivos miles de ayacuchanos. La ropa, incluidas chompas y pantalones de niños, también presentan marcas de quemadura debido a que en muchos casos los militares incineraron a las personas que llegaban al cuartel de Los Cabitos. Después de 30 años, los familiares de las víctimas podrán reconocer, mediante una exhibición de estas vestimentas en la Defensoría del Pueblo; pertenecientes a 50 personas exhumadas en el terreno de La Hoyada cerca del cuartel, a sus seres queridos desaparecidos desde 1983, en el contexto del conflicto armado interno (1980-2000).

Lea también: Se cumplen 11 años del informe de la CVR en medio del silencio del Gobierno

LA EXHIBICIÓN

La exhibición se llevará a cabo del 9 al 15 de septiembre, desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde. / Diego MirandaLa exhibición se llevará a cabo del 9 al 15 de septiembre,
desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde.
© Diego Miranda
La diligencia tiene la finalidad de contribuir a la identificación de las personas desaparecidas en la época del conflicto armado interno, cuyos restos fueron exhumados entre 2005 y 2009, en la zona conocida como La Hoyada, adyacente al Cuartel Los Cabitos, en Huamanga, Ayacucho. Muchas personas asisten con la esperanza de reconocer algunas de las prendas pertenecientes a sus familiares desaparecidos.”Pero, a pesar de que puedan reconocer las ropas de algún familiar, en muchos casos los militares hacían que los reclusos se las intercambiaran para evitar su identificación”, afirmó el fiscal del caso Víctor Cubas Villanueva, coordinador de la Primera Fiscalía Superior Penal.

“La idea es que las personas se acerquen y reconozcan algunas prendas de vestir de sus familiares. Para verificar la identidad se les tomaría muestras de sangre o saliva para hacer exámenes de ADN”, precisó Cubas.

En el transcurso de los años de 2005 y 2009 se encontraron los restos de al menos 109 personas. De ellos, 54 cuerpos estaban completos y llevaban ataduras en las manos, vendas en la cabeza y la evidencia en sus cuerpos de que fueron severamente torturados antes de morir. Los restos fueron depositados en fosas clandestinas, hasta el momento sólo cuatro individuos han sido identificados.

FALTA DE POLÍTICAS

Cubas informó que el Ministerio Público trabaja con un universo de 15.000 personas desaparecidas y se han logrado recuperar tres mil cuerpos, de ellos el 50% han sido identificados y la mayoría entregados a los familiares de las víctimas, pero indicó que la falta de políticas para una búsqueda intensiva podrían demorar el proceso “casi 60 años”.

La representante de la Defensoría del Pueblo, Marlene Román, afirmó que encontrar culpables directos de las torturas y asesinatos extrajudiciales cometidas en Los Cabitos se dificulta debido a que las Fuerzas Armadas no brindan los informes, ni los nombres de los militares encargados del cuartel en los años de violencia. “Lo que nos dicen es que todos los archivos son quemados cada 10 años”, detalló Román.

Cubas también señaló que la falta de cooperación de las Fuerzas Militares se debería a conflicto de intereses pues el presidente Ollanta Humala estuvo relacionado con el caso Madre Mía, en el que se le acuso de haber cometido una serie de abusos, tortura y asesinato contra la población en 1992, cuando era conocido como el ‘Capitán Carlos’ .

PROYECTO DE LEY

El Estado sólo destina 10.000 soles para indemnizar los familiares de las víctimas asesinadas y desaparecidas por el conflicto armado interno, es por esta razón que la Defensoría del Pueblo envío un proyecto de ley al Ministerio de Justicia en mayo, en el que se pide incrementar el monto de las reparaciones, indica Román. La propuesta legal también exige una política que implemente más fiscales, ayuda psicológica para los afectados y equipo forense para poder encontrar los cadáveres de los desaparecidos durante los años de violencia en el país. Hasta la fecha no hay respuesta del Gobierno.

El fiscal Cubas advirtió que existe una falta de voluntad política para trabajar en el avance de las exhumaciones y las judicializaciones de los casos.

La Defensoría del Pueblo pide al Gobierno una mayor cooperación para realizar las exhumaciones y dar con los culpables de los asesinatos y torturas © Diego MirandaLa Defensoría del Pueblo pide al Gobierno una mayor cooperación para realizar
las exhumaciones y dar con los culpables de los asesinatos y torturas © Diego Miranda

Como consecuencia de las excavaciones practicadas en los alrededores del cuartel Los Cabitos, fueron recuperados restos humados y prendas de 54 individuos ® Diego Miranda
Como consecuencia de las excavaciones practicadas en los alrededores del cuartel Los Cabitos, fueron recuperados restos humados y prendas de 54 individuos ® Diego Miranda
Como consecuencia de las excavaciones practicadas en los alrededores del cuartel Los Cabitos,
fueron recuperados restos humados y prendas de 54 individuos ® Diego Miranda

Se localizaron 58 fosas ® Diego MirandaSe localizaron 58 fosas ® Diego Miranda

Entre los años 2002 y abril de 2013, el Equipo Forense Especializado del Instituto de Medicina Legal ha llevado a cabo aproximadamente 495 exhumaciones © Diego MirandaEntre los años 2002 y abril de 2013, el Equipo Forense Especializado del Instituto de Medicina Legal
ha llevado a cabo aproximadamente 495 exhumaciones © Diego Miranda

Las prendas también serán exhibidas en el Centro Cultural de la Universidad de Huamanga y luego por el interior de Ayacucho © Diego MirandaLas prendas también serán exhibidas en el Centro Cultural de la Universidad de Huamanga y luego
por el interior de Ayacucho © Diego Miranda

 

La exhibición se realizará entre los días 9 y 15 de septiembre, desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde © Diego Miranda
La exhibición se realizará entre los días 9 y 15 de septiembre, desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde © Diego Miranda
La exhibición se realizará entre los días 9 y 15 de septiembre, desde las 9 de la mañana
hasta las 5 de la tarde © Diego Miranda

 

La exhibición se lleva a cabo en la Defensoría del Pueblo, las víctimas suelen acordarse del cuartel Los Cabitos como el infierno © Diego Miranda
La exhibición se lleva a cabo en la Defensoría del Pueblo, las víctimas suelen acordarse del cuartel Los Cabitos como el infierno © Diego Miranda
La exhibición se lleva a cabo en la Defensoría del Pueblo, las víctimas suelen acordarse del cuartel
Los Cabitos como el infierno © Diego Miranda

Autoridad fiscal se hizo presente en la exhibición © Diego Miranda.
Autoridad fiscal se hizo presente en la exhibición © Diego Miranda.
Autoridad fiscal se hizo presente en la exhibición © Diego Miranda.

Las prendas pertenecen a 50 cadaveres exhumadas © Diego MirandaLas prendas pertenecen a 50 cadaveres exhumadas © Diego Miranda

Publicado en Tempus Noticias, el 10 de septiembre de 2014